¿Instituciones inoperantes o instituciones intolerantes?
En cada rincón del planeta hay un espíritu de insurrección de la masa humana, quienes han ocupado los únicos espacios que les queda: las calles, las plazas y los parques. El propósito es el mismo por doquier, la gente está harta de los abusos de poder, la hipocresía, la corrupción que desborda en las administraciones de algunas instituciones públicas.
Primero fue en el norte de África, luego en España con los ¨indignados¨, en Inglaterra y Estados Unidos con los ¨ocupas¨, y en Brasil con la juventud y otros movimientos sociales. Ahora es en República Dominicana. La juventud y otros no tan jóvenes han sido defraudados por el sistema político y las instituciones estatales que carecen de institucionalidad.
El caso de corrupción de la OISOE ha generado un espíritu de insatisfacción en el corazón de la gente, que se han visto motivado a exteriorizar sus reclamos empleando pancartas y haciendo acto de presencia en las instituciones que les han fallado.
Un incidente similar es el que padecen los 28 controladores aéreos cancelados por el Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC), quienes viven en carne y hueso la injusticia, la ignominia y desfachatez de un grupito de hombres que dirigen a su antojo los destinos de este organismo regulador del sistema aéreo dominicano.
Estos controladores han buscado la manera de que el presidente Danilo Medina escuche sus justos reclamos, pero hasta el momento el mandatario ni ve, ni oye ni habla sobre esta situación que padecen estos hombres y mujeres que han entregado décadas en pro de la aviación dominicana.
Si un mes de protestas populares acabaron finalmente con 23 años de poder en Túnez de Zine el Abidine Ben Alí, considero que los viacrucis a nivel nacional que anunciaron los controladores, va tener un efecto mayor contra la gestión del presidente Danilo Medina.
Como nadie se siente representado por los poderes instituidos que generan un mundo político palaciego de espaldas al pueblo o manipulando directamente a los ciudadanos. El pueblo, entre ellos se cuenta a los 28 controladores, no ha tenido de otra que emplear la manifestación pacífica y la critica sustentada por los hechos que padecen para generar un cambio de rumbo.
Lo penoso de todo esto es la intolerancia y represión que han recibido los gremios sindicales, organizaciones civiles y el pueblo en general por aplicar un derecho que le garantiza la misma constitución modificada y aprobada por el Congreso liderado por el partido de Gobierno. Y ese derecho es el de la protesta. La manifestación o protesta está contemplado en el artículo 48 de la Constitución Política que consagra la libertad de reunión de todas las personas, con fines lícitos y pacíficos, sin necesidad de procurar previamente un permiso de las autoridades.
Pero no, el gobierno y sus instituciones falta de institucionalidad no quieren que nadie critique, nadie levante una pancarta para exigir que las cosas cambien para el bien de toda la colectividad, que es la que coloca a los gobiernos y paga sus impuestos.
Concluyo citando las palabras de un destacado abogado que dijo lo siguiente: ¨ Cuando el pueblo hace uso de las calles y plazas, incluidas, por supuesto, las que circundan el Palacio Nacional, el Palacio del Congreso Nacional y el Palacio del Poder Judicial, en lugar de ser reprimido merece ser protegido, porque el comportamiento intolerante de los mandatarios de una democracia representativa ante los reclamos pacíficos de sus ciudadanos, tomando en consideración que se trata de un derecho de participación, es como negarle a estos el derecho al ejercicio del sufragio¨.
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