Por: Ramón
Antonio Veras.
1.- En todo proceso político y social las masas desempeñan el papel determinante, pero ellas
no se activan por emociones, sino por las realidades
concretas vigentes en el medio en el cual intervienen; y del conocimiento que
tengan sus dirigentes para actuar en el
momento adecuado, va a depender el éxito o el fracaso de la acción emprendida. Era por eso posible prever los logros obtenidos en los
últimos años por las fuerzas democráticas latinoamericanas y caribeñas.
2.- En el año 1975,
luego de concluir un encuentro en La Habana, Cuba, lo más lúcido del
pensamiento revolucionario y socialista de América Latina y El Caribe, emitió
una declaración en la cual, después de un análisis certero de la
situación económica y social de la región latinoamericana y caribeña, llegó a
la conclusión de que “son diferentes las
formas del proceso social y político en los países de América Latina, lo mismo
que el grado de participación de
los sectores populares en la
conducción directa de las transformaciones
políticas y sociales. Tampoco su contenido de clase es el mismo, pero todos
señalan una nueva realidad de nuestro continente,
en la que son mayores las posibilidades de formación de gobiernos democráticos enfrentados con el
imperialismo, que realicen una política social avanzada”. [i]
3.- La cita anterior coincide y sirve para explicar claramente los diferentes
procesos que en la actualidad se están desarrollando en nuestra región, donde el de Venezuela
revela que ese país, por sus riquezas naturales y en particular sus reservas
petroleras, y la profundidad de las reformas ejecutadas por el gobierno en
provecho del pueblo, el imperio la enfrenta con mayor ferocidad.
4.- El proceso
que se desarrolla en Nicaragua, Bolivia,
Ecuador y en El Salvador, difiere del que se ha
ejecutado en Cuba y, de igual manera, ninguno es igual al de Venezuela, lo que explica la diversidad de vías para llegar al
poder, comprendido en ellas el carácter concreto de la política y la necesaria
transformación de la línea de los partidos para dirigir los procesos.
5.- Pero, además, la lucha que libra el pueblo
venezolano y otros como Bolivia,
Ecuador, Nicaragua y El Salvador, ha
servido para confirmar la dialéctica del proceso revolucionario en el sentido
de que el imperio, presionado desde
muchas direcciones, no sólo presta resistencia cada vez más desesperada
al empuje del movimiento democrático, sino que contraataca y procura colocarse a la ofensiva, pero encontrándose
de frente en la confrontación aguda con
las fuerzas de la liberación nacional, la democracia y la paz.
6.- El
objetivo del movimiento social en América Latina y el Caribe ha de ser luchar por una vida mejor, la libertad y
la democracia; fortalecer la paz,
sofrenar la carrera armamentista e
invertir los recursos y trabajo destinados a ella en las necesidades pacificas;
la solución de los problemas energéticos
y ecológicos; la lucha contra la
reacción y toda clase de discriminación;
por el progreso integral y la
elevación del bienestar de las grandes
mayorías. Para esto se precisa convencer a lo mejor de cada pueblo, con una
certera política y orientación, de la justeza de esta opción y encontrar las
formas y métodos de acción adecuadas hasta alcanzar el triunfo.
Santiago de los Caballeros,
23 de abril de 2015.
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