Por:
Ramón Antonio Veras.
Introducción
Es legitima la aspiración de todo ser humano
desarrollarse en el orden material y espiritual,
en base a su esfuerzo; acrecentar
siguiendo el normal desenvolvimiento
es algo muy natural, y hay que aceptarlo como resultado del esfuerzo por
alcanzar el progreso.
Es bien visto el empeño de una persona por
ocupar un lugar de respeto y
consideración en el medio social, tomando como base el trabajo manual o
intelectual, pero resulta penoso tratar de escalar socialmente en forma
precipitada reduciéndose como persona en su dignidad.
En este escrito vamos a referirnos a algunos
rasgos que caracterizan a aquellos individuos que procuran ocupar un
lugar que no les corresponde en los marcos del sistema económico predominante
en el país.
I.- Comportamiento de un segmento de la clase
media
1.- Las
clases sociales, esos grupos humanos que se diferencian entre sí por el lugar
que ocupan en un sistema de producción social, y se determinan por el papel que desempeñan en
la organización social del trabajo, tienen una actitud distinta ante los
fenómenos sociales y la forma de enfrentarlos. De ahí que dependiendo de su
ubicación social, en las sociedades humanas las personas que las componen
reaccionan en forma diferente en procura de alcanzar sus objetivos.
2.- Al margen de las clases fundamentales de
cada sistema, está la clase media,
la cual por su propia naturaleza es inestable, se mueve entre los de abajo y
los de arriba; se comporta cambiante e insegura, a la vez que arrastra muchos vicios
sociales.
3.- En el segmento de la clase media encontramos todo tipo de conductas, sentimientos y
aspiraciones; algunos de sus fragmentos se interesan por ocupar el o los lugares de las clases altas;
procuran subir, no por su desarrollo normal en la producción
social, sino mediante formas variables de inconductas.
4.- Algunos grupos sociales están dispuestos a
ejecutar las acciones más deleznables en interés de escalar para ocupar un alto peldaño en la pirámide
social y exhibir atributos exteriores pecuniarios que no
pueden justificar. Para actuar en semejante forma parten del falso razonamiento de que como en
el medio social donde viven el pastel económico está ya muy repartido, si
llegan tarde a la repartición les tocará
muy poco o nada y, por tanto,
tienen que darle riendas sueltas a sus
ambiciones.
I.-
El afán del trepador social por escalar
5.- La
desesperación se apodera de los que buscan trepar socialmente; se la
ingenian para escalar; su objetivo es
subir aunque sea eliminando a los que llegaron más temprano y se encaramaron
primero en la escalera del sistema.
6.- La
impaciencia de aquel que se
siente muy alejado del pastel que ofrece el ordenamiento vigente
y cree que se agota a medida que el
tiempo avanza y no logra colocarse junto
o por encima de los que están sirviéndose del dulce desde hace tiempo,
se muestra en estado exasperante, dominado por el tormento.
7.- Los
deseos excesivos del trepador social le dañan
mentalmente; su apetito pecuniario lo traduce en codicia
ilimitada, su ansiedad por estar un
escalón más alto en la escala social, la
convierte en avidez, en un avaricioso enfermizo.
8.- Aquel que se mueve a velocidad exagerada por llegar al peldaño social que ambiciona,
poco le importa como le llamen, el apodo o mote que le coloquen; acepta ser
llamado burgués sin costumbres y buenos modales, o ricachón o ricacho; todo lo
tiene sin cuidado, para él da lo mismo que lo tilden de advenedizo, plebeyo o villano, opulento o rico al vapor.
9.- En su afán
por llegar al tope de la escalinata social, el trepador acepta
hacer de ridículo; servirle de diversión a los que llegaron primero a disfrutar
el pastel; no le quita el sueño ser
identificado como bufón o pelele.
10.- La
inquietud lleva al desesperado social a moverse en círculos sociales que
están en la cima de la grada; busca destacar su presencia convirtiéndose en empalagoso, aunque
explorando el empalme social encuentra con su conversación repugnante el
desprecio desconcertante.
11.- El trepador comienza trepando con acciones normales, inofensivas en los marcos del sistema, sin lesionar a terceros;
pero una vez comprueba que los métodos utilizados no le han dado los
resultados ambicionados, entonces cambia
y se dedica a hacer diabluras.
12.- Si por la mente del trepador pasa la idea de
que para ponerse en el espacio social donde están los que primero se sirvieron
del bollo, tiene
que jugar con malas artes, hacer
travesuras, diabluras, todas clases de trastadas, en lo adelante actuará sin
miramiento alguno.
13.- Convencido el trepador social de que
está muy distante del lugar donde está lo que queda del bizcocho que brinda el sistema, entonces hace una
pausa, analiza la longitud y se dispone avanzar para no seguir alejado.
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