Por José Jáquez
El mundo de las ideologías coloca a la humanidad en
posiciones encontradas sobre la visión del mundo y sobre cómo se deben resolver
los problemas. De ahí que los liberales,
socialistas e izquierdistas tienen preferencias por los cambios sociales y
trabajan para producirlas, aun tengan de ir a la revolución. Los conservadores, prefieren mantener los
sistemas con cambios graduales y a mas tiempos. Nacionalistas, cuidadosos con
las elites y visión de mantener las cosas como funcionan. Se adhieren a las
tradiciones.
República
Dominicana ha tenido de ir ajustando
cosas en términos jurídicos e institucional para corresponder con
requerimientos internacionales. De hecho, parte del ordenamiento jurídico corresponde
con una sociedad de mayor garantía, sin embargo, han sido impuesta en la
comunidad dominicana, a pesar del rechazo de una parte de la población. El código
de protección de Niños, Niñas y adolescentes, el código procesal penal, son
ejemplos de injertos que han producido desajustes.
Ahora bien, lo que ocurre con la violencia en sentido
general, y de forma especial con la violencia de género, ha dejado al
descubierto la incapacidad del estado para dar respuesta al
problema. Más que una ley para el castigo, que bien lo merece, hay que volver a
intentar con la familia. Es evidente el fracaso de la familia en la crianza de
los hijos. Los que cometen horrores contra sus parejas e hijos salen de unas
familias. Y por tanto no han comprendido la nueva sociedad. Está claro que el
castigo no parara la peste de la violencia. El único camino que nos queda es
trabajar con los niños y niñas.
La orden departamental que ha publicado el ministerio
de educación sobre la metodología en equidad de género ha provocado un hervidero
que en nada ayuda. Hay que mirar al futuro y buscar una forma de trabajar las raíces
para esperar un fruto diferente. No perdamos la fe.
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