Por:
Ramón Antonio Veras.
1.- No me
creo adivinador, clarividente, hechicero ni brujo. Pura y simplemente
en béisbol hago uso del sentido común, ligándolo con la realidad, lo que
me permite formarme convicciones y así no caer en vacilaciones, andar con
titubeos.
2.- Al hacer un
análisis sobre un hecho cualquiera no me dejo dominar por el fanatismo
que solo conduce al apasionamiento, y la obsesión que reduce
la libertad de pensar. La simpatía que tengo por el equipo de béisbol
Águilas Cibaeñas, no me guía a la ofuscación, a desconocer su fortaleza o
debilidad, ni mucho menos a no aceptar, si
existe, la superioridad de sus adversarios.
3.- El conjunto
aguilucho rompió las predicciones que muchos habíamos hecho antes y durante la
serie final. Se fueron al suelo las conjeturas; se impuso la
destreza, la agilidad, el saber hacer en el momento adecuado y poniendo
en ejecución la actitud, la desenvoltura y maestría que se requiere en un deporte
que, como el béisbol, es de conjunto, se juega en equipo.
4.- Al ganar
hoy su campeonato número 21, el equipo Águilas Cibaeñas
demuestra que si es glorioso, porque además de ser el que mayor
cantidad de campeonatos ha ganado en menos tiempo, es el único conjunto
de la pelota profesional dominicana que le tiene ganada la serie
particular a todos los otros, incluyendo a los finados Caimanes del
Sur. También en la novena cibaeña es donde han militado los peloteros que
tienen los records de más sencillos, más dobles, más triples, y más bases
robadas en la pelota rentada de República Dominicana. Esto es lo que se llama
un equipo lleno de gloria.
5.- Las Águilas
Cibaeñas, con el triunfo de esta noche han hecho una
proeza que le devuelve su brillo como uno de los equipos más aguerridos en el béisbol
caribeño.
6.- Las Águilas
Cibaeñas, necesitaban ganar este campeonato por necesidad histórica deportiva,
para recobrar el amor propio, levantar el ánimo a sus simpatizantes y,
fundamentalmente, tomar nuevamente la ruta ganadora, el trayecto
que había perdido de equipo ganador y batallador.
7.- Me alegro, porque
ganó el equipo de mi simpatía. Pero lo que más me hace sentir como una pascua,
es que el triunfo aguilucho ha llegado estando en la presidencia del
conjunto Chilote Llenas, mi hermano, mi amigo histórico, el hijo de
Aracelis y Antonio.
8.- Los liceístas
deben sentirse avergonzados, abochornados, porque después de
estar muy orondos, hoy se ven
humillados. De muy engreídos y presuntuosos, han pasado a ser hazmerreir;
reducidos de gloriosos a condenados, réprobos, sentenciados a la burla
beisbolera.
9.- Nuevamente los
liceístas se llegaron a creer que en verdad su equipo era un Tigre, una
pantera, una fiera en el terreno de juego; pero el Licey se comportó como
un inofensivo gatito, felino raquítico, un mizo sin uñas ni dientes.
10.- Por piedad hacia
los que sufren, compasión a los desvalidos, por humanidad para con los
atormentados, por mi total sensibilidad hacia los angustiados, me uno al dolor
que vivamente hoy les lesiona, la tribulación que enloquece, les
acongoja, la amargura que acompaña a los alicaídos seguidores del equipo
Licey, y en especial a los deudos Altagracia Salazar, Eric
Raful, José Armando Polanco Gómez, Bienvenido Rojas, Rey Santos,
Ulises de Beras, Radhámes Bonilla y Luis Amilkar Gómez, entre otros.
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