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sábado, 10 de enero de 2015

Recordando el 12 de enero de 1972


Félix Jacinto Bretón
Félix Jacinto Bretón
Félix Jacinto Bretón 

Corrían las horas de aquel inolvidable 12 de enero 1972. Desde temprano en la mañana -a través de Noti-Tiempo, de Radio Comercial, y Radio Mil Informando- estábamos enterados de los acontecimientos que se registraban en Santo Domingo, donde cuatro jóvenes estaban atrapados en una cueva y se batían con coraje y bravura sin igual contra todo un ejército, que contaba con el respaldo de los EE.UU.
   
Se trataba de Amaury Germán Aristy, Virgilio Perdomo Pérez, Bienvenido Silveira Leal Prandy (La Chuta) y Ulises Cerón Polanco, que eran pertenecientes al grupo de Los Palmeros o “Los Comandos de la Resistencia”.
   
Amaury  era el contacto en el país -se reveló luego- de la guerrilla que preparaba en Cuba el “Coronel de Abril”, Francisco Alberto Caamaño. El joven, quien era el líder de Los Palmeros, había viajado en algunas oportunidades a la isla a entrevistarse con Francis. Cartas dadas a conocer posteriormente, revelan las estrechas relaciones que había entre ellos.
   
Aún cuando era prácticamente un muchacho, Germán Aristy se había destacado durante la revolución de abril, donde combatió en las calles de Ciudad Nueva junto a otros constitucionalistas. Hay fotos de aquellos tiempos donde se le ve “totalmente artillado”, a pesar de su carita de imberbe.
   
Pasaron los años y Amaury fue creciendo como dirigente y como patriota. Durante la cruenta represión de los 12 años de Balaguer, sufrió persecución, cárcel y exilio. Llegó el 1972. Ya para ese año era un joven formado ideológicamente y con experiencia en la lucha armada. Sería por eso que fue escogido como enlace de Caamaño en Cuba.
   
Los organismos represivos, sin embargo, no le perdían “ni pie ni pisá”, de seguro que con la estrecha colaboración de la CIA y otros organismos de inteligencia norteamericanos. Fue así que en la madrugada del 12 de enero, Amaury junto a sus compañeros, fueron ubicados en una vivienda de Santo Domingo, desatándose contra ellos una encarnizada persecución.
  
 Los Palmeros se refugiaron en una cueva ubicada en el kilómetro 14 y medio de la autopista Las Américas. Allí libraron una batalla épica, propia de verdaderos titanes. Aquí recuerdo al Che cuando proclamó: “En una revolución se triunfa o se muere, si es verdadera”.  Esa era su revolución.

La Chuta y Cerón Polanco fueron los primeros en caer. Pero Amaury y Virgilio resistieron heroicamente a pesar de que combatían contra  un ejército conformado por  2,500 efectivos militares y policiales fuertemente armados, reforzados con fragatas, aviones y cañones de largo alcance, los cuales eran   comandados por el entonces secretario de las Fuerzas Armadas, contralmirante Ramón Emilio Jiménez.
  
Después de 10 horas de fieros combates y heroica resistencia, Los Palmeros fueron acribillados aunque escribieron, a  sangre y fuego, una página gloriosa en la lucha por la democracia, por el respeto a los derechos humanos y la verdadera libertad.
   
Cuando ocurrieron estos  acontecimientos yo apenas era un joven de 19 años. Y los seguí paso por paso.  Hasta en el liceo secundario de Licey al Medio, donde estudiaba, teníamos  un pequeño radito de pilas y allí estaba al tanto de lo que sucedía junto a otros compañeros, entre ellos Generoso.
   
Radio Comercial transmitía en vivo, desde el mismo teatro de lucha, y no pude evitar las lágrimas –de indignación, claro-  cuando los reporteros informaban que Amaury y Perdomo Pérez, que eran los últimos reductos, caían fulminados por el plomo de los “perros de presas” de entonces, con perdón de los perros, que son animales fieles al hombre.
   
 A 43 años de la caída de Amaury, La Chuta, Virgilio y Cerón Polanco, su  recuerdo y6 ejemplo son imperecederos. Y como dijo el poeta:
Sus cuerpos no anden buscando
Porque no los encontrarán
Sus  manos son las que van
En otras manos tirando.
Su voz, la que está gritando
Su sueño, el que sigue entero
Y sepan que sólo mueren
Si nosotros vamos aflojando
Porque el que muere peleando
¡Vive en cada compañero!
Para mí el 12 de enero de 1972 es inolvidable. Gloria eterna para Los Palmeros ¡seguimos en combate, hasta la victoria siempre!

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