Por:
Ramón Antonio Veras.
Explicación previa
Es
una verdad de perogrullo que el chisme en nuestro medio es una realidad viva y
como el mismo no genera lucha social ni contribuye a las relaciones armoniosas
entre las personas, he reflexionado sobre algunas vivencias que pueden servir
para transmitir los conocimientos que he sacado de la cotidianidad y la forma
más atinada de comportarse políticamente
ante un practicante de la chismografía.
I.- Mientras viva quiero aportar
1.-
En cada época de su vida el ser humano debe decidir la forma de cómo ha de
administrar su tiempo con el fin de hacer su existencia útil. Solamente aquel
que bien dispone de su paso por el mundo de los vivos desaparece con la satisfacción
de haber servido en el medio donde le correspondió vivir, porque emplearse
provechoso es prueba de existir con sentido fructífero.
2.- La
oportunidad que tenemos para contribuir como ente social hay que explotarla
para beneficio de la sociedad, porque de lo valioso que resultemos para hacer
el bien a la colectividad va a depender la valoración que la posteridad haga de
nuestro proceder. Lo que ejecutemos hoy nos va a definir como eficaces o
perjudiciales.
3.- Se
puede decir que no existe aquel que en el curso de su vida solo vive para sí y
no contribuye al desarrollo de la sociedad. Procede como inexistente desde el
punto de vista social, quien se limita a ocupar un lugar en el espacio para
satisfacer apetencias personales y actuar como si tal cosa; indiferente a todo y
bajo ningún concepto se mueve, y si lo hace es impulsado por algo insustancial.
4.- Particularmente
yo, convencido como estoy de que me quedan menos años por vivir que los que he
vivido, solamente acciono para hacer lo que creo trae mejoramiento para la
sociedad. Me mantengo al margen de todo aquello que solo sirve para empeorar el
medio donde vivo o degradar a un ser humano cualquiera. No dispongo de tiempo
para escuchar palabras que encierran quitarle importancia a un individuo en su
accionar público o privado
5.- Sé
que la sociedad donde vivo está preñada de vicios sociales entre los que sobresalen aquellos
que desvalorizan el honor y la consideración de los demás. Aquí hay todo una cultura
estructurada para desdeñar,
humillar y de cualquier forma empequeñecer mediante calificativos que
menoscaban. Busco limitar el tímpano de mis oídos para no escuchar ni tomar en
consideración la conversación que tenga como objetivo perjudicar a un ausente.
Le saco los pies al murmurador.
6.-
Es mi deseo que mientras viva aportar en todo aquello que esté dentro de mis
posibilidades. Una necedad aparta de mi imaginación cualquier proyecto que
pueda elaborar y entregarme al mismo por completo. Aquel que se acerca a mí con
el fin de cuchichear es el susurrador que me quita el tiempo que necesito para cumplir
la decisión de realizar para beneficio colectivo.
7.- Estoy
presto para ponerme allí donde mi presencia sea apropiada sin pensar en
retribución material alguna. Rompe el orden de mi concentración el individuo
que me visita en la casa o en la oficina para como pájaro de mal agüero relatarme
el mal momento que vive una familia como consecuencia de la falta cometida por
uno de sus miembros. No es nada bueno aquel que disfruta la desgracia ajena,
por lo que lo mejor es mantenerlo lo más alejado posible porque con sus
mensajes siempre trae aflicción a quien no goza con el infortunio de los demás.
8.- Por
muy limitada que sea la contribución voluntaria de un munícipe, su acción es apreciada
por la colectividad, porque la ayuda desinteresada además de auxiliar sirve de
ejemplo positivo y motiva a otros a coadyuvar. Se me hace imposible dedicarle
tiempo a aquel que conociendo los problemas que afectan a su entorno se
comporta impedido de actuar para no hacer nada, o estorbar con su desagradable
presencia a quien se muestra dispuesto a actuar para tratar de resolver.
9.-
La ciudadana o el ciudadano diligente no espera ser llamado para solucionar o
ayudar en los problemas que afectan al país. Los cumplidores siempre están ahí,
mientras que el estorbo social se mantiene como obstáculo. Aquel que me busca
para entorpecerme en lo que hago, busco la forma de no darle espacio y le
clausuro cualquier comunicación.
10.-
En un medio como el nuestro lleno de dificultades, siempre hay problemas que
necesitan solución, y corresponde a las mujeres y a los hombres con conciencia
social ponerse al frente para enfrentarlos correctamente en beneficio de la
sociedad. El tiempo que puedo sacar para cumplir con el deber que me imponen
mis ideas, no debo desviarlo ocupándome escuchando las pamplinas que viene a contarme
el desaprensivo tunante.
11.-
Los cambios económicos, políticos y sociales que requiere nuestro país se
lograrán accionando; militando desde donde se pueda incidir con éxito. Lo importante
es mantenerse en tensión; permanentemente en estado de ánimo para modificar el statu quo. Por tal motivo no quiero
encontrarme con aquel que solo sirve para angustiarme, crearme incertidumbre y
pesares. Me levanto de mi cama enamorado de la vida y con el pensamiento
positivo; con la creencia de que el día que recién inició será el mejor. A aquel
que ve las cosas por el lado desfavorable trato de esquivarlo.
12.-
Hay que mantenerse animado y con el deseo de hacer lo que sea conveniente para
lo mejor de nuestro pueblo; producir con
sentido social, originar acciones colectivas que hagan posible suscitar el impulso a la solidaridad; movilizarnos para
obtener lo que aspiramos sea conquista para los que son los más; convertir las
frustraciones en éxitos y los desaciertos en logros. Nunca, jamás me junto con
aquellos que viven para la desesperanza y no para la satisfacción.
13.-
A los que no confían en la potencialidad del pueblo dominicano para liberarse
del estado de opresión social que ha vivido, hay que salirle al paso y
demostrarles que, lejos de creer en el fracaso, estamos armados de la firme
voluntad para triunfar y echar por la borda todo lo que representa desencanto.
Cuantas veces un desgraciado cualquiera se me acerca a condicionarme para que
piense en contrariedad y disgusto, lo quito de mi lado demostrándole que
permanezco entusiasmado, lleno de ilusiones y dispuesto a materializarlas.
14.-
Por ahí andan muchos compatriotas nuestros sembrando indecisión ante la
decisión que tenemos de que el país debe cambiar para bien. A los que pretenden
fijar en mi conciencia titubeos, estoy preparado para responderles que hace
tiempo saco del círculo de amigos a los que se interesan por descorazonarme
para que piense en resultados adversos y no en los triunfos.
II.- La niñez y el porvenir
15.-
A la niñez dominicana hay que formarla para que se desarrolle con la convicción
de que estudiando y trabajando puede, con determinación, lograr los fines que
persigue. Creo que hay que adoctrinarla para que se comporte con decisión, tome
partida con arrojo y sin cobardía; que cada una de sus actuaciones tenga el
sello de la resolución y el buen juicio.
16.-
Hay que hacer todos los esfuerzos posibles y necesarios para que las niñas y
los niños de hoy aprendan a ser dueños
de su intención; a dominar su voluntad para hacer o no hacer lo que sea el
mandato de su conciencia, porque solamente así llegarán en la adultez a actuar
con responsabilidad, con el sentido del deber. La persona inconsciente es la
misma que en nuestro medio se comporta desentendida; permanece encogida de
hombros, es decir, se hace la loca.
17.-
Tengo el convencimiento de que no todo está perdido, que algo se puede salvar de
lo que constituye el segmento niñez. Hay que orientar a los párvulos para que
no se dejen influenciar por los mensajes de aquellos que en el país solo sirven
para dañar, destruir, fastidiar y tratan de inculcar derrotismo en los que
creemos que, no obstante las dificultades que padecemos, podemos avanzar,
siempre y cuando confiemos en las fuerzas motrices comprometidas con un futuro
mejor.
18.-
Aquellos que confiamos que el porvenir pertenece a los que luchan y triunfan,
no debemos hacer caso a los que solo saben fabricar desilusión mediante
suposiciones; idealizan tragedias elaborando conjeturas e impiden que los
sectores más sensatos del país salgan adelante llevándoles divagaciones para
así sacarlos de sus proyectos de éxitos.
19.-
Los sectores que aquí creemos que impulsando las transformaciones podemos
convertir el país en el ambiente que queremos y merecemos, debemos afianzar
nuestra convicción de que fomentando ideas renovadoras y estimulando a los que
están confiados en que es posible alcanzar los sueños que hemos mantenido para algún
día despertar estando en la realidad que añoramos.
20.-
El tiempo hay que aprovecharlo al máximo realizando aquello que es de bien para
la sociedad, y quitar de nuestra presencia a quien se le ocurra ocuparnos con
temas que carecen de significación. Aquel que no se interesa por los cambios
sociales en su país, no es más que un malvado que ausente de vergüenza trata de
distraer al que se involucra en actividades tendientes a generar acciones que
procuran suscitar motivación; incentivar al ajetreo para dar alcance al triunfo
y dejar atrás las derrotas.
21.-
Debemos tratar de mantenernos cerca de aquellos que permanecen animados,
regocijados y enteramente contentos, porque son los que confían en que más temprano
que tarde se lograrán los cambios por los que tantos hombres y mujeres han dado
sus vidas. Históricamente está comprobado que en el seno del pueblo están los
que de buen humor y con carácter van al combate por sus ideas procurando la
liberación de los oprimidos para así crear un sociedad basada en el trabajo, la
fraternidad y la dignidad plena. En cada país hacen posible la felicidad quienes
bregan con optimismo y se conservan bienhumorados para motivar júbilo en la
colectividad.
22.-
La vida nos enseña que si deseamos transmitir inspiración debemos mantenernos
entusiasmados para despertar exaltación en quienes hacen suyas las causas
justas. Para inducir a las personas sensibles para que se unan a los
movimientos con fines liberadores, luchen por el adecentamiento de la vida
pública y el funcionamiento de las instituciones, hay que encenderles los
ánimos para que se muevan con pasión, hinchadas de buenas intenciones y con
absoluta integridad.
23.-
Porque son muchas las tareas que debemos realizar para cooperar en lo que sea
fructífero para el país, no estamos en condición de dispensarle ni un segundo de nuestro tiempo a los que tienen como
ocupación habitual chismear para dañar.
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