Dr. Ramón Antonio Veras.
Capítulo XV (2)
Después de una campaña hecha
principalmente por la radio de la ciudad, el domingo 23, más de trescientas
personas, hombres y mujeres de Santiago, entre los cuales había estudiantes,
sacerdotes, obreros, seminaristas, abogados y otros profesionales, se lanzaron
a las calles, casa por casa, pidiendo algo para la libertad de Onelio
Espaillat, llevando como identificación una carta y una banderita que decía:
«Dame algo para la libertad de Onelio».
Desde las siete de la mañana Salvador Jorge Blanco y yo estábamos en la Alianza
Cibaeña para recibir los aportes que se hicieran personalmente. El primer
aporte que llegó fue de un señor de El Mamey, que entregó un peso. Luego vino
un aporte significativo de Marcelo Bermúdez.
De inmediato comenzaron a llegar los recaudadores; todos venían contentos,
optimistas, interesados en saber cuánto se había recolectado; algunos
preguntaban: ¿faltan muchos cuartos para llegar a los dos mil pesos?
El padre Esteban, un sacerdote militante por la causa de los humildes, visitaba
constantemente los barrios marginados para ver cómo marchaba el trabajo de
recaudación; luego volvía y me decía: Negro, ¿hacen falta muchachos en algunos
barrios?
El Ing. Eulogio Santaella, el domingo de la recaudación cambió momentáneamente
de profesión: hizo la labor de contabilidad junto con el Lic. Juan Guillermo
Franco.
El doctor Conrado González Monción y el licenciado Domingo Fadul, se encargaron
del transporte; la licenciada Dilena de Rodríguez, la viuda Minaya, el doctor
Rafael Nicolás Gómez, el bachiller Tiagarlay Núñez, Germania Luna y las esposas
de algunos miembros del Comité, después de terminar la labor de recaudación en
sus respectivas zonas, se encargaron de recibir el dinero.
Los barrios marginados de Santiago, de la época, demostraron gran sensibilidad,
y fue desde donde se recibieron los mayores aportes. Los sobres de barrios
tales como Pueblo Nuevo, La Joya, Los Pepines, Los Jazmines, Camboya, Corea,
Vietnam, Buenos Aires, Bella Vista, Ensache Libertad y Bermúdez, El Ciruelito,
y otros llegaban a la Alianza Cibaeña con buenas sumas en monedas.
El pueblo de Santiago respondió al llamado de solidaridad y humanismo que se le
hizo.
Al terminar la jornada, el doctor Salvador Jorge Blanco y yo, en nombre del
Comité, emitimos un documento en el cual expusimos lo siguiente:
El Comité Pro recaudación de la multa de RD$2,000.00, que Onelio Espaillat debe
pagar al Estado dominicano, expresa su reconocimiento a la comunidad de
Santiago de los Caballeros y a aquellas personas que de otros lugares, dieron
su aporte.
La jornada que el domingo 23 de este mes se escenificó en esta ciudad de
Santiago de los Treinta Caballeros, fue una demostración de humanismo, cultura
y concienciación sin precedentes en el país. Los 300 visitadores, compuestos
por hombres y mujeres, jóvenes y viejos, profesionales y obreros, y también por
la gran mayoría de los miembros de los clubes culturales, trabajaron con la
mística tradicional de esta ciudad y con una honradez enaltecedora.
La recaudación, a las 7:30 del domingo 23, había llegado a RD$4,072.80.
Inmediatamente el Comité dispuso que sus delegados se trasladaran a la capital
el martes 25 a pagar la multa y obtener la libertad de Onelio Espaillat.
Luego el Comité se reunirá el miércoles 26 para disponer la forma en que se
empleará el excedente, de todo lo cual se publicará un aviso en la prensa con
el detalle del ingreso y del egreso, de manera que todo el pueblo conozca como
sus fondos han sido manejados. Mientras tanto, están depositados en una cuenta
de un banco de esta ciudad.
Salvador Jorge Blanco – Ramón Antonio
Veras
24 de junio de 1974.(40)
Se pagó la multa y Onelio Espaillat quedó en libertad. Con la suma restante se
abrió una cuenta y de ella se extraía una suma mensual, con la autorización de
Guillermina –la esposa de Onelio–, para pagar la educación de sus dos hijos que
vivían junto a ellos en la calle Sabana Larga.
Siempre mantuve con Onelio, una relación que llegó a nivel familiar. Él
sostenía una posición firme en defensa de sus ideas comunistas. Recuerdo que
para definir a los renegados de la lucha revolucionaria y señalar a los flojos
decía una frase muy suya: «Mira Negro, ese ya se rajó, está degomao».
No pasaban dos días sin que Onelio y yo nos juntáramos para hablar de distintos
temas de la situación política nacional. Siempre fue un apasionado en la
defensa de sus ideas y en los criterios que sostenía en torno a la problemática
nacional e internacional.
Las veces que fue detenido y llevado a la cárcel, con el agravante de su estado
de salud por la aguda diabetes que le acompañó durante muchos años de su vida,
le hizo amarga su existencia. Pero Onelio tenía una voluntad firme de lucha lo
que le permitió llegar hasta los últimos años de su vida combatiendo por las
mejores causas del pueblo dominicano.
Capítulo XVI
La segunda reelección de Balaguer en
1974
El año 1974 fue de mucha represión en todo el país. Por ejemplo, en Puerto
Plata, el militante del 14 de Junio, Apolinar Estrella Mancebo, fue acusado de
poseer una granada fragmentaria. Le asistí en su defensa y se comprobó que la
acusación era falsa. (41)
En San Francisco de Macorís, fueron detenidas varias personas acusadas de tener
en su poder una gran cantidad de armas de fuego. En compañía de monseñor Roque
Adames y el periodista Ramón de Luna, me trasladé hasta allí para indagar el
destino del joven Pablo Liberato Rodríguez, dirigente de izquierda del MPD,
quien desapareció allá, en Macorís, bajo la jefatura del coronel Paulino Reyes
de León. Nunca se supo ni se sabe hoy dónde reposa su cadáver. (42)
La situación que estaba viviendo el pueblo de San Francisco de Macorís
resultaba tan alarmante que me motivó a escribir un artículo con el título
«Terror en Macorís», en el cual reseñaba el estado insoportable de vida que se
respiraba en aquella ciudad. (43)
El 2 de agosto fue detenido en Santiago el militante revolucionario Gerardo
Marmolejos. De inmediato fue trasladado al Departamento del Servicio Secreto de
la Policía Nacional en Santo Domingo. En compañía de los doctores Salvador
Jorge Blanco y Abel Rodríguez del Orbe, interpuse un recurso de hábeas corpus a
su favor. (44)
Un tribunal dispuso su puesta en libertad, pero la Policía lo mantuvo detenido.
Finalmente fue condenado a dos años de prisión. (45)
Es bueno consignar que Marmolejos, quien ahora reside en España sin militancia
política y es tío del dirigente peledeísta Daniel Toribio Marmolejos, es
también uno de los dominicanos que siempre ha estado ligado a todas las causas
justas que ha librado el pueblo dominicano.
En otro orden, preocupado por lo que estaba ocurriendo en el país en aquel
momento, el 11 de julio de 1974, el profesor Juan Bosch, me remitió la
siguiente carta:
Señor
Dr. Ramón Antonio Veras
Secretario General de la
Asociación de Abogados
de Santiago.
Muy estimado amigo:
Seguramente estás enterado de que soy miembro del Tribunal Beltrand Russell II
y de que debo viajar en enero del año que viene a Bruselas donde se reunirá el
Tribunal para conocer los casos de violaciones de los derechos humanos en la
República Dominicana y en otros países de la América Latina.
Reunidos para estudiar los detalles de mi viaje, el Comité Político del PLD
acordó que me dirigiera por tu medio a la Asociación de Abogados de Santiago y
a la Asociación Dominicana de Abogados de la Capital por medio de su
presidente, Dr. Bienvenido Mejía y Mejía, pidiéndoles que tú, en los límites de
la jurisdicción del Cibao, y él en la jurisdicción del Este y del Sur,
recogieran toda la información sobre las mencionadas violaciones, con el mayor
número posible de detalles, a fin de que pueda presentar ante el Tribunal un
expediente que sirva para fundamentar algún tipo de instancia ante los
organismos internacionales encargados de velar por el respeto de los derechos
humanos y ante el gobierno dominicano. Con los saludos más afectuosos queda a
tu mandar, Juan Bosch. (46)
Mediante comunicación de fecha 1ro. de agosto del año 1974, le di respuesta a
la carta del profesor Juan Bosch, diciéndole, entre otras cosas, que se
dirigiera directamente a la Directiva de la Asociación de Abogados de Santiago,
presidida por el Dr. Rafael Reyes Martínez, para que así los directivos
determinaran si podía o no aportarle las informaciones que me había requerido.
La Asociación no me autorizó, pero a título personal organicé un expediente y
le suministré todos los casos de violaciones de los cuales yo tenía
conocimiento en mi condición de abogado y como simple ciudadano.