Los niños que hacen labor de “buzos” en cañadas y basureros del país no sólo se exponen a enfermedades infecciosas, bacterianas y a heridas, sino que sufren un daño emocional o psicológio que es aún más severo, debido a lo denigrante de esa labor, advirtió ayer el presidente de la Sociedad Dominicana de Pediatría, José Brea del Castillo.
Dijo que es imperativo que el Estado trace directrices y asuma acciones dirigidas a evitar ese tipo de práctica en la etapa de la niñez, que además viola los Derechos Humanos del Niño.
Al respecto, el director de Salud Ambiental del Ministerio de Salud Pública, Luis Emilio Feliz Roa, aseguró que esa institución ejecuta programas dirigidos a la familia, con el propósito de concienciarlo para evitar ese tipo de actividad.
Sin embargo, señaló que hace falta una integración interinstitucional e intersectorial que permita abordar de manera integral esa problemática, porque está muy vinculada a familias muy vulnerables. Brea del Castillo y Feliz Roa fueron entrevistados en torno a un reportaje publicado por LISTÍN DIARIO en el cual se destaca que muchos niños se ganan la vida entre la inmundicia de la cañada de Bonavides, del Distrito Nacional.
El presidente de la Sociedad de Pediatría dijo que cuando un niño busca “cosas valiosas” dentro de una cañada su vida emocional se destruye, porque se convierten en menores que no quieren salir adelante a través de la educación.
“Más que tener infecciones en la piel, de correr el riesgo de padecer de muchas infecciones y enfermedades, entre ellas la leptospirosis, parasitoris, males en la piel, todo lo que está detrás, su familia, el medio en que se desenvuelve es una gran preocupación”, dijo.
Agregó que se trata de niños que están trabajando, lo cual no debe ser, además de que están haciendo algo que no es digno y no tiene ningún tipo de supervisión que garantice su salud.
Brea del Castillo entiende que el Estado debe aplicar las políticas que hay en ese sentido, y que la población debe estar vigilante para alertar al respecto.
A su vez, Feliz Roa dijo que lo primero es hacer concientes a los padres del riesgo a que se exponen esos niños y que eso se logra con programas sistemáticos de promoción y educación para la salud, en lo cual trabaja actualmente la Dirección General de Prevención y Promoción de la Salud del Ministerio de Salud Pública.
Recordó que el abordaje de la problemática de esos niños expuestos al trabajo en esos lugares que atentan contra su salud involucra a muchas instituciones y sectores, tras señalar que hay leyes que prohíben esas prácticas.
Puso como ejemplo la legislación de protección a niños niñas y adolescente, cuyo enfoque no va dirigido solamente hacia problemas de violencia física y sexual, y lo mismo ocurre -recordó- con la que prohíbe el trabajo infantil.
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