La escuela dominicana de la década de 1970 tenía profesores y
profesoras en parte empíricos, no habían
ido a una universidad y algunos no eran bachilleres, aunque excelentes
alfabetizadores. Eran los docentes, en la imagen y apreciación de los que
entramos como alumnos en esa época, eran maestros modelos que demostraban gran vocación por su trabajo de enseñar.
Esa escuela, específicamente
la rural a la que fuimos, recibía de la
Secretaría de Estado de Educación Bellas Artes y Cultos, el escuálido pago del
salario del maestro o maestra. Todos los
materiales para el proceso de las
clases, incluyendo una regla de gran tamaño y efectos rústicos los preparaban en la misma escuela.
La maestra organizaba el
curso de primer grado en dos filas de pupitres,
un asiento para dos, los adelantados y
los atrasados, no se veía como prejuicio de efectos negativos, se reconocía en el
alumno el dominio de las lecciones. La lectura en la pizarra individual y
grupal permitía al docente llevar la evaluación del proceso. El uso del
cuaderno en los dictados y la resolución de las operaciones matemáticas
diferenciaban los que iban en progreso y
los que presentaban errores.
El orgullo del o la
estudiante era que la maestra dijera en voz alta muy bien hecho Pedrito, te
felicito María, ahora si está bien Ramona, miren como lo hizo Luis, denle un
aplauso a Estela que ya resuelve bien la suma, que ya no comete errores en los
dictados. Saberse las clases era objeto de admiración de sus compañeros, y un
augurio de que podía pasar de curso.
La promoción de curso estaba
relacionada al dominio de las asignaturas, y poco tenía que ver con la edad. En
la comunidad rural donde se combinaba la asistencia a la escuela con las labores
agrícolas, muchos desertaban bajo la creencia de que no tenían perfil para el
estudio, pues muchos padres no
alcanzaban a aquilatar la importancia de la instrucción, privilegiando la
producción para el sustento familiar.
¿Cuáles fortalezas tenia la
vieja escuela? La autoridad moral del docente y el alto reconocimiento de parte de la comunidad. El
dominio de lectura y escritura de los egresados de la escuela primaria era muy
valorado por el desenvolvimiento en cuestiones básicas como leer en público,
resolver problemas matemáticos útiles en su entorno.
La escuela de ayer, o vieja
escuela sólo promovía al que tenia los conocimientos necesarios para ir al
siguiente grado. Para subir de grados no debe haber prisa, la prisa debe ser
para adquirir conocimientos útiles para aumentar la calidad de vida del
dominicano. La escuela dominicana debe regresar a la promoción de grados por
conocimientos y los requisitos establecidos para ello. Esa es la forma de
comenzar a mejor la calidad de la educación. Planteamos repensar la escuela por
el bien de la nación dominicana.
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