Por: José Jáquez
La escuela dominicana forma
a la mayoría de los profesionales y técnicos
que ocupan lugares en el mercado laboral para puestos calificados. Se ha dicho siempre,
con toda razón que por la mano del maestro y la maestra pasan desde secretarias
hasta el gerente, desde el regidor hasta el presidente del estado. Se cuestiona,
sin embargo, el trabajo del docente y las universidades hacen grandes esfuerzos
para descubrir donde radica el punto en centro del problema.
La escuela pública paso por
dos grandes crisis, en 1989 y en 1991, en las cuales las aulas fueron cerradas por la Asociación Dominicana de Profesores en que el gobierno no
apoyaba la educación. La presión nacional traspaso las fronteras y consiguió la
solidaridad internacional hasta de la Organización Internacional de trabajo
OIT. Fueron convocados todos los sectores de la vida nacional, es decir,
empresarios, iglesias, gobierno, organizaciones no gubernamentales, centrales
sindicales, entre otros.
Los trabajos en equipo
dieron como resultados el Primer Plan Nacional de Educación, el cual
inició en 1992, y en poco tiempo logro rescatar la imagen de la educación pública.
Miles de familias de la vida urbana que sacrificaban su comida para pagar un
colegio regresaron sus hijos a las escuelas. Las aulas de los centros
educativos en las grandes ciudades no alcanzaban para dar respuesta a la gran
demanda.
Esa mejora de la imagen de
la escuela trajo consigo otras mejoras tanto para los centros educativos como
para estudiantes y profesores. Mayor inversión permitió libros de textos, materiales
para el quehacer pedagógico, apoyo a la capacitación de los docentes, mejores
salarios para el personal, una nueva ley general de educación, más claridad en los renglones para el retiro o
jubilación, entre otros.
Ante todo lo descrito
anteriormente, y vista las evaluaciones hechas en las que la educación
dominicana sale mal parada en lecto escritura, interpretación, ciencias, se
obliga a las siguientes interrogantes: ¿Qué le ha pasado a la escuela
dominicana? ¿Será cierto que estamos tan
mal en aspectos tan básicos? ¿Quién es culpable de esta vergonzante situación de
nuestra escuela? Y otros cientos de preguntas que sabemos tendrá usted al leer
estas. Hay que continuar buscando.
El autor es profesor
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