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miércoles, 2 de noviembre de 2016

En nuestro medio desapareció la sanción moral




Por: Ramón Antonio Veras.









I.- Las inconductas sin sanción  hoy

1.- Se me hace difícil explicar  el motivo, la causa real del cambio de actitud, el porqué del comportamiento  que asume hoy la generalidad de nuestro pueblo ante el proceder de personas que en un pasado reciente  ejecutaron actos reñidos con la  decencia, la moral y las buenas costumbres.

2.- Los  hechos bochornosos realizados por politiqueros  han sido  tan repugnantes que resulta muy difícil olvidarlos, y se mantienen tan presentes como si los hubieran cometido ahora mismo. La perdida de la memoria nunca puede afectar a toda una comunidad humana

3.- No resiste el menor análisis ver la forma complaciente de como son aceptados algunos grupos políticos que en su oportunidad santificaron e hicieron causa con los que con saña persiguieron y reprimieron a los que accionaban defendiendo los derechos y las libertades    públicas.

4.- En algunas mentes parece  que ha ocurrido un extravío, algo así como  una perturbación, un desquiciamiento por conveniencia, o  por  sinvergüencería, para borrar los actos despreciables perpetrados   por individuos que ahora son actores destacados dentro de la democracia cochina que padecemos.

5.- Una persona debe haber dejado de ser sensible,  cuidadosa y sensata, para alegremente compartir, sin ruborizarse aguantar las babosidades de quienes lo único que han hecho es dañar anímica y moralmente al pueblo dominicano. La compasión no se puede confundir con la transigencia en los principios y el decoro.

6.- Solamente cuando  a una persona se le agotó  el recuerdo y está cansada de tener vergüenza, puede dejar de repugnarle, rechazar, rehuir el encuentro con aquellos que tienen con el pueblo cuentas pendientes de sangre y peculado.

7.- Aquí ha desaparecido el derecho de expresar reprobación hacia quienes están marcados por acciones ultrajantes, ofensivas e hirientes contra lo que en  verdad se llama pueblo; se acepta por igual al que  es merecedor de aprecio,  distinción y encomio, que aquel que con su  sola presencia debiera generar indignación, asco y desprecio.

8.- Sólo en un ambiente apestoso  como está el dominicano ahora, pueden  relucir  truhanes de la politiquería pervertida, que tanto daño ha causado a las aspiraciones democráticas de nuestro pueblo. Los tigres de las malas artes en la política nunca se apagan, siempre están ahí, como las malas hierbas.

9.- Hay que admitir que la  escasez de respeto a si mismo ha hecho posible la permanencia  en el  medio político dominicano de políticos que hace tiempo debieron de estar cumpliendo condenas por las fechorías cometidas; porque  personalmente constituyen una  afrenta en cualquier sociedad medianamente organizada; pero aquí la ausencia de sanción ha prolongado el no escarmiento, y  cada quien  se cree libre, eximido de condena.

10.- La tranquilidad como se  mueven en el país los responsables de ejecutar actos deshonrosos contra el erario, revela la tolerancia que hay aquí  contra quienes se colocan al margen de la ley lesionando  al pueblo con la sustracción  de sus  recursos económicos. La complacencia, la condescendencia hacia el que delinque demuestra confabulación, componenda con la inmoralidad, algo así como un acuerdo transaccional para dispensarse favores sucios  mutuos.

11.- Un país tiene que haber llegado a un alto grado de transigencia con las inconductas para ser permisible a las inmoralidades que practican aquellos que cuando han  administrado fondos públicos los manejaron como suyos. La condescendencia con el despreciable hace posible que los delincuentes de cuello blanco se crean admisibles por sus fortunas hechas al vapor  desde el Estado.

12.- Aquellos que aquí han hecho de la política un medio normal de enriquecimiento  ilícito,  con la  mayor desfachatez se presentan en  los círculos sociales más encumbrados, sólo porque el impudor y la  poca o ninguna vergüenza son formas culturales  de consentir  por la flexibilidad y el respeto mal entendido o burlado.

13.- Mientras en menos  de tres meses mueren 300 niños prematuros en  hospitales públicos del país, el que roba durante desempeña un  alto cargo público,  y se retira con una pensión de 500 mil pesos mensuales, para hacer politiquería,  es recibido  con congratulaciones, aplausos y sonrisas. Al parecer se ha perdido la capacidad de sonrojarse, ponerse de mil colores por la presencia  de alguien que constituye un bochorno social.

14.- Hay que estar dispuesto aceptar la degeneración como algo tolerable, para aguantar tranquilamente a quien con su ladronismo  ha ofendido  a la sociedad; estar en permanente estado de somnolencia; haber caído en un profundo letargo, o  estar en un  conforme azorramiento. Se está imponiendo el comportamiento  de aceptación ante el corrupto, beneplácito para el delincuente de la política; conformidad, placer con los depredadores de los bienes del Estado.

15.-  En tiempos pasados, en nuestro país aquellos que realizaban acciones indeseables, estaban  conscientes de que de alguna forma el pueblo le demostraría rechazo  a su incorrecto proceder; pero hoy  no es lo mismo,  porque el desvergonzado sabe que seguirá su vida normal, como si nada hubiera hecho,  porque el procaz se cree igual al pudoroso, y el granuja se asemeja al decente.


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