Por
José Jáquez
El año 2017 la agenda de la Asociación Dominicana de Profesores
ADP estuvo ocupada en la lucha por
aumento salarial solicitada para los docentes. No había mucho que esperar
porque al discutir el presupuesto de la nación para ese año, el ministerio depositó
una distribución de gasto.
Ese presupuesto no contemplaba incremento salarial,
porque el comité ejecutivo de la ADP debió gestionar la consignación de una partida
para esos fines y no lo hizo. Fue después de iniciado el año fiscal 2017 que el
gremio de los profesores despertó ante la ejecución de la cual no formaba parte
el magisterio.
Después de manifestaciones locales, regionales y
nacional, el Ministro Andrés Navarro García decidió un diez por ciento (10%)
aplicable en agosto. De manera que los docentes perdieron de percibir siete de
los doce meses de ese año. Como premio de consolación, el Súper Ministro le concedió
la aplicación de incentivo por evaluación de desempeño, la cual tenía 8 largos
años de retraso.
Se aplicó una evaluación que desde el principio fue
una trampa porque es la primera vez, que los profesores son supervisados o
evaluados sin que el profesional objeto de evaluación tenga de firmar ni tenga
derecho a saber lo que el evaluador escribió de la clase observada. Ese es un
error del que la misma ADP es culpable, pues se sentaron a confiar en su Ministro
y su gobierno.
Llegado el 2018 y con él la tan esperada aplicación del
incentivo. Vaya desorden el que se produjo. Pues se entendía que el 35 por
ciento que el ministro dijo que recibirían sumas sustanciales no fue así. Una parte
de esos docentes que recibían el incentivo por primera vez, fueron evaluados y
no recibieron el beneficio.
Por otro lado, profesores que recibían el pago del
incentivo por evaluación de desempeño, fueron bajados de categoría, y por lo
tanto, recibieron menos dinero en su salario. Los que recibieron algún incremento,
se trató de la suma 2,200 pesos por encima de lo que recibían. Además de lo
poco recibido, hay quejas de una gran cantidad de profesores con experiencias
inconformes por la evaluación recibida.
Otros problemas que aquejan al magisterio dominicano es
que existen decenas de miles de docentes laborando en educación secundaria y
cobrando como docentes de primaria. Esto significa miles de pesos de diferencia
que dejan de percibir. Otros docentes laboran una tanda, con hasta diez y doce
años esperando ser completados, pero tampoco les llega la solución
Pago de licencia por enfermedad, postparto,
sustituciones, falta de registro de grado, falta de mobiliario y presupuesto
para centros educativos, retraso en el pago de desayuno y almuerzo, los centros
de jornada extendidas no tienen talleristas para las asignaturas artísticas y laborales,
en fin, un rosario de quejas y peticiones de la comunidad educativa sigue
pendiente de resolver.
Como si se buscara desviar la atención de los actores
de la base magisterial, se aprueba la Orden Departamental 24-2017 sobre
nombramiento de directores regionales y distritos educativos, la cual lesiona
varios derechos colectivos de los profesores y profesoras. Y justo en eso se
concentra la máxima dirección de la Asociación Dominicana de Profesores ADP.
El conflicto ha sido fue llevado al tribunal porque Andrés
Navarro, como caballo de coche no mira a ningún lado para decidir. Mientras forcejean
entre corrientes y compañeritos de partido en las altas instancia, las demandas
más sentidas del magisterio pasan a un segundo plano. ¡vaya destino el del
magisterio con la ADP en manos del partido de gobierno!
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