Por:
Ramón Antonio Veras.
Con
el Domingo de Ramos se inicia la Semana Santa; es el día que Jesús entra a
Jerusalén en un burro y es proclamado salvador y rey, conforme San Mateo, capítulo 21 versículos
del 1 al 7.
La
Semana Santa, período de gran
significación para millones y millones de seres humanos que abrazan el
catolicismo, una de las religiones más difundidas en el mundo, que tiene por
base el cristianismo surgido en el siglo I de nuestra era, y su nombre proviene de Jesucristo.
El
cristianismo, que nació en las provincias del Imperio Romano como la religión
de los esclavos y trabajadores oprimidos, con el tiempo ha sido, por
conveniencia, aceptada por distintas clases y capas sociales que desde el Concilio
de Nicea, en el 325, elaboró el símbolo de la fe, que es una breve exposición
de los dogmas cristianos fundamentales, aunque en la actualidad no hay un solo
cristianismo, con unos mismos dogmas, un mismo culto y un mismo ritual.
Lo
importante en esta Semana Santa es que las dominicanas y los dominicanos
católicos sinceros hagan testimonio de fe de que lucharán, como Jesucristo, por
la liberación de los oprimidos, contra la desigualdad en todas sus
manifestaciones.
Lo
ideal fuera que los católicos comportándose como verdaderos cristianos, e interpretando al Cristo sincero, se unan aquí en la tierra, con los que luchan
por liberar a la especie humana de toda clase de
opresión, sin distinción de color, raza, condición social o criterio religioso.
Es
de esperar que los cristianos procedan
siempre, durante y después de la Semana Santa , con la idea de que
si aman a Dios a quien no ven, también amen a los pobres del país a
quienes sí ven.
LOS CATÓLICOS
DE AQUÍ, UNIDOS (II)
Aquellos
que se identifican con la religión católica, y hacen honor al cristianismo, han
de predicar y practicar las ideas que sirvieron de motivación a Cristo, basadas
en el amor, la comprensión, la justicia, la fraternidad, la solidaridad y la igualdad de posibilidades.
Los
continuadores sinceros del mensaje de Cristo están en el deber de luchar por
elevar la dignidad y el bienestar del ser humano, por su desarrollo integral,
por hacer posible condiciones de vida social y terrenal en general.
Esta
Semana Santa ha de servir para que lo mejor del pueblo dominicano reflexione y
se ponga en tensión para librar batallas unitarias entre creyentes y no
creyentes, devotos y ateos, adorados y
despreciados, en fin, aquí en la tierra debe haber unidad en procura de fines
comunes aunque luego, en el cielo, cada quien tome un camino diferente.
Santiago
de los Caballeros,
16
de abril de 2014.
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