Dedico este escrito a Mayobanex Vargas y a Delio Gómez Ochoa, y con ellos a todos los héroes y
mártires de la gesta gloriosa del 14.
Por: Ramón Antonio
Veras.
I.- Introducción
1.- La valoración de las acciones
políticas de los pueblos no puede hacerse en forma artificial y mecánica, sino
partiendo de la realidad y coyuntura dada en cada momento. Puede caerse en una
errada interpretación si se toma en
consideración sólo parte de un proceso,
sin analizarlo en conjunto, mucho más
ahora cuando juega un papel importante la correlación de fuerzas en el plano
nacional e internacional.
2.- Los hechos de contenido social no
pueden ser sometidos al análisis sumando o restando, disminuyendo o
adicionando; hay que coleccionarlos, hacer un estudio de conjunto para así
tener una unidad que será la que, finalmente, nos va a permitir un enfoque general, de síntesis, del hecho
o fenómeno social sometido a estudio.
3.- Para hablar
de la lucha de los patriotas e
internacionalistas de junio de 1959, que desde Cuba llegaron
a nuestro país a enfrentar con las armas en las manos a la
tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina, conviene, previamente, hacer algunas precisiones de hechos que
precedieron y otros que ocurrieron
posteriormente.
II.- La Intervención
norteamericana a nuestro país en 1916
y la desocupación 12 de julio de 1924.
El gobierno de Horacio Vásquez y la prolongación de su mandato. La presencia de
Trujillo. La conspiración del 23 de febrero de 1930.
4.- Para
abordar el tema de la expedición de junio de 1959, conviene
referirse a la intervención
norteamericana de 1916; la lucha
guerrillera en el Este del país bajo el liderazgo de Vicente Evangelista, Ramón
Natera y otros, identificados por los interventores como Los
Gavilleros; la integración de Rafael Leónidas Trujillo Molina a la Guardia
Nacional; la constitución de la Junta
Consultiva el 3 de noviembre de 1919; la
creación de la Unión Nacional Dominicana en 1920, y su campaña en favor de la
desocupación “pura y simple”; la aceptación del plan Hughes-Peynado Vicini, y el
nombramiento, el 1 de
octubre de 1922, de Juan Bautista Vicini Burgos, y su
toma de posesión el 21 de octubre del mismo año, como Presidente de la
República; las elecciones presidenciales
del 15 de marzo de 1924 las cuales ganó Horacio Vásquez, y la ocupación norteamericana que concluyó el 12 de julio de 1924.
5.- Hay que
hacer referencia, además, que a
mediados de 1926, se dio inicio a la
campaña para la prolongación del mandato de Horacio Vásquez, más allá de las elecciones que debían efectuarse en 1928. El argumento
era que como Horacio había sido electo como Presidente conforme con la Constitución de 1908, su
período era de 6 y no de 4 años, por lo que debía de mantenerse en el poder
hasta 1930, y no concluirlo en 1928. El 17 de junio de 1927, fue aprobada una nueva
Constitución prorrogando los mandatos del Presidente y del Vicepresidente, así como de los Diputados que debían
cumplir su período en 1928.
Las nuevas elecciones que debían
de celebrarse en 1928 se pospusieron
para el 1930. Ya en 1929, seguidores de Horacio estaban promoviendo alegremente
su reelección para el período 1930-1934.
6.- En el curso
de la intervención norteamericana y del
gobierno de Horacio Vásquez, estuvo
presente Rafael Leónidas Trujillo
Molina, quien en favor de los interventores desempeñó funciones represivas desde su ingreso a la
Policía Nacional Dominicana,
llegando a ser jefe
del ejército, contando con la confianza de Horacio Vásquez, el
apoyo norteamericano y, además, amasando
una gran fortuna económica.
7.- El deterioro de la salud de Horacio
Vásquez, su viaje a Baltimore y la presidencia interina de José Dolores
Alfonseca, del 28 de octubre de
1929 al
5 de enero de 1930, abrieron un
amplio espacio a la conspiración de Trujillo, con la complicidad del licenciado Rafael Estrella Ureña, Desiderio Arias, Elías
Brache, José Estrella y otros,
quienes fueron los arquitectos del Movimiento Cívico o cínico, iniciado en Santiago, contra el gobierno de Horacio Vásquez, el 23 de febrero de 1930.
8.- Trujillo,
controlando la conspiración contra el gobierno al cual le debía lealtad, impuso
la negociación entre Horacio y el grupo
del Movimiento 23 de febrero, que concluyó con el entendido de que Vásquez nombrara a Estrella Ureña, como
Secretario de Estado de Interior y Policía,
a quien conforme la Constitución
correspondía ejercer la presidencia ante la ausencia del Presidente y el Vicepresidente; en semejante
situación, Vásquez y su Vicepresidente
Alfonseca, presentaron renuncia al Congreso el 2 de marzo de 1930 y
al día siguiente, 3 de marzo, Rafael
Estrella Ureña se juramentó como
Presidente. Los renunciantes partieron al exilio.
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