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jueves, 8 de enero de 2015

La Comunidad Evangelica de Santiago lanza la proclama Unidos por la familia.



La comunidad evangélica de Santiago lanzo una proclama en defensa de los valores y para rechazar los antivalores, que aseguran ponen en peligro a la familia, al matrimonio entre otros. Las iglesias evangélicas de diversas denominaciones se congregaron en una gran concentración denominada El día de Dios. Aquí de forma integra el contenido, que fue leído por el Apóstol Jose Luis Zapata principal organizador del evento evangelistico.





Momentos en que el Pastor estadounidense oraba al publico.

PROCLAMA “UNIDOS POR LA FAMILIA”
 Introducción y Declaración de Fe
Como miembros de la Iglesia de Jesucristo en la ciudad de Santiago, la Región Norte y todo el país, provenientes de diferentes denominaciones, alabamos a Dios por Su gran salvación y nos regocijamos en la comunión que nos ha dado consigo mismo y del uno para con el otro.
Afirmamos nuestra fe en un solo Dios eterno, como Creador y Señor del mundo, Padre, Hijo, y Espíritu Santo, que gobierna todas las cosas según el propósito de Su voluntad.
Afirmamos la divina inspiración, fidelidad y autoridad de las Sagradas Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento, sin error en todo lo que aseveran, y que son la única norma infalible de fe y conducta.
Afirmamos que todos los hombres perecen causa del pecado, pero Dios ama a todos los hombres y es Su deseo que ninguno perezca sino que todos se arrepientan.
¿Por qué “Unidos Por La Familia”?
Equipo directivo de Santiago Oeste fue invitado al evento.
El pueblo dominicano, desde sus inicios, es un pueblo de fuerte convicción en la Palabra de Dios. La presencia de la Biblia en nuestro escudo y su lema “Dios, Patria y Libertad”, nos revelan el profundo amor que tenían los padres de la patria a Dios y a su Palabra. Sin embargo, en estos momentos la sociedad dominicana está siendo atacada por intensos esfuerzos derivados de una agenda global de antivalores e intereses que afectan a la familia y que pretenden imponerse sin ningún tipo de reparo ni respeto a nuestro pueblo y nuestras creencias, derivadas de la fe cristiana.  Por la defensa de estos valores y la consecuente preservación de la integridad familiar, tal cual está consignada en las Sagradas Escrituras, es que surge “Unidos Por La Familia”.
Base teología y conceptual
Toda cultura debe ser probada y juzgada por las Escrituras. Puesto el hombre es una criatura de Dios, algunos de los elementos de su cultura son ricos en belleza y bondad. Pero debido a la caída, toda su cultura está mancillada por el pecado y algunos de sus aspectos son demoníacos. El evangelio evalúa a todas las culturas según sus propios criterios de verdad y justicia, e insiste en principios morales absolutos en cada cultura.
La fisonomía de las sociedades desde el inicio de la humanidad está cimentada en el núcleo familiar compuesto por un hombre y una mujer que han decidido unirse por voluntad propia, y después por sus hijos y descendientes educados bajos valores tradicionales y respeto a las leyes y las costumbres.
Una gran multitud abarroto la Arena del Cibao.
En nuestro caso, estos principios están basados en la Biblia como lo leemos en Génesis uno: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla…”.
También nuestra Constitución Política, revisada en el año 2010, consagra en su artículo 55, los derechos de la familia, de los que citamos algunas líneas:
“La familia es el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la voluntad responsable de conformarla.
1) Toda persona tiene derecho a constituir una familia, en cuya formación y desarrollo la mujer y el hombre gozan de iguales derechos y deberes y se deben comprensión mutua y respeto recíproco;
3) El Estado promoverá y protegerá la organización de la familia sobre la base de la institución del matrimonio entre un hombre y una mujer.
10) El Estado promueve la paternidad y maternidad responsables...”
Autoridades de Santiago  presentes en el evento.
El designio de Dios en la creación es que el matrimonio esté constituido por la relación comprometida y fiel entre un hombre y una mujer, en la que se convierten en una sola carne, en una nueva unidad social que es distinta de sus familias de nacimiento, y que las relaciones sexuales como la expresión de esa “una sola carne” sean disfrutadas exclusivamente dentro del vínculo del matrimonio.
Pablo contrasta la pureza del amor de Dios con la fealdad del amor falso que se disfraza en forma de sexualidad desordenada, con todo lo que la acompaña. La sexualidad desordenada de todo tipo, en cualquier práctica de intimidad sexual antes o fuera del matrimonio según se define bíblicamente, está fuera de la voluntad y la bendición de Dios en la creación y la redención.
El abuso y la idolatría que rodean a la sexualidad desordenada contribuyen a la declinación social más amplia, que incluye la destrucción de matrimonios y familias, y produce un sufrimiento incalculable de soledad y explotación.
Anhelamos ver a cristianos que desafíen la cultura que los rodean mediante vidas que siguen las normas a las que nos llama la Biblia.
Nos comprometemos a:
·         Facilitar una conversación más abierta sobre la sexualidad en nuestras iglesias, declarando en forma positiva las buenas noticias del plan de Dios para las relaciones saludables y la vida familiar.
·         Hacer todo lo que podamos en la Iglesia y en la sociedad para fortalecer los matrimonios fieles y la vida familiar saludable.
·         Resistir las múltiples formas de sexualidad desordenada en las culturas que nos rodean, incluyendo homosexualidad, la pornografía, el adulterio y la promiscuidad.
·         Recordar que, mediante la gracia redentora de Dios, ninguna persona o situación está más allá de la posibilidad del cambio y la restauración.
“Nadie es tan santo que no necesite el perdón de Dios ni tan pecador que la sangre de Cristo no pueda alcanzar”. 
Jesucristo en el centro de nuestra familia
Nuestra fe en Jesucristo debe estar acompañada de obediencia a su Palabra. Esta nos reitera que el éxito en nuestro matrimonio y familia dependerá de la práctica del Evangelio como un aspecto natural de nuestro diario vivir. Como nos dice Pablo en su carta a los efesios: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos como al Señor… Maridos, amad a vuestras mujeres, como Cristo amó a la iglesia y se entregó asimismo por ella…  Hijos obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.  Honra a tu padre y a tu madre… para que te vaya bien…..  Padres no provoquéis a ira a vuestros hijo, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.”
Como padres, tenemos la obligación de criar a nuestros hijos bajo el conocimiento, obediencia y sumisión de la Palabra de Dios. Un hogar que tiene a Jesucristo en su centro, será un hogar donde fluirá de forma natural el amor, el respeto y la consideración entre los esposos, entre padres e hijos y entre los hermanos.
Tanto los pastores como los líderes y los padres deben educar a los niños y jóvenes a fin de que puedan identificar tempranamente los antivalores y pecados disfrazados que nos presenta nuestra cultura caída.
Reconocemos que estamos empeñados en una constante batalla espiritual contra los principados y potestades del mal, que tratan de destruir nuestras familias y frustrar nuestros esfuerzos por ser modelos ante una sociedad en pecado. Conocemos nuestra necesidad de tomar toda la armadura de Dios y pelear esta batalla con las armas espirituales de la verdad y la oración.

Conclusión
Que quede claro ante todo el que nos ve, nos escucha o tiene noticias de nosotros, que este pueblo que está aquí congregado y aún el que no pudo llegar, se ha colocado las armaduras de guerra y ha tomado consigo las más poderosas armas de su arsenal para, por el poder del Espíritu Santo, pelear  contra las fuerzas del infierno a fin de preservar la integridad de nuestras familias y restaurar cada matrimonio, cada hijo y cada familia que esté en proceso de destrucción en este bello país. Así y solo así tendremos una sociedad limpia, libre de corrupción, de drogadicción, de delincuencia, de homicidios, de perversión, de homosexualidad y de maltratos. Una sociedad donde toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios el Padre.  Amen


Santiago, Republica Dominicana, 21 de septiembre del 2014

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