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lunes, 8 de octubre de 2018

La procacidad daña la política









Por: Ramón Antonio Veras. 
I.- Diferencia de clase y de ideología 
1.- La especie humana no llega al mundo de los vivos con un ideario, sino que lo va formando en el medio social donde le corresponde vivir. Su pensamiento va a estar condicionado por factores que van desde la posición que socialmente llegue a ocupar hasta los ideales que asimile.
 
2.- No es posible la unidad ideológica en los integrantes de una sociedad regida por un sistema social que motiva la existencia de diferentes clases sociales, porque de la misma forma que se da la escisión clasista, está presente la separación de pensamiento entre los diversos grupos de la comunidad. La concordia de criterios y la armonía de ideales, entraña la cohesión doctrinal, unidad de convicciones y afinidad de credo.
 
3.- En un ambiente económico y social heterogéneo, las clases sociales manifiestan sus aspiraciones partiendo de los intereses que les sirven de guía en sus actuaciones. La diversidad clasista hace posible la pluralidad de ideologías, la vigencia de partidos políticos con posiciones opuestas y la desemejanza en la conducta ética y moral de los actores que inciden en el quehacer político nacional.
 
4.- La discrepancia en las creencias no es más que la señal de que en el seno de la sociedad se mueven intereses entre los cuales hay contrastes y, por tanto, necesariamente ocurren pugnas que llegan a ser irreconciliables. La compatibilidad no es posible entre quienes se adversan porque para que se dé la afinidad debe haber correspondencia. El encaramiento se lleva a cabo dependiendo del nivel ideológico de los contendientes y de lo áspera o blanda de la hostilidad.

II.- El insulto a los adversarios políticos 
5.- En nuestro país, por el atraso ideológico que exhiben los distintos sectores que participan en el debate político, la disputa se lleva a cabo a nivel de dimes y diretes, en ataques personales y no en la confrontación de ideas. El tiempo se está utilizando más hablando de cuestiones sin trascendencia, que de problemas de importancia. Las vacuidades, ligerezas y cosas huecas se destacan más que los temas sustanciosos y de interés para la comunidad. No se observa profundidad en la polémica, razonamientos de altura ni reflexiones que motiven análisis escrupulosos. El político concienzudo ya no está en la palestra porque fue desplazado por el zafio, ese grosero de lenguaje limitado y soez.
 
6.- La contienda de ideas aquí ha desaparecido porque no hay mucho material humano para sostener un juicio ideológico en el cual esté de por medio el cuestionamiento del orden establecido. Porfiar con respecto a los fenómenos propios del sistema que mantiene oprimidas a las grandes mayorías nacionales y encalabrinarse con sólidos argumentos para demostrar las causas de los males que nos dañan, no está a la orden del día en la agenda de los politiqueros vacíos de ideales. Ha sido más fácil acomodarse al discurso sin sentido ni contenido, que controvertir para poner al desnudo el origen de lo que hace posible la degradación en que nos encontramos.
 
7.- Se ha hecho cada vez más notorio el hecho de que a la mayoría de los que hacen política pública en forma habitual, les resulta más cómodo insultar a los adversarios descalificándoles con términos urticantes, que contender recurriendo a la palabra para convencer y así demostrar la verdad de la materia sometida a discusión. El que está huérfano de ideas bien organizadas se encuentra en la imposibilidad de altercar con posibilidades de éxitos sin difamar. El pobre de mente no puede dialogar decentemente porque cae en estupideces y entonces enseña su tosquedad y pobreza de pensamiento.
 
8.- Porque incursionar en la actividad política se ha convertido en un negocio lucrativo, los mentecatos han dañado una labor que, como la política, es para personas juiciosas, talentosas y reflexivas. Un nulo de talento es incapaz de reñir con altura, y cuando enfrenta a un versado de la política fina se ve en la necesidad de transigir en sus posiciones o limitarse a escuchar a su contrincante. Una cosa es injuriar a quien combate, y otra es vencerlo con nobleza. La escasez de ideas y lo reducido del discurso retrata de cuerpo entero a quienes se han creído que tener conciencia política es cochambrería o marranada.
 
9.- La gracia de la política está en ejecutarla con brillantez frente al que hace de oponente. Sin importar que se exponga desde el oficialismo o en el campo opositor, el debate hay que llevarlo con altura, porque de lo contrario la polémica cae en la diatriba y la obra política pierde belleza, se ve como entre vulgares que más que activistas políticos son practicantes de la chabacanería. La bajeza ha logrado tomar imperio en la brega política porque al degradado, indigno, calumniador y sinvergüenza le han dado espacio para hacer lo que es su arte: herir a quien no puede vencer en el terreno de las ideas limpias y cargadas de razones.
 
10.- La indigencia ideológica que padecen los murmuradores de la política, nos enseña que ellos solamente están preparados para comportarse disonantes, exagerados y bellacos,  con lo que han logrado arruinar la parte bonita del accionar político. El político de ayer, que demostró tener disposición, inspiración y desprendimiento, hoy se ha encontrado con vividores que solo saben ser artificiosos, marrulleros y arteros. Con adversarios semejantes es muy difícil lidiar. Pugnar ante quienes no tienen la menor idea de lo que es actuar con lealtad en la riña política, es estar condenado al fastidio, al asco y permanente enojo.
 
III.- El dominio ideológico en el accionar político y social 
11.- Lo único que permite el avance de los pueblos para alcanzar más y mejores objetivos es la lucha social, la cual debe estar impulsada por las fuerzas motrices interesadas en la transformación del statu quo, pero ellas deben tener el suficiente dominio ideológico para la aplicación de los métodos adecuados en cada coyuntura que se presente. Aquí, hasta ahora, la brega política se ha llevado en los marcos de la politiquería que conduce al rezago; al retraso que guía a la dilatoria para lograr el triunfo y prolonga la presente situación.  Lo que conviene a los sectores democráticos más lúcidos es romper el cerco politiquero que les han tendido aquellos que bien se mueven en el ambiente actual y son opuestos al adelanto, a la rapidez que debe acompañar el trabajo político serio.
 
12.- Los términos hirientes y fastidiosos pueden mortificar o no a los sectores económicos y políticos que se aprovechan del sistema, pero en nada contribuyen a socavar la base que le sirve de sostén la cual solo cambia por el empuje de la lucha social consciente y organizada desplegada por luchadores sociales. Aplicar chácharas, habladurías y verbosidad, es muy propio de quienes desconfían de la potencialidad, la energía y determinación que acompañan a los que por su dominio de la política y conocimiento del desarrollo de las contiendas sociales fundamentan su accionar en la aplicación certera de los medios adecuados para salir adelante.
 
13.- Aquel que busca ganar simpatía personal a costa de hacer bromas contra los que controlan el poder y las instituciones del Estado, no pasa de ser gracioso, comediante y apreciado bromista. No es lo mismo un chistoso, enredador, comadrero y jocoso, que un verdadero transformador de la realidad injusta que padecen las grandes mayorías víctimas de la opresión social. Se aporta a los cambios sociales denunciando las causas que generan las lacras, no haciendo payasadas, bromas y chanzas que caen muy bien como chistes, pero no motivan indignación en las masas desposeídas. Las querellas que llevan y motivan acciones son las que envuelven problemas sociales, no las injurias. El changüi no lesiona los intereses del opresor, aunque haga reír a quien es víctima de la opresión.
 
14.- Por muy injusto, odioso, despótico y corrompido que se convierte un gobierno, nada se logrará lanzándole maldiciones, despotricándolo y anatematizándolo. Lo pervertido y execrable de un orden social llega a ser comprendido por el pueblo al tomar conciencia y tener el convencimiento de que el statu quo es insostenible y necesariamente debe ser sustituido. Los oprimidos no se liberan de la opresión haciéndole caso a los desesperados que solo saben desbocarse con disparates que no afectan en lo más mínimo el dominio de la minoría sobre la mayoría de la población. El mal humor, el enfado y lo avinagrado que resultan los conflictos fruto de la desigualdad de oportunidades solamente se superan mediante las acciones conscientes de las masas,  no con poses de comediantes, histriones y fantoches.
 
15.- El picotero y verboso ha logrado ganar espacio en la política porque el desarrollo ideológico ha descendido. Allí donde la politiquería hace acto de presencia, sobresale aquel que, al desconocer las ciencias políticas, se apoya en cotorrear, cuchichear y difamar para llegar a las masas y así hacerse político a la carrera, teniendo como medio de penetración la fanfarronería, el insulto, la cuerda y el chicoleo. El inoportuno y corto de ideas se destaca ante quienes disfrutan con la invectiva y la sátira del burlesco.
 
16.-  En un medio como el nuestro, degradado hasta el tuétano, penetra más fácil en la conciencia popular el que insulta por órgano de un canal de televisión, que quien se dispone a llevar sana orientación cívica y ciudadana. Los disparates, las ignominias y barrabasadas se fijan con más facilidad que la sensatez y la mesura en la mente de los grupos más atrasados. Lamentablemente nos estamos moviendo en el terreno ideal para el individuo extravagante, pervertido y desmesurado. El péndulo nos está diciendo que el disparatado cree que ha llegado a la política para hacer el trabajo que la historia ha reservado para aquellos que abrazan la lucha social con el objetivo de ejecutar las transformaciones que requiere cada sociedad para hacer la vida acogedora al ser humano.
 
17.- Todo aquel que va a la actividad política con la finalidad de hacer realidad ideales de felicidad para el pueblo trabajador, está en el deber de comportarse con coherencia, firmeza y seriedad, demostrando así fidelidad a sus convicciones. El obrar político y social requiere en el militante un sano juicio no contaminado con ideas nocivas que, aunque cubiertas con un manto de nobleza, encierran ruindad, maldad, vileza y deslealtad. La persona hecha para actuar en provecho de la sociedad no debe utilizar nunca contra sus adversarios métodos de lucha deleznables.
 
18.- Los términos ofensivos dirigidos al antagonista político no hacen otra cosa que reducir a los que los emplean, a la vez que revelan que no hay cacumen en su cerebro. La poca lucidez pone en evidencia al necio que está en política para fastidiar, enriquecerse e impedir el desarrollo de la conciencia social del pueblo.
 

martes, 2 de octubre de 2018

Cuidarnos de los mentirosos




Dedico este artículo a las víctimas de la mentira



Por: Ramón Antonio Veras.
                                           I.- Miedo a los ratones y a los mentirosos
 
1.- Aunque sea en forma circunstancial, históricamente, el ser humano ha estado bajo la influencia del miedo, sin que por esa situación se pueda calificar como miedoso; hasta el más valiente ha tenido momentos de temor. Aquellos que creen en alguna fuerza o influencia no explicable por la razón, los supersticiosos, difieren de los temerosos, porque fijan su cobardía en algo que no están en condiciones de explicar.
 
2.- Recientemente, en el curso de una entrevista que se me hizo en un programa de televisión que se origina en un canal en la ciudad de Santiago de los Caballeros, el entrevistador me preguntó a qué le tenía temor. No lo pensé dos veces para responderle que en mi vida me producen miedo los ratones y los chismosos. Mi actitud de rechazo a los roedores, me lleva a tener en mi hogar siempre, por lo menos, cinco gatos porque los considero sus más firmes adversarios. La turbación que me generan las ratas la ligo al espacio físico donde estaba ubicada la vivienda donde nací y permanecí los primeros años de mi niñez. En lo que se refiere a los murmuradores, mi aprensión hacia ellos es ocasionada por el proceder deslenguado que afecta a amplios segmentos sociales con los cuales me ha correspondido vivir en mi adultez.
 
3.- Debo admitir que me ha sido más fácil vencer el pánico hacia los ratones, que el horror que me causan los cizañeros. Los felinos se encargan de mantener alejados a los animalitos que me alarman, pero a los difamadores no hay forma de pararles sus lenguas cargadas de veneno. El ratón es, hasta cierto punto, inofensivo, porque solamente ataca cuando es colocado en una encrucijada. Pero el habitual chismorreador no se detiene nunca en su afán de despellejar al ser humano más noble. La mala impresión causada por la presencia del ratón, no se compara nunca con la irritación que motiva el chismoso que perturba hasta con la referencia que se hace de su perniciosa persona.
 
4.- El miedo que generan los ratones es circunstancial, pasajero y puede evitarse. Pero el pavor que motiva el chismoso es permanente, no efímero. Es posible eliminar una plaga de ratones fumigando su madriguera, pero para quitarse de encima a un difamador hay que higienizar a toda la sociedad, o una gran parte de ella, porque el calumniador está afectado de un quebranto sistémico que lo impulsa a ser perverso, haciendo de la censura maldita su pasatiempo favorito. El maldiciente se siente realizado cuantas veces ultraja a su víctima llevándola hasta el más profundo martirio.
 
5.- Dentro de mi temor a los ratones he llegado a ser con ellos mentalmente tolerante, al reconocer que en ocasiones han sido de provecho para la sociedad humana, porque han servido para investigaciones científicas favorables a la humanidad. Pero no puedo decir lo mismo de los aficionados al chismorreo que solo sirven para dañar a los demás. El liante está en el medio solo para traer pesares hasta a los que no conoce, porque como malévolo que es mortifica a inicuos y virtuosos.
II.- Proceder del mentiroso
 
6.- En el mentiroso están reunidas todas las condiciones perversas que colocan a las personas en estado agrio; tienen habilidades para que el mal humor llegue negativamente a la conciencia de aquellos a quienes procuran colocar permanentemente enfadados, ásperos, belicosos y de cualquier manera disgustado. El que miente busca con su malevolencia que a quien daña se sienta anímicamente enconoso, y nunca alegre.
 
7.- Para ganar confianza, el mentiroso actúa con simulación la que acompaña de zalamería, adulación y otras actitudes mimosas. No es fácil descubrir las bellaquerías de quién miente, porque ejecuta sus maldades envueltas de halagos, monerías y poses que maneja con suma hipocresía, fingimiento y cuantas trampas puede poner en su accionar de engañador y farsante.
 
8.- El embustero quebranta la fidelidad porque está hecho para la traición. Actuar con villanía es un deleite para el que hace gala de la falacia. El falso es un individuo ingrato, de dos caras, alevoso y jugador a dos bandos. Nunca práctica la franqueza porque no sabe ser fiel. Expresa sus mentiras con el vicio de menudear a fin de que la frecuencia de su falacia sea aceptada como veraz.
 
9.- Nadie escapa de las maquinaciones del mendaz, porque no se detiene ante nada ni ante nadie. Lo suyo es disminuir, menguar y como quiera poner en decadencia la honorabilidad de quien merece respeto y distinción en el medio donde vive. Busca causar perjuicio, hacer ver al decente como indecente, desacreditar para menoscabar al respetuoso, y manchar honras forma parte de su arsenal diabólico e infame.
 
10.- Porque el trolero está diseñado para motivar pesadez, se mantiene constantemente desarrollando conversaciones en las que destaca derrotismo, desesperanza, desánimo y negatividad. El patrañaso, embrollador e impostor no se cansa; permanece sin vacaciones con el objetivo de abrumar con sus mentiras generalmente mal intencionadas. Busca desmoralizar, llevando con acusaciones falsas e infamantes a la congoja y al remordimiento sin causa.
 
11.- Decir una cosa por otra, faltarle a la verdad forma parte de la conducta de aquel que con sofismas, embustería y ficción trata de hacerse merecedor de confianza, digno de ganarse la buena voluntad y acreedor de elogios de parte de la persona sincera y sin dobleces. Aquel que se mueve en el mundo de los trufadores y engañadizos no tiene la más mínimas condiciones para comportarse limpio y transparente porque está huérfano de claridad.
 
12.- El tramoyista es capaz de generar las peores diferencias entre personas que disfrutan la amistad sincera, y se encuentran unidas por afectos recíprocos. Por ser insidioso, el macaneador está en condiciones, con su espíritu rollista y ficticio, de crear desavenencia entre aliados ligados por la más sólida amistad y pura camaradería. Allí donde predomina la armonía, el que miente lleva la discordia.
 
13.- Aquel que tiene el hábito de hablar mentiras, por su postura fingida impide descubrir la forma de cómo reacciona ante un hecho. Con toda frialdad se muestra conformista e inflexible, adaptable e intransigente, rígido y maleable. El mentiroso posee el don de hacerse el débil; como el que está ya desfallecido, aunque conserva toda su fortaleza para en el momento oportuno exhibir su potencial de parlanchín, lenguaraz y gárrulo.
 
14.- El mentiroso, con el fin de alcanzar sus objetivos hace creer que es un ser humano fuera de serie; aparenta ser impresionante y de buen carácter; simula ser todo un emprendedor, listo para organizar, forjar y establecer lo que sea necesario para progresar. El falso, en su afán de confundir, hace suponer  que es muy educado, que está debidamente adiestrado, que es un ente social maduro, disciplinado para lo que sea, aunque en el fondo no es más que un irresponsable e informal.
III.- Temor justificado ante los mentirosos
 
15.- Aquel que tiene la oportunidad de estudiar detenidamente el conjunto de cualidades que distinguen al embustero, puede darse cuenta que es una persona caracterizada por la superficialidad; vive de la chismografía; es de naturaleza insustancial; se ocupa de asuntos sin trascendencia y gusta de abordar cuestiones irrelevantes. Su vocabulario es de poca significación y compuesto en su conjunto por trivialidades que emplea para menospreciar y quitar importancia a las virtudes ajenas.
 
 16.- Para hacer de la mentira un proceder normal hay que ser maligno por entero, abyecto de formación, malévolo por gusto y pérfido desde siempre. El que inventa perversidades contra alguien, no es de buen corazón ni de sanos sentimientos; no es un ángel, un bendito ni de buena pasta; no tiene nada de considerado ni mucho menos puede ser llamado un primor, una exquisitez de persona. El fabulador es perjudicial como ciudadano; deplorable como comunitario e inadecuado para compartir con los miembros de la sociedad que demuestran ser de buena calidad.
 
17.- Ante el mentiroso hay razón para mantenerse sobrecogido, lleno de espanto y horrorizado de pie a cabeza. No hay forma de ser atrevido, estar cargado de valentía ni de audacia. El accionar de aquel que se siente a gusto con la mentira, neutraliza cualquier gesto de bravura. No hay coraje, intrepidez ni temple frente al que hace de la mentira su arma preferida. El más audaz, brioso y denodado queda como cobarde frente al obrar del mentiroso.
 
18.- Para la paz espiritual lo que más conviene es mantener alejado al mentiroso, porque en la medida que se neutraliza su lengua, también se nulifica su obrar dañino. En verdad, lo determinante es suprimir toda relación con el embustero; hacerse de cuenta que desapareció; que dejó de existir, porque solo así se sabe que el ambiente se ha liberado de quien vive para deshonrar; empañar fama y oprobiar; deslustrar buena imagen y desprestigiar.
 
19.- Con el convencimiento que tengo de lo nocivo que es el mentiroso para la convivencia civilizada y la sana armonía, he llegado a formarme la idea de que mi temor hacia los ratones debe ser disminuido porque, en fin de cuentas, lo mío hacia ellos puede ser un miedo infundado, mientras que el justificado  horror cada día se afianza más en mi por las perversidades de los embusteros. Con respecto al ratón es posible que con el tiempo yo proceda, algo así, como echándole agua al vino, recogiendo velas, pero con el que habla mentiras debo actuar pensando siempre en el terror que me produce.
 
20.- Los ratones, históricamente, han sido tomados en cuenta positivamente, hasta el punto de que en la actualidad algunos seres humanos los tienen como animales a los que se les atribuye la virtud de traer buena suerte. Pero a ninguna persona con sano juicio se le puede ocurrir tener a un mentiroso como figura de cualidades para traer dicha. Por el contrario, el embustero es signo de desgracia, infortunio y desventura.
 
21.- En el medio social nuestro cualquier persona de sanos sentimientos y correcto proceder está llamada a resultar lesionada material o moralmente por un chismoso de los tantos que abundan y con los cuales, por una u otra razón, estamos llamados lamentablemente a compartir. El ser humano bondadoso es el más propicio a ser perjudicado por el embustero porque, como se ha dicho, “los propósitos que hace la persona sana de no engañar nunca a nadie, la exponen a ser engañada con frecuencia”.
 
22.- Al tratar con el mentiroso hay que ser sumamente ágil de mente porque: “Habla él con tan gentiles palabras, y tiene tal aire, promete con tanta pasión y jura con tanta gracia, que el ser engañado por él sabe a gloria”. Debemos cuidarnos de los mentirosos.
 

lunes, 1 de octubre de 2018

Estar organizado única opción del ciudadano.




Por José Jáquez

Pertenecer a algo, ser parte de algo es la cuestión que da sentido a la vida en sociedad. La persona que trabaja, descansa, y vuelve a labores esperando el día libre para dedicarse a dormir y entretenerse en consumos inducidos por el bombardeo de la propaganda es lo que mejor define un habitante.

La ciudadanía es una condición o estatus que se logra por la vía de la participación en actividades que buscan hacer valer los derechos individuales y colectivos. La preocupación por preservar el medio ambiente o por reponer su destrucción. Demandar eficiencia en los servicios públicos, así como hacer valer la democracia son aspectos que forman  parte de la agenda de ciudadanía.

La Repūblica Dominicana registra un alto nivel de participación en organizaciones sectoriales y territoriales. Sindicatos, asociaciones, clubes, juntas de vecinos, cooperativas. Y la unión de organizaciones conforman federaciones, de las cuales, las más fuertes y criticadas son las del sector transporte.

El año 2017 inauguro una nueva etapa de la vida organizacional de la nación. El 22 de enero de ese año un grupo había convocado a una caminata de rechazo a la corrupción pública. Para sorpresa de muchas personas, incluyendo sus organizadores, la manifestación desbordo las expectativas. Así nació el Movimiento Marcha Verde, o colectivo marcha verde.

Ese movimiento, Marcha verde, es la mejor expresión de las últimas décadas porque ha dado en la diana con las aspiraciones del pueblo desde la fundación de la república en 1844. La corrupción y la impunidad inauguro el primer gobierno constitucional instaurado el 6 de noviembre. Los resultados ya son visibles. Las grandes marchas verdes obligan al elaborar el expediente ODEBRESCH.

Otro tema que afecta a toda la población dominicana  es el alto nivel de los precios de los combustibles. Los grupos con mayor posibilidad de acción contra el costo del diferencial por galón son los sindicatos y asociaciones del transporte. El control sobre los conductores que llevan pasajeros y carga permiten  un poder de manifestación. La limitación es el orden público que todo ciudadano debe observar  y las autoridades garantizar.

Los líderes del transporte, debido a los poderes de acción y negociación, además de capital, han recibido el mote de los dueños del país, los empresarios del transporte, entre otros. Sin embargo, esos grupos son capaces de presionar al gobierno y hacer variar decisiones de orden económico. La presión a favor de sus asociados es la principal función de las organizaciones de cualquier índole.

Las críticas de habitantes y ciudadanos sobre actuaciones de los grupos organizados del transporte, en el sentido de que solo buscan beneficios económicos, aunque ciertas, no tienen razón porque los sindicatos deben hacer. Los sectores  nacionales son afectados doblemente: de un lado el abuso del gobierno que impone precios exagerados de los combustibles y por otro lado la lucha contra esos precios que sólo realizan los transportistas.

La solución a la situación de los  altísimos precios de los carburantes sería que la población  organizada se una a la lucha por precios justos. Las organizaciones ajenas al transporte deben lograr que los líderes del transporte incluyan los intereses de las comunidades a su lucha. En consonancia con la comprensión de los empresarios del transporte, las comunidades se pudieran sumar a la lucha por precios justo de los derivados del petróleo.  

Las personas que no se organizan, es decir, no pertenecen a ninguna organización porque no le gustan las reuniones tendrán que aceptar la dura realidad. Ese habitante que trabaja para asegurar su comida, su cerveza y su jugadita, un día de éstos no tendrá ni eso, porque el gobierno y los grupos que se reparten los beneficios del poder eliminaran toda posibilidad de supervivencia. La única posibilidad es organizarse.

Cámara de Comercio y Producción de La Vega y Conep analizan panorama económico y empresarial para 2023

La Vega. La Cámara de Comercio y Producción de La Vega y el Consejo Nacional de Empresas Privadas (Conep) ven como esperanzador y optimista ...