Por: Ramón Antonio
Veras.
I.- Explicación
Previa
1.- El ser humano reacciona ante un hecho dependiendo de diferentes
factores; se comporta partiendo de su condición clasista, concepción ideológica
y hasta por su edad. En ocasiones la respuesta a un estímulo emocional es el
resultado del estado de ánimo que ha conmovido a la persona.
2.- En el medio social se presentan situaciones que para unos son de
gran importancia por las consecuencias que entrañan, mientras que para otros
carecen de trascendencia. Lo que es de envergadura para fulano de tal, para
zutano es insignificante, es visto como una trivialidad cualquiera. De ahí que
se dice que cada quien tiene su punto de vista; que las cosas dependen del enfoque,
el cristal con que se miren.
3.- Algunos lectores pueden pensar que mentalmente estoy viviendo dos
siglos atrás; que soy un despistado que de todo hago escrúpulo o pretendo
pintarme como santurrón de nuevo cuño, pero debo precisar que me he motivado a
escribir el presente artículo por una foto que vi y me impactó.
II.- La mujer
embarazada de ayer
4.- En el ambiente que nací y me desarrollé como persona, una mujer
embarazada era motivo de mucho respeto. Ella daba la impresión de ser un
espíritu celestial; era vista como algo angelical que reunía las condiciones de
un ser bendito. La preñada siempre era vista como símbolo de reverencia y
veneración terrenal.
5.- Antes, en cualquier lugar que hacia acto de presencia una ciudadana
encinta, los presentes se volcaban hacia ella con toda delicadeza, en deferencias,
otorgándoles las comodidades más adecuadas a los fines de que se sintiera con
placer. Cada quien trataba de demostrar a la mujer con una criatura en su
vientre que ella era lo más primoroso.
6.- Partiendo de la representación de la imagen que me formé de la mujer
en estado de gestación, su figura todavía la idealizo respetable; que por su
honorabilidad es alguien a quien hay que hacer sentir distinguida; de
significación social. Digna de cualquier merecimiento.
7.- Para mí la mujer embarazada es recatada; ejemplo de pudor, decencia
y vergüenza. La figuro siempre decorosa, al margen de toda tacha, sin ningún
viso de inmoralidad; que guarda con rigor las virtudes que adornan a los seres
humanos íntegros, llenos de castidad.
8.- Confieso que estoy condicionado para siempre ver la mujer embarazada
con una conducta que motiva a conducirse ante ella con la más alta
caballerosidad; entregándole toda bondad, cortesía y magnanimidad. El que es
excelente en cualquier aspecto debe tratar con la hidalguía de que es acreedora
a la que va a echar al mundo de los vivos la futura criatura.
9.-
Creo que el que es joven, ha envejecido o se siente maltratado por los años,
debe darle a la mujer en condición de dar a luz el mismo miramiento que a su
propia madre. La palabra cordial, complaciente y encantador surgieron para ser
aplicadas a la mujer en estado de embarazo.
10.-
Todo aquello que hace posible liberar a la especie humana de pesares y aquietar
su desesperación, tiene que estar reservado especialmente para la mujer que se
encarga de forjar, concebir al niño o la niña que ha de ser el fruto de sus
entrañas. Dar vida solo puede ser obra de la mujer que ha estado preñada. Basta
con decir que “la maternidad es la razón de ser de la mujer, su función, su
goce, su salvación”.
11.-
Mi pensamiento está dirigido a ver en la mujer preñada a la persona merecedora
de suavidad, que hay que hacerla sentir que merece toda clase de primores;
manejarse ante ella con dulzura, ternura y buen tono. Ella nunca debe dar
demostración de que se siente tratada con tosquedad, indelicadeza, descortesía
ni desconsideración.
12.-
Por lo que he expuesto resulta que a la mujer preñada la he elevado a la
divinidad; la he endiosado de tal forma que cualquiera puede pensar que las
damas preñadas me han pagado para deificarlas; que las he ensalzado de tal
forma que las presento santificadas, listas para ser colocadas en el centro de
todos los altares.
13.-
La exaltación que he hecho de las embarazadas es fruto de mi formación
personal, de la visión que tengo de la vida, el mundo y por el apego a mis
ideas. Pero debo confesar que no soy ningún iluso para creer que la conducta
del ser humano de ayer es la de hoy, y que el comportamiento que asume la
preñada de ahora es igual al proceder de la de ayer, como se comprueba por la
vivencia que voy a narrar.
III.- La lectura de una foto
que me impresionó
14.- Para el convencimiento
del ser humano tiene más valor un yo lo vi que un millón de me dijeron; la
práctica es más convincente que la teoría. Los ejemplos vivos tienen más
significación que la especulación para explicar la existencia de un fenómeno
social.
15.- La forma de nuestro
proceder hoy, con relación al de ayer, a tres o cuatro generaciones de
dominicanas y dominicanos nacidos anteriormente, les resulta fácil comprender
el cambio de conducta operado.
16.-
Hace unos días, mientras caminaba por una de las principales calles de la
ciudad de Santiago de los Caballeros, al momento de pasar por el frente de un
negocio vi en una de sus vitrinas la exhibición de la fotografía de una joven
embarazada acostada boca arriba y desnuda. Mi reacción fue de asombro, quedé
pasmado, totalmente sorprendido. Confieso que por primera vez en mi vida vi
algo semejante.
17.-
El choque que me produjo la citada foto es de carácter personal, pero la
lectura que saco de esa imagen va más allá de mi simple percepción y espanto.
La reproducción del cuerpo desnudo de la embarazada tiene un componente que hay
que analizarlo por encima de la decisión de ella fotografiarse y mostrarse al
público.
18.-
Una joven embarazada decirle a su esposo o compañero sentimental que le tome
una foto para conservarla como recuerdo de su proceso de gestación, no es nada
del otro mundo. Pero una mujer preñada visitar un centro fotográfico,
desnudarse, solicitar ser retratada y autorizar que la fotografía sea puesta a
la vista del público, es un asunto que entraña una conducta extraña en la dama
preñada, y si semejante proceder se generaliza entonces la cuestión tiene un
carácter de habitualidad generacional.
19.-
La información de que dispongo es que se ha hecho algo frecuente en jovencitas embarazadas
fotografiarse desnudas y solicitarle al dueño del estudio fotográfico que
exhiba la foto. El hecho de que este proceder se haya hecho común y corriente
nos dice que hay todo un segmento de la sociedad dominicana que moralmente lo
ve normal. De seguro que nunca le pasó por la mente a la abuela de la joven
fotografiada, estando embarazada, posar boca arriba desnuda para fotografiarse
y luego pedir que la foto fuera puesta a la vista del público. Se convierte en
algo cultural la actuación que se ejecuta como costumbre arraigada de una
generación en una época determinada.
20.- La sociedad dominicana de hoy, al igual
que la esclavista y la feudal de ayer, tiene su moral que responde a la base
económica que sirve de sustento al sistema social bajo el cual estamos
viviendo, y le son inherentes la prostitución, el robo, la corrupción y otras
taras que le acompañan. En un medio social degradado hay que ver como algo
cotidiano cualquier acto repugnante a la decencia.
21.-
De la misma forma que en la antigua Roma se aceptaba que el esclavista le diera
muerte a sus esclavos, en un ordenamiento social como el dominicano para
amplios sectores de la sociedad es moralmente aceptable todo aquello que no
conspire contra el sistema, sin importar que para materializarlo se haya
recurrido a la mentira, el engaño, la trampa, la deslealtad, la difamación, la
represión, la corrupción, la criminalidad y a otros medios deleznables. “El fin
justifica los medios”, es un principio jesuítico de oro para cualquier sistema basado
en la opresión social, la desigualdad y la degradación ética y moral.
22.-
Al hacer este trabajo no me pasa por la mente creerme un mojigato o melindroso.
Pura y simplemente he querido hacer uso de un caso concreto, la señora
embarazada, retratada y exhibida desnuda, como demostración de la nueva época
que vive el país en el orden moral. No hay que ser cursi ni remilgado para
saber que la conducta de los dominicanos de hoy es diferente a la de los de
ayer.
23.-
Estoy casi seguro que a muchos padres no les causa ningún rubor ver a su hija
bailando desnuda en un centro de diversión privado. En algunos hogares de aquí
el papá y la mamá no se sienten abochornados por el hecho de que sus
descendientes se comporten ajustados a la moral de hojalata que sirve de guía
al accionar de todo un abanico de fuerzas económicas, políticas y sociales.
Cada familia tiene un criterio muy particular con relación a las normas éticas
y morales y las manejan a su mejor conveniencia.
24.-
Los degradados moralmente son indiferentes a las actuaciones de sus vástagos,
pues para ellos los fundamentos de la moral son movibles; los toman en
consideración dependiendo de qué lado se mueve la mercancía dinero. Constituye
un estorbo hablarles a los degenerados de que la sociedad dominicana está
sustentada en normas éticas adecuadas para los cafres, la cual está dominada
por la idea de que “la moral no es otra cosa que las precauciones que se toman
para transgredirla”.
25.- Porque estoy
convencido de que la moral está determinada por el régimen económico y social y
tiene un carácter histórico, hace tiempo que conociendo algo de la moral que
guía a la sociedad dominicana de hoy, algunos actos como la foto exhibida de la
embarazada me sorprenden, pero sé que tienen su caldo de cultivo en el sistema
predominante aquí.
26.- La forma de vida no
se impone, se ejecuta conforme lo aprendido en el hogar, de ahí que hay que
retener la idea de que “la moral erige un tribunal mucho más alto y temible que
el de las leyes. Sus órdenes no se satisfacen con sólo que evitemos el mal,
sino que prescriben que obremos el bien; no sólo que permanezcamos buenos, sino
que lo seamos. Porque ella, la moral, no se funda en la opinión pública, a la
que es posible de engañar, sino en
nuestra propia estimación, que jamás nos engaña”. La joven de la fotografía la
engañaron en la educación doméstica, y ella no traicionó su conciencia.
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