Dos periodistas aseguran tener todas las pruebas de que Robert Kennedy mandó a matar a la actriz.
Robert se cansó de los asedios de la estrella y sobornó a un psiquiatra para que la matara con una inyección de pentobarbital en el corazón, dice el nuevo libro. Foto: Getty Images.
Las evidencias son recogidas por los autores en el libro The Murder of Marilyn Monroe: Case Closed, en el que corroboran que el entonces presidente John F. Kennedy tuvo un affaire con la diva y que, hastiado de sus llamadas a la Casa Blanca, envió a Los Ángeles a su hermano, el fiscal general Robert Kennedy. Sin embargo, también él se rindió a los encantos de Marilyn, quien se enamoró locamente de él. La estrella no aceptó que Robert después quisiera dejarla, y lo amenazó con revelar las miserias que sabía de la familia de políticos.
Bobby, como llamaban al fiscal, se enteró de que Marilyn se acostaba con su psiquiatra Ralph Greenson, lo que le habría implicado al médico ir a la cárcel. Entonces, lo sobornó para que “se encargara” de ella. La noche de la tragedia, Kennedy irrumpió en la casa de la actriz con policías que la durmieron con pentobarbital y le aplicaron un enema con más barbitúricos, mientras él buscaba el diario donde ella había escrito lo que sabía.
Marilyn, de acuerdo con los periodistas, fue descubierta inconsciente por su ama de llaves, quien llamó a una ambulancia. Según los enfermeros que la atendieron, estaba a punto de salvarse cuando llegó Greenson de improviso y le aplicó una inyección de pentobarbital directo al corazón, que la mató. El director del FBI, J. Edgar Hoover, tenía esta información, pero calló y solo la usó para sobornar a los Kennedy, concluye el libro.
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