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domingo, 1 de marzo de 2015

La política según El Kera


Por Miguel Angel Cid Cid.
Miguel Angel Cid Cid

Miguel Angel Cid Cid

Especialista en fortalecimiento y planificación institucional, con experiencias exitosas en RD y Haití. Experto en resolución de conflictos y capacitación de jóvenes y adultos. Creador e impulsor de la primera experiencia de presupuesto participativo en Villa González, República Dominicana, recorriendo decenas de municipios promoviendo iniciativas de planificación estratégica y participación socio-política a nivel local.
Cada pueblo tiene sus personajes pintorescos y solo hay que obsérvalos con atención para sacar de ellos lecciones de vida. Villa González tiene a El Kera. Y El Kera tiene una forma muy peculiar de definir a un político, como se verá más adelante.
Luis Alberto Vásquez Silverio, nombre de nuestro personaje, es un hombre de baja estatura, de tez canela y una delgadez quijotesca. Su popularidad en su municipio, cuna del mejor tabaco del mundo, obedece a su condición de borracho perpetuo. Quizás por eso sus ojos grandes y redondos parecen salírseles de su cuenca.
Unos lo consideran un “loco”; otros, un “sinvergüenza”. Pero lo cierto es que es querido por la mayoría de los villagonzalences. Y esta expresión de cariño se confirmó cuando líderes sociales y dirigentes políticos solicitaron al Ayuntamiento una asignación mensual para él. La decisión se tomó sin rodeos y a unanimidad, procediendo el entonces Alcalde Andrés Alexis Fermín a nombrarlo con 350 pesos.
Transcurrieron los años y meses hasta que llegaron las elecciones congresuales y municipales donde resultó electo Víctor D’Aza Tineo, representante del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), desplazando de esa posición al mencionado Andrés Alexis Fermín, del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
Pero antes de continuar recordemos que Villa González es un municipio de la Provincia de Santiago, sito a 14 kilómetros al noroeste de Santiago de los Caballeros, con un territorio de 104.13 km². Posee una población de 37,349 habitantes, segmentados en 19,029 hombres y,  18,320 mujeres, de los que, 18,288 vive en zona urbana y 19,061 en la rural, evidenciando una distribución equitativa en el territorio y el sexo.
De vocación agrícola, su principal cultivo es el tabaco, inicialmente este lugar fue llamado Las Lagunas. Convertido en distrito municipal en 1915, y por conflictos políticos perdió esa categoría, recobrándola en 1958. Elevado a municipio de la provincia de Santiago en 1991, al tiempo que se le dio el nombre de Villa González. Cuenta con los distritos municipales Palmar Arriba y El Limón. Quinigua, Palmar Abajo y Las Lavas son secciones rurales con sus 37 parajes.
Pues la estrecha visión de los políticos criollos los conduce a ver las acciones de sus antecesores con cristales oscuros, a fin de minimizar los logros ajenos. Fue esto lo que  condujo a Víctor D’Aza a considerar que 350 pesos a El Kera, era una asignación injusta, una desconsideración.
–“Eso no alcanza para nada – vociferó frente al Concejo de Regidores– ¡El Kera se merece más que eso!
Propuso, consecuentemente, elevar el monto de ayuda de 350 a 1, 200 pesos.
Pero por entonces el flamante alcalde D’Aza había construido “El Paseo de los Estudiantes”, una de sus más importantes obras de infraestructura, denominada y vendida orgullosamente como el “bulevar de Villa González”. En realidad, ese boulevard no es más que una acera elevada por encima de las demás y con unas dimensiones entre dos o tres metros de ancho.
Pero de acuerdo a la retórica populista era una edificación tan “importante y vistosa” que ameritaba atención especial. Por ello esta labor se le encomendó a El Kera, quien quedó nombrado con los 1, 200 pesos, mencionados. De modo que ahí estaba la ínsula de El Kera y, por tanto, debía mantenerla limpia.
El Kera agradeció, sin embargo, con tímida cortesía lo que él entendió como una degradación.  Según su lógica, él era miembro de la seguridad del alcalde. Y dicho puesto se lo había dado el mismo D’Aza de manera oral.  Un rol, por cierto, complejo y arduo, consistente en anunciar con algarabía la llegada y la salida del jefe del pueblo, franquear su paso, empujar a uno y otro lado la gente para mantenerla a raya. Y dirigirse a todo el mundo con su entrecortada forma de hablar y pluralizando las palabras agregando una “s” larga y sibilante como el sonido de la brisa pasando por entre las canas de los ranchos de tabaco.
El pesar, la deshonra mantuvo a El Kera sumido en una profunda reflexión. Pero semanas después, ya decidido, se presentó al Ayuntamiento y esperó callado al  ejecutivo municipal. Al verle salir de su oficina, lo abordó:
– “Vea Victosss, quítemes eso, déjemes mi 350 pesosss que yo lo que soy e políticosss
¿A caso quiso decir El Kera que los políticos cobran sin trabajar? ¿Cree usted que la definición del político dominicano actual guarda algún parecido con la conceptualización del político según El Kera?

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