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sábado, 14 de marzo de 2015

El dinero fácil y sus consecuencias

Don Negro Veras







Dedicatoria: Este escrito  se lo dedico a mis nietos y nietas: Yury Javier, Arturo, Álvaro, Ramón Jr., Mauro;  Paola, Pamela, Valeria, Miranda, Sofía, Alejandra y Mía.                               


Introducción
1.- Fue necesario que transcurrieran varios siglos de la historia de la humanidad, para que la  mercancía dinero llegara a desempeñar un papel preponderante en el desarrollo de las fuerzas productivas; de ahí  que  los conceptos  clases sociales, mercancía, dinero y Estado están íntimamente ligados y destinados a correr igual destino: la   desaparición.
2.- El dinero, en el mundo de hoy es, además de equivalente general, medio de cambio, medida de valor,  patrón de precios, medio de pago universal,  reserva de valor y medio de constituir un tesoro.
3.- Pero el objetivo de este escrito no es caracterizar las distintas funciones que desempeña el dinero, sino la valoración que ha llegado a alcanzar,  una  apreciación sin límites; su valimiento es de una estimación tan elevada que muchos seres humanos lo colocan por encima de su conciencia.

I.- El  dinero mal valorado.
4.- En el mundo de hoy, dependiente de la formación  de la persona, el dinero es signo de adoración;  manejado  con sentido de admiración, un insensato poseedor de él se cree con mandato divino;  algo así como que le merece adoración ilimitada.
5.- Utilizado  sin una visión clara de lo que es en sí,  el dinero lleva a los débiles de espíritu a formarse la absurda  idea de que  están investidos con el mandato  celestial para amar y odiar, honrar y deshonrar, exaltar y propagar, santiguar y profanar.
6.- El dinero, en las sociedades sostenidas bajo sistemas sociales como el que hoy predomina en nuestro país,  dependiendo de la ubicación social y criterio ideológico de la persona y la ambición  por él,  conduce a la degradación  vulgar, el descrédito absoluto, al arrastre pervertidor, a ser un canalla sin posibilidad de regeneración.

II.- El dinero condiciona la persona.
7.- Por su preeminencia en un determinado medio social, el dinero condiciona a amplios sectores, clases y capas sociales que, dominadas por un  patrimonio económico fuerte, llegan a creerse que están por encima del bien y del mal,  a envanecerse de tal forma que se convierten en enanos engreídos, se envalentonan hasta el extremo de la fanfarronería; su mundo circundante lo imaginan alrededor de su cuenta bancaría.
8.-    El dinero  se convierte en algo tan  penetrante en la persona que lo ambiciona y lo tiene como símbolo,  que la transforma en un ser humano en  descrecimiento,  de juicios vanos;  de actitud humilde la cambia  a fatuo,  de trato sencillo y llano la convierte en arrogante, presumida  y altanera.
9.- Aquel que hace de su vida  tener dinero, procura obtenerlo  como  coraza, con la falsa creencia de que lo protegerá siempre; que será su instrumento de defensa; que su existencia estará acompañada  de un blindaje ante cualquier ataque físico, moral o legal.
10.- La más fina  manifestación de la especie humana, el amor a los demás es,  en algunas ocasiones, procurado mediante el dinero, convirtiendo la ternura en algo  comercial; se comercializa el querer y la estima; y hasta  la predicción o rechazo de un ente social hacia otro.
11.- La condición  de clase social, la confusión  ideológica o la ignorancia, permite que la acumulación de dinero, en determinado grupo  social, vulnere los derechos de la  mayoría  de la sociedad;  perjudica a  los que son los más y no están  en el  disfrute del  poder  político del Estado.
12.- Conflictos entre  amigos, Estados y  gobiernos, muchas veces tienen su origen  en el dinero, y  las dificultades se generan en forma áspera;  el dinero coloca en un trance cuando está  de por medio;  la disconformidad impide cualquier aprobación decorosa  cuando hay   billetes de bancos  en juego; algunos se pavonean al hacer alarde de su riqueza la cual los  hace achicarse mental y físicamente.
15.- Es  fuerte la incidencia que ejerce el dinero en la conciencia de amplios sectores de nuestra sociedad; se percibe que domina, que  convierte en dócil a algunos dominantes, y a los  autoritarios en  mansos y tolerantes.
16.- La penetración del dinero en el cerebro de muchos seres humanos es tan profunda que transforma a los íntegros, probos y muy honrados, en  afrentas e indecentes; los hace afortunados pelagatos y menesterosos pobretes.
17.- Las mujeres y hombres de bien que cambian de conducta por dinero,  demuestran  la fragilidad, la inconsistencia de los  principios éticos y morales que decían sustentar como norma  de vida;  ceden ante la podredumbre  y la siempre tentadora corrupción.


III.- Dinero limpio y dinero sucio.
18.- El dinero mal adquirido, como aliado impúdico de la corrupción, guía a su poseedor a la vileza, ignominia y depravación infame; lo convierte en  huérfano  de virtudes, y horriblemente dañoso social.
19.- El dinero lícito, fruto del trabajo, utilizado para satisfacer necesidades materiales y espirituales de quien lo produce, no tiene nada de pecaminoso; pero no obstante su legitimidad, si es destinado para  dañar,  emponzoñar,  pervertir  a los demás, entonces desnaturaliza su origen convirtiéndose en un dinero malsano, socialmente nocivo.
20.- El afán por disponer de dinero fácil ha degradado la  política dominicana  al convertirla en un medio de enriquecimiento ilícito; el politiquero es visto como un degenerado que contribuye a depravar el medio social.
21.-  En nuestro país se impone  eliminar el clientelismo político,  para que el dinero no siga reduciendo la honra al nivel alto o bajo dependiendo del patrimonio económico; el   robo del dinero del erario envilece y hace imposible asear la vida pública.

IV.- El dinero,  la escuela y la juventud
22.- Debemos instruir a los niños para que se levanten como personas eminentes por su conducta intachable en el medio social donde viven;  ganar nobleza con los estudios y el trabajo; llegar  a ser insignes, no por tener dinero, sino   por lo útil  que han sido para la sociedad; por la trascendencia  de que se hace acreedor  el que asciende por méritos, no por dinero adquirido a costa de la deshonra, la degradación, la ignominia y el avasallamiento.
23.- En los centros educativos del país, a todos los niveles, hay que difundir la idea de que aspirar   a tener dinero por cualquier vía mantiene a la sociedad dominicana contaminada por los vicios sociales más  despreciables, entre los que se destacan la corrupción en sus diferentes modalidades,  el timo vulgar, el pillaje descarado, y el latrocinio sin límites.
24.- Los educadores de aquí deben formar a nuestra   niñez para que desarrolle sus facultades intelectuales, sociales y morales en el correcto proceder; llevándole la idea de que el dinero obtenido sin el mayor esfuerzo contribuye a levantar un ser humano hueco, sin valores personales a exhibir ante la sociedad.
25.- De nuestras escuelas han de salir   seres humanos con la convicción  de que envilece el dinero que no es generado con el trabajo; que la conciencia de ser integro, probo y virtuoso, se consigue con el esfuerzo,  no con el desaliento, la  haraganería y la poltronería.
26.-  De seguir la escuela dominicana como hasta ahora, formando la niñez con la idea de que  el dinero está por encima de la decencia, vamos a continuar con una sociedad humana  dominada por los vicios, corrompida, víctima de la crápula política, sacrificada por los depravados y perjudicada por los pervertidores.
27.- La realidad dominicana de hoy nos está diciendo que vamos por mal  camino, porque las virtudes cívicas han sido olvidadas y su espacio  ocupado por la ambición desmedida de tener dinero fácil; acumular dinero para  exhibir  riqueza; abundancia de bienes adquiridos en forma ilícita, bienestar alcanzado en base al robo al erario; lucir acomodo  por la indigencia de la gran mayoría del pueblo.
28.- A la niñez dominicana  hay  que  inculcarle que sólo el dinero fruto del trabajo digno ha de ser recibido;  que la  pestilencia, la hediondez que predomina hoy en el medio social dominicano es porque la mercancía dinero está en  muchas manos tufaradas, podridas, contaminadas por negocios  sucios.
29.- Hay  que hacer saber a la juventud dominicana que no debe desesperarse  por obtener  dinero porque  el dinero no da talento, capacidad ni méritos. Algunas veces sólo sirve para satisfacer apetencias desmedidas.
30.- Los niños deben saber que en caso de llegar a ser profesionales,  su actividad  no es  para hacer riquezas, sino para aportar un servicio a la sociedad donde se ejerce; ella da prestigio y permite una vida digna y decente; aquel  que se desespera y persigue obtener  dinero sin importar los medios, termina mal, renegando de la ética y la decencia.
31.- En un medio donde se   aplica el criterio de que todo se vale,  hacer dinero se ha convertido en algo tan fácil que hasta con un susto se logra adquirirlo, sin tener que esforzarse permaneciendo veinte años estudiando, por eso el que trafica con drogas pasa sustos, pero no ha necesitado estudios, sacrificios ni talento para hacer dinero.


Santiago de los Caballeros,
13 de marzo de 2015.




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