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miércoles, 14 de septiembre de 2016

Luego de recuperada mi salud









Por: Ramón Antonio Veras.


1.- El   cuerpo humano  funciona bien o mal, dependiendo de factores que van desde la edad de la persona hasta el medio ambiente y el clima imperante en determinada  época. De ahí que estar sano o enfermo, con vitalidad o decaimiento, en ocasiones depende de circunstancias;      las eventualidades juegan su papel en la sanidad.

2.- Particularmente  yo,  en mi niñez y juventud, fui sumamente saludable, me mantenía fuerte y con constante energía. Pero con la llegada a mi tercera edad he cambiado de subicondo, salutífero,  a padecer quebrantos, deterioros en mi resistencia, y esto lo digo por lo siguiente.

3.- El día 2 de septiembre en curso, 2016, con el fin de compartir con familiares, amigas y amigos, viaje desde la ciudad de Santiago de los Caballeros, con destino a  Pensilvania, Reading y  la ciudad de New York.

4.- Mi primera estadía fue  en el domicilio de mis paisanos  Rita  y Luis, quienes conjuntamente con sus hijas  e hijos, constituyen un modelo de familia   decente  y donde se respira paz, alegría  y felicidad.

5.- El sábado 3 de septiembre, luego de pasar la noche  compartiendo en un ambiente de hermandad con mis anfitriones, la madrugada del domingo 4, fui víctima de un ataque  respiratorio, lesión de diverticulitis y fiebre altísima. Ante esta situación se procedió llamar al 911, y de  inmediato se presentó un grupo de emergencia de ese organismo que,  luego de efectuarme algunos exámenes, me trasladaron  al  Pocono Medical Center.

6.- Después  de análisis de laboratorios  y estudios radiológicos que me fueron practicados, pasado el mediodía del mismo domingo 4 de septiembre,  fui dado de alta, no sin antes los médicos prescribirme algunos medicamentos que procedí a adquirir y utilizar.   Porque me sentía recuperado, el lunes 5 de septiembre decidí visitar por unos días a mi amiga Sara, quien reside en Reading.

7.- Pero mi mejoría duró muy poco. Al parecer las lesiones en mi cuerpo  eran más  fuertes que los medicamentos que me habían indicado,  y en lugar de progreso en mi sanación, ocurrió  un retroceso, porque volvieron los mismos síntomas que había sentido el domingo cuando  fui internado. Fue  un simple alivio en mis afecciones  que en corto tiempo empeoraron.

8.- El martes 6 de septiembre 2016, luego de un recorrido con mi amiga Sara, por  calles y tiendas de Reading, regresamos a su casa; de inmediato me acosté porque estaba indispuesto,  por lo que  le  pedí a Sara que buscara el termómetro para tomarme la temperatura; mi amiga  así lo hizo y ese  registrador clínico   reveló que estaba padeciendo  una fiebre altísima. La misma Sara me trasladó al  Reading Hospital Emergency, donde quedé  internado  hasta el día  siguiente;  los médicos determinaron que mi diagnóstico fue asociado  a neumonía y diverticulitis de intestino, sin perforación o acceso,  sin sangrado tracto intestinal no especificado.

9.- Una vez salí del internamiento del  hospital de Reading, siempre acompañado de  Sara,  nos  fuimos  a la casa donde permanecí hasta el jueves 8,  cuando vino por mi Luis,  desde Los Poconos,   para trasladarme de regreso a su  hogar.

10.- El jueves 8, viernes 9 y sábado 10 de septiembre de 2016,  han sido  los días más  terribles de mi vida;  se convirtieron en tormentos, pesadillas. Algo así como sumados en mi cuerpo castigos, torturas y martirios, expresados en fiebre permanente, vómitos y agrietamiento en el cielo de mi boca.

11.- Ante la penosa situación de enfermedad que me encontraba, opté  por regresar a mi país antes del tiempo que había previsto. Llegue a  Santiago,  el domingo 11 de septiembre 2016, a las  3 de la tarde,  y a las 3:45  ya estaba internado en una clínica de mi ciudad, de donde fui dado de alta  ayer,  martes 13, ya recuperado.

12.- Reflexionando con relación a las contrariedades que he pasado en estos días en torno a mi salud,  y analizando dialécticamente esos inconvenientes, los mismos me han servido: a.-) para revalorizar, tener en cuenta la sensibilidad, el sentido de comprensión, el  espíritu de solidaridad de Rita, Sara y Luis; quienes en todo momento se  mantuvieron atentos observando la evolución que a cada instante tomaba mi situación de salud; y, b.-) lo mucho que significa para el paciente ser tratado como tal y no como un cliente. El calor humano que me transmitieron los médicos de Santiago, en especial Rubén, Santiago y Nicolás,  así como la certeza de sus  prescripciones,   contribuyeron  a mi pronta recuperación.

13.- Por último, de todo corazón quiero  manifestar  mi  sincero agradecimiento a todas aquellas personas que,  en el país y en el extranjero, me   expresaron solidaridad y su vivo interés  por la recuperación de mi salud.


Santiago de los Caballeros,
14 de septiembre de 2016.  


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