Santiago: La Ciudad Corazon

El corazón, en una persona normal, late unas cien mil veces al día, bombeando unos cinco litros de sangre por segundo. El corazón es el órgano muscular principal del aparato circulatorio, está ubicado en el centro de la cavidad torácica. Es el responsable de hacer que la sangre circule por las arterias, venas y capilares; provocando así un perfecto accionar que armoniza la existencia humana.
Su peso no supera las 16 onzas, su tamaño es insignificante en cuanto a la importancia de sus funciones; apenas se compara con el diámetro del puño de la persona que lo posee, jamás puede detener su ritmo operativo; ello implicaría el cese del ciclo vital. El corazón sólo puede relajarse o disminuir el ritmo de sus latidos durante un proceso llamado diástole que debe completarse cronológicamente en no más de medio segundo.

Santiago ha sido catalogada como “la ciudad corazón”, quizás por su posición geográfica o, tal vez, por la similitud de las líneas que componen los límites territoriales del primer Santiago de América.
Lo cierto es que Santiago ha sido, históricamente, una ciudad pujante y emprendedora; es la válvula que motoriza todo el Cibao. Santiago ha jugado un papel importante para que las catorce provincias mantengan un dinamismo económico con éxito y de sostenibilidad en el tiempo.
¿Qué ha sido lo que le ha dado esa facultad a Santiago?
¿La clase política? –No del todo.
¿El tiempo de fundación?- No necesariamente.
¿Su posición geográfica?- No es un factor determinante.
La respuesta a la pregunta inicial se encuentra en los aportes del sector empresarial, que le ha permitido a Santiago una participación activa y significativa con relación a su desarrollo y crecimiento. Ahora, bien ¿Cuáles empresarios?-Aquellos tenían visión desarrollista y supieron observar las condiciones de fuerzas motriz que poseía y posee Santiago para avanzar en términos industriales, comerciales, culturales y educativos.

Es por ello que en esta ciudad nacen entidades como: el Banco Popular Dominicano, el Instituto Superior de Agricultura, La Zona Franca Industrial de Santiago, la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos, Acero Estrella, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, La Universidad Tecnológica de Santiago, entre otras instituciones que fueron creando la marca ciudad de aquella localidad que nació en un solar de Jacagua y luego traslada “en medio de la fértil campiña cibaeña bañada por las aguas de un Yaque dormilón” citando al fenecido cantautor Puertoplateño, Juan Lockward.

El éxito de no se hizo esperar y tuvo raíz en el pensamiento de hombres y mujeres que no solamente se alinearon con temas de carácter corporativo o institucional, sino que también se enfocaron en la solución de los problemas elementales y de interés colectivo, abrazaron las necesidades de la clase proletaria o trabajadora brindando solución a carencias de niveles básicos y esénciales en términos de salud, vivienda, educación y seguridad social. Las instituciones abrieron un amplio campo de posibilidades y arrojó luz para que Santiago sea tomado como referencia en el plano nacional e internacional a lo largo de la historia.

Fue de aquellas mentes que nacieron las más prestigiosas asociaciones, gremios e instituciones sindicales para el servicio de provecho comunitario. Surgieron con el propósito de cuidar la ciudad en cuanto a limpieza, belleza y orden. Además se procuró cuidar y desarrollar programas de protección al medio ambiente y recursos naturales.
En la actualidad el liderazgo empresarial de Santiago, aunque mucho de ellos son habidos para la internacionalización del trabajo y el comercio; no obstante, en sentido social y colectivo, el sectarismo y la indiferencia han secuestrado el liderazgo que imperó por décadas en la hidalga cuyo nombre rinde honor a la Capital de la comunidad autónoma de Galicia: Santiago de Compostela, en la Madre Patria. Hoy no hay oído que escuche las propuestas que buscan continuar con el desarrollo que demanda los nuevos tiempo.

Es cierto que el liderazgo no se hereda como los bienes materiales, pero puede imitarse fortaleciendo los ejes que fomentan la prosperidad del santiagués. Es preciso un despertar que se empodere del control, asumiendo causas que marchen en favor de sectores marginados, excluidos de un presupuesto participativo y de un desarrollo urbano, porque Santiago no es sólo el centro histórico, hace décadas que creció y expandió su densidad poblacional.
Es penoso pensar en la realidad de hoy, ya Santiago no es la ciudad modelo en orden y limpieza. Es verdad que aún exhibe el título de “primada de américa”, pero su posición real en cláusulas de importancia y jerarquía sólo está en las mentes de sus munícipes, compruébese entrando a los portales que reseñan la Republica Dominicana.

Todavía Santiago es la “ciudad corazón”, pero un corazón que sufre de arteriosclerosis enfermedad que impide un circular adecuado de los recursos participativos, es necesario una descentralización de los fondos públicos, porque no llegan a todas las arterias y venas.
Urge una clase empresarial con mayor sentido común y crítico de cara a buscar solución y pensar en nuevas estrategias que se adapten a los retos y desafíos que proyecten un Santiago con fuerza, equilibrio e identificado con las y los asalariados.
Que no sólo sean estrategias que beneficien a la élite de burócratas insensibles, sino que estén enfocadas en las periferias y sectores de mayor necesidad. Que las planificaciones coincidan con los proyectos que buscan el impulso de la provincia y el país, como es el caso del proyecto de ley que eleva a Cienfuegos y sus comunidades a la categoría de municipio.