Ci
15.- Luego de 55
años sufriendo las nefastas consecuencias de un modelo económico
infuncional, cambiarlo se hace una necesidad, reemplazarlo es impostergable;
debe ser una decisión a ejecutar por
todos los sectores que no se
identifican con la forma de vida que ha
llevado el pueblo dominicano en lo material, institucional, ético y moral.
Dar un giro de 180 grados a la
materialidad dominicana es algo que no se debe relegar, diferirlo sería un
contrasentido.
16.- Cincuenta y
cinco (55) años, son más que suficientes para no tolerar más un ordenamiento bajo el
cual la forma normal de vida se hace angustiosa; la manera como ha sido
manejado el Estado en el orden institucional indigna; perturba la ausencia de garantía de vida y
bienes. La degradación en lo ético y
moral, hace el ambiente cada vez es más purulento.
17.- Luego de 55
años de estar viviendo bajo un ordenamiento económico excluyente, que
impide a amplios sectores satisfacer las necesidades
más elementales para una vida
decente, no hay justificación alguna
para mantenerlo. Es inadmisible desde
todo punto de vista continuar aceptando
un ambiente irresistible. Seria querer conservar lo indebido, inexcusable e
inaceptable.
18.- Una comunidad de mujeres y hombres no puede estar
motivada a continuar aceptando tranquilamente la
existencia de un orden arcaico,
anticuado, que no resuelve nada, y por rancio está condenado a desaparecer.
19.- Habiendo
transcurrido más de 55 años de infuncionalidad, la vigencia del sistema actual
está ausente de fundamentación social y humana, porque no tiene ningún
aliciente, estimulo ni atractivo para ser conservado. Sólo ilusión falsa
siembra el presente ambiente.
20.- Cincuenta y cinco (55) años
de perjuicios invitan a la eliminación
de lo dañoso. Se mantiene lo bueno, se protege lo agradable; es ideal preservar lo útil y hacer durar lo que motiva alegría. Pero es deseable perder, quitarse de encima lo
dañino, lo que estropea el buen vivir.
21.- Luego de 55 años de atraso, se hace necesaria la
innovación de la sociedad dominicana; unas
estructuras que estimulan la miseria se
impone erradicarlas a los fines de modernizar
el país, y hacerle grata la vida a la
mayoría de nuestro pueblo.
22.- Después de 55 años de fastidio, incomodidades, tormentos, perturbaciones y patadas, el pueblo
dominicano merece vivir a gusto, contento; libre de hambre, miseria e
insalubridad, analfabetismo y zaherido en sus nobles sentimientos.
23.- El modelo que
padecemos, el mismo que con algunas
variantes ha golpeado al pueblo por más de 55
años, no es aceptable en lo ético y moral, porque
lejos de estimular como norma de comportamiento integridad, rectitud y
decencia, crea un ambiente propicio para
convertir al ser humano en inmoral,
deshonesto y huérfano de principios de buen vivir.
24.- El ambiente bajo el
cual ha estado viviendo nuestro pueblo
por más de 55 años, no ha creado las
condiciones para que exista entre nosotros armonía, fraternidad, comprensión y
amor, sino discordia, choque,
desavenencia, desencuentro y desarmonía. Por tener como base la
desigualdad de oportunidad, ha sembrado la diferencia que impulsa a la disensión
e incompatibilidad.
25.- El modelo que ha tenido
como base económica el país por espacio de
55 años, por descansar en las injusticias, ha llevado
a los dominicanos y dominicanas a estar bajo desorden, desconcierto y enredo;
lejos de orden y organización lo
que padecemos es desbarajuste,
estropicio y caos. La situación se torna desbordada en criminalidad,
delincuencia de cuello blanco y sucio y es cada vez más creciente el número de
vicios que arropan la sociedad. Las
taras llevan al pueblo al desasosiego, intranquilidad y agobio.
26.- Cincuenta y cinco (55)
años de progreso de fachada, felicidad
aparente, y pinta de bonanza, es lo que han
hecho creer al pueblo dominicano aquellos que han vivido en la
opulencia, desfachatez y elegancia construida sobre hambre, opresión, miseria e
infelicidad.
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