¿Por qué no?
Por Alfredo Matías
La clase política de la República Dominicana ha
insistido siempre en negar el derecho que tienen los líderes y lideresas sociales de participar en la actividad
política y de ascender a posiciones públicas de elección popular de manera
independiente.
Para ello los
partidos políticos, que son quienes tienen la representación en el Congreso
Nacional, han legislado votando leyes que limitan la participación
independiente en las elecciones presidenciales, congresuales y municipales.
Resulta que en un municipio para ser candidato o
candidata a alcalde o alcaldesa hay que estar inscrito en un partido político.
O bien disponer de cuantiosos recursos económicos que “convenzan” a la
dirigencia del partido de la conveniencia de disponer de la cuota reservada
para otorgar esa candidatura.
De esta manera quienes están al frente de las
instituciones públicas, responden única y estrictamente a la voluntad de los
partidos que los postulan y no a la de los electores que son quienes con el
voto le delegan el poder.
En la mayoría de los casos son candidatos o candidatos sin arraigo social, ni compromiso
comunitario, sin ninguna o muy poca capacidad técnica o gerencial que les
permitan hacer una administración pública destinada a ofertar servicios de calidad, con
criterios de equidad y donde la transparencia y la rendición de cuentas sean la
norma.
Son candidatos o candidatos, por lo general,
desconocedores de lo que es la planificación municipal y cuando alguna persona u
organismo con experiencia en el tema o
con capacidad de recursos le ofrece apoyo en esa área tienden a menospreciarlo
en vez de entenderlo como una oportunidad para producir el desarrollo del
municipio.
En cambio en
las comunidades tenemos a auténticos líderes y lideresas sociales que al margen
de la actividad partidaria han desarrollado una larga hoja de servicio
comunitario
sin pasar factura, con la única
atadura de servir de forma voluntaria a su comunidad, que han sido firme en la defensa de los
intereses colectivos, poniendo en muchas ocasiones, al servicio de la comunidad
su patrimonio y el de toda la familia.
Son hombres y mujeres adornados de atributos como la
honestidad, la solidaridad, el amor al prójimo, el compromiso social. Son los
verdaderos representantes de sus comunidades. ¿Por qué negarle el derecho a
dirigir la cosa pública?
22 de agosto del 2014.
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