06/12/2014 :
Décimo
tercera entrega
Durante
los 12 años de Joaquín Balaguer las libertades públicas eran limitadas. (El
Caribe )
Capítulo
(XI)
El caso de «El Sombrerero». La intolerancia oficial. Una burla a
la justicia. Su deportación
Debo
señalar que no me amilanó la advertencia que me hizo el jefe del Servicio
Secreto con respecto a las charlas que motivaron el interrogatorio. Seguí con
la labor de orientación por
medio
de seminarios y conferencias y organizando cursos en los sindicatos para educar
a los obreros, para que ellos aprendieran a defender sus derechos políticos,
económicos y sociales.
He aquí algunas de las charlas y conferencias que dicté con posterioridad al
interrogatorio del 3 de marzo de 1972, todas ese mismo año:
- Llama a integración para defender derechos humanos (La Información, 4 de
marzo).
- Cursillo a sindicato de La Tabacalera (La Información, 5 de
marzo).
- El pueblo debe organizarse para defender sus
derechos (El Sol, 7 de marzo).
- El pueblo debe arrancar sus derechos y defenderlos (La Información, 11
de marzo).
- Analiza la Reforma Agraria
(La Información,
15 de marzo).
- La reforma limitada no es solución (El Sol, 20 de
marzo).
- La situación del obrero agrícola (La Información, 24
de marzo).
- Llamado por la amnistía (El Sol, 27 de marzo).
- El estado de crimen. El terror y la descomposición
social (La
Información, 28 de marzo).
- Protesta por atropellos en UASD (5 de abril).
- Violan los derechos humanos. Quién debiera
protegerlos (El Sol, 11 de abril).
- La mujer y la lucha del pueblo (La Información, 13
de abril).
- Dirigentes obreros deben analizar situación nacional
(La Información,
15 de abril).
- La clase obrera tiene por misión transformar la
sociedad (El Sol, 29 de abril).
Muchas
de las citadas charlas tenían por finalidad contrarrestar a la organización
terrorista «La Banda»,
que continuaba sembrando el terror en el seno del pueblo. Así, por ejemplo, en
el periódico La
Información del 28 de marzo de 1972, hice constar:
El estado de crímenes, terror, asesinato, la inseguridad de la persona humana,
el desconocimiento de las decisiones judiciales, la falta de garantía que vive
el pueblo dominicano no es más que una consecuencia de la descomposición social
que impera aquí.
El doctor Veras dijo que «los asesinatos recientes son eslabones de la cadena
que hace cinco años se cometen en nuestro país, tienen un carácter típicamente
terrorista cometidos con la anuencia oficial, tales como los cometidos por «La Banda» el martes en la noche
contra dos indefensos dominicanos. Calificó «La Banda» como organización
fascista y terrorista que ha sido organizada para implantar el terror en los
sectores democráticos y progresistas de la oposición. El doctor Veras aseguró
que al igual que otras organizaciones terroristas creadas en otras épocas en
nuestro país, «La Banda»
tiende a desaparecer.
Estaba convencido de que en la medida en que denunciaba a «La Banda», el pueblo se formaba
la conciencia de que había que enfrentarla y luchar contra ella. Las charlas en
los clubes culturales, asociaciones, gremios y sindicatos permitían que
diferentes sectores se hicieran receptivos al mensaje que les transmitía en un
lenguaje llano, directo y, por vía de consecuencia, fácil de comprender.
Además del trabajo de orientación popular, continuaba con la defensa de los
perseguidos y presos políticos. Luego del interrogatorio a que fui sometido el
3 de marzo, se me presentó el ineludible deber de defender a un luchador
democrático, revolucionario, socialista y patriota a toda prueba: Lorenzo
Vargas (a) El Sombrerero.
El 1ro. de septiembre de 1971, fue asesinado Jesús María Álvarez (a) Boyoyo, y
el 14 del mismo mes, la
Policía Nacional acusó del crimen a El Sombrerero, versión
que nunca fue aceptada por los familiares del ultimado; por el contrario,
siempre se dijo que Jesús María había sido asesinado por la Policía. El Sombrerero
también fue acusado del asesinato de los esposos Pablo y Nancy Porter; la
opinión pública había señalado al organismo policial de la época como
involucrado también en este último crimen. (20)
El Sombrerero, una vez fue informado de que había sido señalado por la Policía Nacional
en los casos de Bayoyo y los esposos Porter, se lanzó a la clandestinidad,
porque él sabía que el objetivo no era apresarlo, sino eliminarlo físicamente.
Lorenzo Enrique Vargas, es uno de los hombres más íntegros que ha tenido el
movimiento popular, democrático, progresista y socialista del país. Sabía que
era inocente de las imputaciones que le hacía la Policía y, por tanto, me
entregué en cuerpo y alma a defender su inocencia.
Lo primero que hice en su favor fue interponer un recurso de hábeas corpus el
cual fue acogido por el juez apoderado, el licenciado Ricardo Almánzar, quien
ordenó su libertad. (21)
La sentencia fue apelada, y desacatada por la Policía y el Ministerio
Público; y El Sombrerero mantenido en prisión. Le hice una intimación tanto al
Fiscal como al Procurador de la
Corte de Apelación de Santiago para que lo pusieran en
libertad, pero ambos funcionarios se opusieron. (22)
Finalmente, el gobierno, convertido en ley, batuta y Constitución decidió
deportar a El Sombrerero, hacia Europa. El 23 de abril de 1972. (23)
Una vez llegó al gobierno el PRD y Antonio Guzmán Fernández, le solicité al
Procurador General de la
República que en la lista que se había elaborado para el
regreso de los exiliados se incluyera a Lorenzo Enrique Vargas. El Magistrado a
quien le dirigí la petición hizo caso omiso a la misma. (24)
Este caso demostró la intolerancia del gobierno, la ineficacia de la justicia y
la complicidad de ésta con todos los actos ilegales ejecutados por el régimen
de los doce años del doctor Balaguer.
La deportación de El Sombrerero fue la culminación de una lucha en los estrados
que llegó hasta su deportación. Cada día, el régimen del doctor Balaguer daba
demostración de ser más y más insensible; yo estaba consciente, al igual que
amplios sectores democráticos del pueblo dominicano, de que había que seguir
dando la batalla para obligar al gobierno a que respetara los derechos y
libertades del pueblo dominicano.
En el curso de la defensa que hice de El Sombrerero, utilicé como medio fundamental
el argumento de que mi defendido no había tenido nada que ver con los
asesinatos de Boyoyo ni de los esposos Porter, sino que eran crímenes que, por
su naturaleza, respondían a la factura de los que la Policía ejecutaba. Esta
tesis indignó a los servicios policiales, principalmente a los vinculados con
el Servicio Secreto del organismo policial.
FUENTES:
(20)La Información,
10 de abril 1972
(21) La Información,
20 de abril de 1972
(22) La Información,
21 de abril de 1972.
(23) La Información,
24 de abril 1972.
(24) El Nacional, 23 de septiembre 1978.
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