Por:
Ramón Antonio Veras
INTRODUCCIÓN
El
ser humano acciona impulsado por alguna motivación; no manifiesta su voluntad
si no hay algo que la motorice para ponerla en tensión.
Necesariamente
tiene que ocurrir un hecho para que el hombre o la mujer hagan brotar de su
cerebro las ideas que han de servirle de base de sustentación a lo que procura
escribir, o las palabras que ha de sacar de lo más profundo de su garganta.
I. COMPORTAMIENTO Y
MEDIO CIRCUNDANTE
El
contenido de la época, el medio circundante
y el ordenamiento social vigente en una sociedad determinada, ejercen
marcada influencia en la formación y comportamiento de toda una generación de
hombres y mujeres nacidos y desarrollados en semejantes coyunturas de la vida
política y económica de un país cualquiera.
No
hay que ser un sabihondo, sociólogo o cientista, para darse cuenta, por
ejemplo, que tienen comportamientos diferentes ante la vida, las dominicanas y
dominicanos nacidos durante todo el curso del régimen tiránico de Rafael Leónidas
Trujillo Molina, que aquellos que nacieron con posterioridad a la desaparición
física del tirano.
Todos
aquellos que hemos tenido la dicha de contar ahora con cincuenta y cinco o más
años de edad, y siempre hemos vivido en la República Dominicana, tenemos una
forma diferente de reaccionar ante los fenómenos sociales, que los jóvenes
adultos menores de la citada edad.
No
es que los que nacimos y nos desarrollamos en el curso del régimen trujillista somos
mejores o peores que los que llegaron a la vida después, sino que estamos
formados de otra forma, con otros criterios de lo que es la dignidad, el
decoro, la mentira, la lealtad, la solidaridad, el orgullo personal, respeto a
la palabra dada, el sentido de la vergüenza, y toda una serie de normas y
principios que vienen a ser nuestro código de conducta, el guía de nuestro
accionar en el medio social bajo el cual vivimos.
El
hombre y la mujer de ayer son coherentes, se comportan con seriedad por la
mañana, en la tarde, y hasta en la noche cuando duermen; no son amalgamas
humanas convertidas en serios, sinvergüenzas, simuladores y farsantes. Son
hombres y mujeres de una sola pieza, todo serio o todo corrompido.
Para
comprender la gran diferencia que se presenta entre el dominicano de ayer y el
de hoy, basta con tomar como punto de referencia lo que es un amigo. (ver el siguiente)
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