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lunes, 18 de mayo de 2015

La mentira, sus usos y efectos nocivos










Por: Ramón Antonio Veras.

1.- Desde siempre se ha discutido si la conducta de la especie humana está influenciada por lo biológico o genético, o por  las condiciones ambientales, principalmente socioculturales, o por ambos factores a la vez. En lo que no hay discusión es que, en cada medio social, esa conducta está conformada por los actos que habitualmente  ejecuta una persona.
2.- Apartándonos de la influencia de lo  biológico o lo social en la forma de proceder  los seres humanos, el ordenamiento  económico que predomina en nuestro país genera, en la conducta de los dominicanos y dominicanas,  toda una serie  de vicios que se observan como habituales.
3.- La rutina en la ejecución de algunos actos evidencia en  muchos miembros de la comunidad dominicana una especie de adición  a los mismos; uno de esos vicios frecuentes es la mentira que está como una dependencia, se hace uso de ella con   una espontaneidad que prueba la naturalidad, la familiaridad a su uso en quien la ejecuta.
4.- La mentira está tan ligada a algunas  personas  que las  convierten  en adictas a su manejo; la consideran como un soporte, un pilar de su modo de vida y sin el cual no pueden manejarse en sus relaciones con los demás. Mentir viene  a ser, para el que  cultiva la mentira, una especie de cualidad virtuosa.
5.- Aquel que se aclimata a practicar la mentira  se capacita para utilizarla tanto que la adecúa a su forma de  ser, procurando acreditarla dándole valor  de confianza absoluta   a lo que en ella se ha fundamentado; el mentiroso busca que su mentira  adquiera categoría  de documento auténtico; quiere que lo espurio se conozca como fidedigno, genuino.
6.- El que profesa la mentira llega a cultivarla en un grado tal que la abraza como una religión; llega a tenerla como una doctrina para sus relaciones,  de su accionar en el medio donde vive;  la reconoce como si fuera un don divino, y su convicción por ella no tiene límites.
II.- La mentira dañina
7.- Mientras la mentira es utilizada  por quien la   practica como un simple medio de persuasión  y penetración, no lesiona; basta con tomarla como un simple vicio  de su portador, su agente transmisor. Pero ocurre  que el artífice de la mentira no se limita a usarla para cosas triviales, sino que también  la usa para dañar, herir, fastidiar y de  cualquier  forma perjudicar  a otros.
8.- Una vez el profesional de la mentira  decide hacerla dañina, se convierte en algo peligroso; en   alguien capaz de hacerle la vida imposible a todo aquel  que no es de su  agrado,  sin importar el nivel de daño que produzca la mentira empleada como arma  de destrucción  de honras, virtudes y méritos, hace efectos dañinos como si  fuera un producto   tóxico, letal por simple respiración  a la distancia, con el  agravante de que la mentira diseñada para afectar a terceros siempre está acompañada de los más diversos componentes generados por cerebros perniciosos.
9.- El mentiroso para su misión dañina hace un estudio  minucioso de cómo  difundir  el veneno, con el que  rodeará sus argumentos lesivos, la profundidad y sistematización  de su falsedad y cuando considera concluido su objetivo nocivo. Mientras más ponzoñosas sean sus mentiras, más bien se siente el falseador; lo ultrajante desempeña una función  fina contra quien  la mentira deshonra y  mancilla a quien goza de  aprecio.
10.- El mentiroso disfruta su labor destructora; se comporta siempre elocuente, efusivo en el desarrollo de su diatriba; con firme vehemencia se refiere a su víctima, siempre busca que  su dardo  venenoso le caiga directamente a su ofendido; en forma intencional  esquilma  a su lesionado a quien estruja con calma  y en forma calculada sus aviesas calificaciones las cuales trata de que sean las más retorcidas posible para causarle más y peores pesares.
11.-  Por lo regular el mentiroso se expresa en forma pausada para que  su falso mensaje  llegue en forma nítida a su interlocutor;  procura adornar su elocuencia a los fines de llamar la atención, y que su  vocablo sea apreciado como  sincero; se esmera por utilizar palabras que cuadren  perfectamente con la idea que desea vender y que sea fácil de asimilar; mientras más incorpora sus falsedades al cerebro del  público  con  más  rapidez  logra  el mentiroso el fin que persigue.
12.- En el desarrollo de sus ideas dañinas, el mentiroso no quiere ser interrumpido; se molesta cuando es interferido por alguien; quiere tener cautivo de su conversación  a quien ha escogido para que reciba la aviesa versión  que tiene contra la persona que ha decidido ofender con sus  maquinaciones; no quiere que su conspiración  nadie  la obstaculice para que  su  falacia pueda calar con más profundidad.
13.- El calumniador se siente triunfador cuando la mentira se ha propagado ampliamente, y más aún si ha llegado a penetrar a los círculos más cercanos e íntimos del difamado; el falsario celebra en grande   cuando su opinión malsana tiene asidero;  si es aceptada como cierta con relación a  aquel contra quien va dirigida.


III.- Comportamiento del mentiroso
14.- Porque tiene que buscar la forma de llegarle a las personas que quiere le sirvan de portavoz, el  mentiroso  se desdobla; unas veces se presenta arisco e insociable; otras, sociable y totalmente afable; dependiendo del ambiente donde busca detractar, arruinar a su víctima, dejar caer inventivas para desbaratarla moral y personalmente.
15.- La sinuosidad del mentiroso se revela en  su forma de penetración antes de lanzar su mentira, primero analiza el ambiente y a  los  presentes; poco a poco va introduciéndose, y luego  suelta las palabras con las cuales busca desdeñar, vilipendiar a quien quiere  infamar.
16.- En su glosario de palabras para dañar, el mentiroso no hace uso de la mentira químicamente pura, por lo que hay que tener cuidado con el componente que utiliza que puede exhibirlo muy fino, con gran elegancia, aunque  en el fondo siempre será su arma predilecta el cuento,  la bola, el embuste, la trola, la falsedad, la patraña, el artificio y la fábula;  metiendo chivos, haciendo cuentos  para confundir.
17.- Aquella persona a quien el mentiroso decide lesionar, puede decir que le ha caído encima la peor maldición cargada de villanía, calumnias, anatemas y ofensas; la bajeza  hecha persona es lo que el mentiroso busca que se crea  el que es su víctima. La iniquidad es una de las armas del embustero.
18.- El mentiroso mancha reputaciones y para tal fin  elabora una especie  de libreto en el cual diseña su plan de acción  enfocado en el descrédito    bien diseminado; un amplio baldón  que alcance totalmente al difamado; combina   falsedades para penetrar con supuestos hechos de deshonor  y deshonra, y cuando ha mancillado plenamente al infamado, entonces el engañoso respira hondo diciendo “misión cumplida”.
19.-  El farsante jamás hace uso de la verdad porque la considera  su enemiga principal; sus aliados diabólicos son el infundio adornado; la patraña expuesta con elegancia aprendida; la malicia presentada con cara angelical; el descaro desarrollado con donaire para influir y dañar por completo; la hipocresía identificada como supuesta  virtud; el  fingimiento dibujado como algo habilidoso; la  sutileza exhibida con grado de finura intelectual; la triquiñuela  elevada a una gracia del espíritu. La camándula la tiene el mentiroso como medio de destrucción de honras escogidas.

IV.- El mentiroso y sus ejecutorias
20.- El que utiliza  la mentira en forma habitual la tiene como algo muy especial de su vida. Con el transcurso  del tiempo hace de  ella su aliada incondicional, sin la cual cree no puede tener existencia; la convierte en un  símbolo, le rinde culto, le profesa veneración y le rinde homenaje. El mentiroso considera la mentira como aquello  que  le hace posible su estancia en el  planeta tierra, porque está educado para mentir, instruido para dañar, adoctrinado para fastidiar, deshonrar y causar pesares a seres humanos de buenos sentimientos.
21.- Para cualquier persona que quiera defenderse de las acciones malignas del mentiroso, es bueno que sepa que él puede ser identificado  como malvado, embustero, perverso, engañoso, infame, trolero, protervo, malicioso, depravado, diabólico, embaucador, cuentista nefasto y enredador despreciable.
22.- Como disociador por excelencia,  el mentiroso procura sembrar cizaña entre personas que se guardan afecto mutuo; él  se la ingenia para convertir el cariño y estima, en odio  y antipatía; los aliados los hace adversarios, donde impera la armonía siembra la discordia, hace  aflorar la discrepancia, la disensión,  la rencilla y la desavenencia, allí donde reina la concordia y la comprensión.
23.- Con su arma venenosa, la mentira, el embustero, para desunir y crear conflictos entre amigos, socios y familiares, comienza lanzando especies que generan discrepancias, disconformidad y duda,  con el objetivo de promover discusión, pugnas y rebatiñas, hasta llegar a la desunión; allí donde existe acoplamiento y firme conexión, el  mentiroso hace labor en procura de la desintegración; donde hay alianza sincera lucha por escindirla.
24.- Por su obstinación a la maldad, el mentiroso no tiene piedad con nadie; puede considerarse desvalido aquel a quien  escoge para descargar la perversidad que le caracteriza; se mantiene en posición recalcitrante, no cede en sus pretensiones hasta conseguir su objetivo destructor.
25.- El mentiroso, en su accionar no se mantiene siempre igual;  cambia conforme su conveniencia;  se presenta de diferentes maneras para no  ser ubicado en sus actuaciones;  su versatilidad es una de las cualidades que le permiten pasar desapercibido,  se hace el ingenuo porque  así  a su versión le da credibilidad; lanza su especie mentirosa y se queda como un despistado.
26.- Ante el ataque artero del mentiroso, su víctima, alarmada por el infundio utilizado en su contra en  forma sorpresiva, queda  desarmada; el desaliento la domina; en su cabeza no cabe la infamia que el embustero ha puesto a circular. Reducir a la persona, hacerla sentir mal, es un objetivo del farsante, que  busca generar tristeza, angustia y pena, hasta llegar a  la  infelicidad.


27.- El mentiroso no tiene componte para su accionar malvado; es implacable, no se detiene ante nada ni  nadie; es inflexible, cruel e intolerante cuando se fija la idea de causarle daño a determinada persona; no conoce la benevolencia, producir tormento es  su norte; la ofensa;  satisface al embustero  la  estigma contra el escogido para infamar.  .
28.- En su misión  de hacer labor dañina, el que con la mentira deshonra, no distingue; poco le importa injuriar  al familiar, al amigo, colega, camarada, conocido o vecino; un niño o un adulto, un hombre o mujer. Su objetivo es propagar la invectiva  hasta hundir a su víctima. Se comporta infatigable, dinámico mientras infecta  y  contagia con su mentira, su habladuría.
29.- La cara  de quien   hace de la mentira una manifestación  de conducta viciada, resulta de utilidad retenerla porque permite conocer, en parte,  su forma de actuar; sus facciones, sus rasgos, pueden descubrir su perfil malvado.  La estampa, el porte del mentiroso, en un momento dado los delatan.

REFLEXIONES
a.-) La conducta de los seres humanos debemos verla  como un aspecto del conjunto de caracteres morfológicos, fisiológicos, conductuales y ambientales. El comportamiento varía en dependencia de las condiciones socioculturales, y tomando en consideración sexo, clase social, edad y raza.
b.-) No siempre, históricamente, el ser humano abrazó la mentira como formando parte de su cultura; por tanto, ha de llegar una etapa del desarrollo social  de las fuerzas productivas, en la cual la especie humana estará liberada espiritualmente de toda clase de vicios sociales y, entre ellos,  de la mentira.
c.-) En nuestro país, inexorablemente, va a surgir un  ordenamiento  económico y social,  sobre  el cual se levantará una superestructura, en la que los dominicanos  y dominicanas, por formación  educativa y cultural; y por haber asimilado convicciones éticas y morales, estarán liberados de taras sociales como la mentira, la falsía y otras desviaciones  del correcto proceder.
d.-) En la medida que una sociedad se deteriora, más vigencia tiene el que  hace uso habitual de la mentira; los vicios sociales nacen y se desarrollan en ambientes donde  la mediocridad sobresale, de ahí que en nuestro país los farsantes mentirosos abundan.
e.-) El medio social dominicano actual, por su base económica y la superestructura  que sobre ella levanta, es ideal para la generación de vicios sociales que necesariamente dañan la conducta humana, incluida la mentira y sus negativas vinculaciones.
f.-) En la actualidad, como vicio social,  la mentira está  presente en todas las clases,  capas y sectores de la sociedad; existe como algo sociocultural  que ha infectado a todo el tejido social dominicano.
g.-) A los fines de contrarrestar la transmisión  de los gérmenes que genera la mentira y otras taras sociales, en la  niñez se impone aplicar un amplio programa educativo dirigido a edificar a las niñas y niños de lo nocivo que es la mentira como  deformación  de la conducta del ser humano.
h.-) En nuestro medio, los padres y las madres en el seno de la familia están en el deber de educar a sus hijas e hijos,  en la correcta  conducta  y el recto proceder, a los fines de que no se desarrollen dominados por los vicios sociales  presentes hoy en el seno de la sociedad dominicana,  y cada día se afianzan más en la medida que el modelo económico actual se hace ineficaz  para garantizarle una vida digna al pueblo dominicano.
i.-) Dentro de lo posible se puede implementar un trabajo en las  escuelas primarias edificando  a los párvulos con relación  a la ética, la moral, las buenas costumbres, la lealtad, la fidelidad, la honradez, el honor, el decoro, la dignidad y otros valores y haciendo hincapié en aquellos puntos que elevan a los seres humanos.
j.-) En la escuela primaria se ha de implementar la materia de moral y cívica y en ella el estudio de los vicios sociales, destacando; entre otros,  a la mentira, y precisando que el que hace uso de ella es una persona nociva a la sociedad,  porque daña a los demás,  y el mentiroso es un corrompido, depravado, perverso, perjudicial, pernicioso, inservible, indolente y dañoso, en toda la extensión de la palabra.
k.-) De seguro que toda persona de valía ha sido víctima de una mentira puesta a circular por un malvado mentiroso, y por  lo regular la infamia proviene de alguien  cercano; el agraviado resulta lesionado  dos veces, por la invectiva en su contra y la deslealtad del embustero.
l.-) El mentiroso tiene sus iguales: es hermano gemelo del sinvergüenza, primo directo del traidor y sobrino del intrigante; esta familia tiene en común que se   amamanta de la mentira y no sirve ninguno de sus miembros.
ll.-) Hasta tanto la sociedad no se libere  de  la epidemia de la mentira y su más fiel intérprete  que es el mentiroso, los sufrimientos en los seres humanos siempre serán una posibilidad latente,  porque nadie está fuera del alcance  de quien acecha  al que sirve para causarle  sinsabores y pesares.
m.-) La mentira es tan dañina  que lesiona al que la dice, al que la escucha y a quien la difunde; y su efecto dañoso  se extiende a todos aquellos  que ingenuamente  dan crédito a la mentira propagada  que contamina a los crédulos.
n.-) Los  más  peligrosos mentirosos son aquellos que hilan tan finamente su mentira  que parece una verdad,  y con ella  hacen sentir sumamente mal  a los  que son  inteligentes  y habían confiado en esa verdad y en la amistad del embustero; pero luego comprueban que han sido víctimas porque aceptaron  como verdadera la falsedad de un farsante.
ñ.-) Aquel que hace uso de la mentira no sirve como persona; es una porquería que sólo debe estar en un zafacón; como desecho social daña; su habitualidad a la mentira lo hace  una afrenta a si mismo porque  convierte su comportamiento en una liga de inmundicia, perrería y roña. No merece ni el desprecio.
o.-) Toda persona que logra sacar de su lado a un  mentiroso, puede considerarse afortunada, porque él  es un espécimen que sólo sirve para hacer daño, hasta el punto de que  mohosea los metales preciosos y deteriora el cedro.
p.-) Para mí, no hablar mentira es una norma de conducta, es una cuestión  de principio y  por tal razón todo aquel que me habla mentira, o conociéndome no cree o pone en duda mi verdad, lo saco de mi círculo familiar, de amigos, amigas o amistades.
q.-) Por último,  a mis nietas y nietos les digo que nunca hablen mentiras, y que si después de  yo desaparecer  del mundo de los vivos comprueban  que les dije alguna mentira, vayan a mi tumba y sobre ella lancen un salivazo como desprecio a mi memoria.

Santiago de los Caballeros,
15 de mayo de 2015.









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