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martes, 21 de julio de 2015

Uno de los imputados en el Aduanazo II era empleado de la Fiscalía de Santiago

Uno de los imputados en el Aduanazo II era empleado de la Fiscalía de Santiago

Foto: Máximo Laureano/Acento.com.do./Ramón Hipólito Rodríguez (camisa verde de cuadros). La gente se pregunta si los acusados del Aduanazo II (Santiago 2015) serán castigados porque no cuentan con el poder político ni la influencia de los hijos de papi y mami de 2010, o si también disfrutarán de impunidad
SANTIAGO, República Dominicana.-Ramón Hipólito Rodríguez, uno de los imputados en el presunto robo de divisas en las oficinas de Aduanas en el Aeropuerto Internacional del Cibao, es muy conocido en el Palacio de Justicia de Santiago, donde laboró como secretario del departamento de Querellas de la Procuraduría Fiscal. Reporteros de Acento.com.do confirmaron el dato.
En otro aspecto, aunque oficialmente no se ha dado la información, una fuente dijo que el ahora imputado habría sido separado de su trabajo en la Fiscalía debido a que violó normas internas.
Sin embargo, la fiscal de Santiago, Luisa Liranzo, dijo que Ramón Hipólito no fue cancelado de su empleo en el Ministerio Público, sino que renunció porque le convenía más el trabajo como inspector de pasajeros en la dependencia de Aduanas en el Aeropuerto Cibao.
“Era empleado, pero no fue sacado, renunció, cuando consiguió al conseguir el cargo en Aduanas”, dijo la fiscal titular. El cargo de Ramón Hipólito en la Fiscalía de Santiago, era de Secretario de Denuncias.
Ramón Hipólito es el imputado que en el proceso de la coerción, conocido el jueves 16 de julio del 2015, denunció que había sido maltratado y que temía por su vida.
El imputado, quien conserva buenas relaciones en la Fiscalía de Santiago, aprovechó una de las pausas en el proceso para gritar a todo pulmón en los pasillos del Palacio de Justicia que había sido inculpado junto a compañeros suyos porque se quería encubrir a los verdaderos culpables.
Ramón Hipólito Rodríguez fue captado por las cámaras ocultas de Aduanas en el Aeropuerto Cibao, donde se observa junto a otros empleados en una supuesta repartición de los dólares confiscados a la pasajera Osairy Mercedes Quezada, la cual no declaró las divisas traídas desde Estados Unidos.
Mercedes Quezada viajó desde Boston a Santiago en el vuelo 923 de la línea Jet Blue, la madrugada del el 29 de junio del 2015.
Previo a estas informaciones se había ofrecido el dato erróneo de que la pasajera Mercedes Quezada había volado desde Nueva York.
En un documento de decomiso de la divisa se estable que la cantidad no declarada es de US$ 136, 557.00, y que los empleados de Aduanas se habrían quedado con parte de este dinero. Asimismo, se señala otro monto de dinero que se cree no fue notificado por los empleados que hicieron la confiscación.
Aduanazo I Santiago 2010
En julio 2010, los jóvenes, Miguel Ángel Lazala Cabrera, hijo de Petra Cabrera, quien era en ese momento subdirectora de PROINDUSTRIA; Adalberto Rosa Rosario, hijo del diputado Adalberto Rosa, y Herald Estévez Peña, fueron a prisión por una presunta estafa de más de 100 millones de pesos. Los jóvenes hijos de funcionarios y altos dirigentes peledeístas fueron acusados de fraude contra Aduanas a través de varios almacenes en Santiago. Asimismo, se los acusó de vínculo con el tráfico de armas entre otros ilícitos.
Un tribunal dictó una medida de prisión preventiva de ochos meses, contra los imputados, pero luego fueron dejados libres de manera condicional.
Posteriormente, tanto la Dirección General de Aduanas como el Ministerio Público, retiraron todo interés en el caso, dejando que cesara la acción pública contra los acusados, quedando así el delito totalmente impune. Este hecho generó la repulsa de la sociedad de Santiago.
Por eso en la actualidad la gente se pregunta si los acusados del Aduanazo II (Santiago 2015) serán castigados porque no cuentan con el poder político ni la influencia de los hijos de papi y mami de 2010, o si también disfrutarán de impunidad.

Ante la acción del traidor, fortalecer la buena amistad







Por: Ramón Antonio Veras.

Introducción
Los  seres humanos no estamos formados para acumular pesares y agravios que sólo   generan mortificaciones,  sinsabores; lo más conveniente es buscar la forma  de descargar, expulsar de nuestra mente todo lo que significa perturbación.
No debemos aceptar en silencio aquello que desajuste  nuestro estado de tranquilidad espiritual, y contribuya a trastornar  el  normal  desenvolvimiento   de nuestras vidas.
Debemos   tratar de recobrar la calma lesionada por el acto de quien se siente mal  con la  paz  de  los que  creemos  en las cosas buenas y bonitas, como la lealtad, y no en las malas y  feas, como la traición.  
Así como  expresamos  por escrito  las cosas hermosas,  fruto de la convivencia civilizada y sincera,    también tenemos que estar dispuestos a  manifestar  aquello que, como la acción del traicionero,  vivamente nos lesiona.

I.- Firmeza y debilidades
1.- El  hecho de haber llegado a la tercera edad, vivo y viable, es para mí algo que aprecio, y  una satisfacción  porque,  dentro de mis posibilidades,  me ha  permitido  servirle a mi país, lo que  haré  con gusto  hasta que desaparezca del mundo de  los vivos.
2.- Si hago una evaluación de lo que ha sido mi existencia desde el momento de mi nacimiento hasta ahora, el balance que saco  es que la vida me ha dado más que lo que le he pedido; ella ha sido sumamente generosa conmigo, caritativa en extremo; sería un ingrato si no reconociera su nobleza.
3.- En la oscilación  de la supervivencia debo tomar en cuenta mi origen  social, el círculo familiar y la situación económica miserable en la que me tocó nacer y desarrollarme; sólo recordando ese  pasado amargo, puedo valorar dulce y positivamente el presente.
4.- De mi temperamento puedo decir que mi mamá me formó con una disciplina rígida en la que nunca han tenido espacio los lamentos; los momentos difíciles los enfrento con la firme determinación de salir airoso; no permito que me derrote la tristeza; en lugar  de  angustiado procuro sentirme gozoso; lo difícil trato de verlo fácil, lo aflictivo como agradable.
5.- Estoy preparado para resistir, soportar los peores martirios; afrontar cualquier adversidad; aguantar los peores dolores sin transigir en lo más mínimo, ni doblegarme ante la prepotencia. No estoy revestido de gran valor, pero no le temo a la muerte.

II.- La traición me golpea
6.- Como todo ser humano tengo mis debilidades, y una de ellas se presenta cuando me siento traicionado. Me transformo por completo, de una persona firme y segura me convierto en débil e inestable; de animado me presento apático.
7.- La traición cambia  mi estado de ánimo; me debilita; la decisión, los bríos, y el ímpetu decaen; el ardor se me apaga, la determinación la reduzco hasta sentirme decaído, desalentado por completo. No me explico  por qué la traición  ataca lo más profundo de mi alma, hasta el punto de que me siento destruido, aniquilado;  soy una persona, abatida, apabullada, rara, desazonada.
8.- La intensidad como quiero a las amigas y amigos  me   llevan a sentirme derrotado, golpeado, una vez compruebo que he  sido víctima de un traidor a quien creía leal;  la felonía la detesto; ante ella me siento otra persona; no estoy formado para lidiar con el felón  a quien  considero capaz de lo peor.
9.- La deslealtad no la digiero;  no la acepto bajo ninguna circunstancia; la desprecio sin atenuación alguna, porque sólo conozco la entrega, la sinceridad franca, abierta y sin dobleces; una relación entre amigos y amigas la veo contaminada desde que desaparece la sinceridad; en lo adelante no tiene razón de ser.
10.- Me resulta difícil aceptar que he sido traicionado por alguien a quien había profesado cariño, trato amable, devoción sin límites; un querer sin cortapisas, y  de un momento a otro, en un santiamén, hacia mi descubro, en la otra parte,  envidia, odio, aversión  y trato desdeñoso.
11.- La traición,  esa parte feísima  de la especie humana, la he venido a conocer ahora, en mi tercera edad; en mi niñez y juventud siempre me sentí rodeado de amigas y amigos sinceros, personas de una sola pieza,  me generaban absoluta confianza.
12.- Aquel que no me conoce no llega a comprender lo que para mí  significa un acto  de engaño; es algo  que no tengo en mi código mental.  De ahí lo duro que recibo el golpe del traidor.
13.- Para mí resultó sumamente difícil descubrir que personas a las cuales creía  sinceras, de un momento a otro me han sorprendido con una traición. Habría  preferido morir antes que saber de su traición hacia mí, aunque sé que es mucho pedirle a un traidor que   sea sincero.
III.- Algunos rasgos del traidor
14.-  He llegado a la conclusión  de que el traidor es un ser que nace con condiciones para la  falsedad, porque no es  posible  pasar de bueno a malo, de bondadoso a malvado, de benévolo  a egoísta, de piadoso a cruel y de provechoso a perjudicial.
15.- La sinceridad no  es algo que se pierde en un abrir y  cerrar de ojos; el falso, el hipócrita, el disimulado tiene fija en el fondo de su alma la sinuosidad, que es la base para poner en práctica vicios como la traición, la deslealtad y la retorcida condición de falso.
16.- El traidor  ejecuta la traición  en forma calculada, no actúa  en base a suposiciones ni conjeturas;  reflexiona para su proceder y así obtener el fin  perseguido; sabe cuándo  simular ser    ardoroso y cuándo lo hace en forma helada;  en qué momento  debe estar tranquilo,   sereno, y cuándo presentarse alborotado,  hacer ruido y  hacerse sentir.
17.-  Una de las actitudes más  hirientes del  traidor es el factor sorpresa por el hecho de siempre haber simulado  lealtad, impresiona, asombra cuando pone en práctica la traición; causa estupor,  siembra el desconcierto; se comporta calmado, sereno, lo que hace que  el traicionado se sienta confundido.
18.- La víctima de la traición  es atrapada  desprevenida, porque no la esperaba; ella proviene de aquel en quien había depositado confianza. El traicionero no avisa a quien simula ser su  amigo,  a quien caza impresionado, alarmándolo, creándole sobresaltos y consternación.
19.-  No podemos ignorar que desde el momento que el ser humano vive en sociedad está expuesto a la traición;  por muy inteligente y sagaz que usted sea,  puede llegar a ser víctima  del traidor, quien siempre se la ingenia para ejecutar su acción perversa.
20.-  Quien está formado en la sinceridad no puede pronosticar la traición; por muy fogueado que esté  en la vida, jamás puede vaticinar que será traicionado por aquel que tenía como la continuación suya.  El simulador de sincera amistad engaña por igual al perspicaz como al torpe.
IV.- Reflexiones finales
21.- Los farsantes en su accionar traicionero  van de la mano con los  que simulan  sinceridad. Los deshonestos no saben ni les importa  los daños  que  causan a sus víctimas a las cuales aparentan  amistad y,  finalmente,   las hieren con la perfidia y la alevosía de la traición.  
22.- No todas las personas estamos en condiciones de recibir, soportar la traición. Es imposible tranquilamente aceptar ser traicionado por aquel que creía era tu amiga o amigo.  Ninguna persona sana y sincera está  preparada para  sobrellevar los pesares que genera la deslealtad; nunca se espera de los amigos cosas deshonestas, miserables, ni mezquindades.  
23.- A medida que el tiempo  transcurre, y el medio social dominicano se agrieta,  en él se  desarrollan los que están  preparados para fingir y simular verdadera  amistad. La lealtad, la fidelidad escasea en el mismo grado que se prostituye el ambiente donde nos estamos moviendo.
24.- En lo que a mí respecta, los actos de traición en mi contra  los he  convertido en más afecto, devoción y apego hacia mis leales amigas y amigos, a los cuales les he    profundizado  querer,  predilección  y total inclinación.
25.- Al traidor no le guardo rencor alguno,   porque estoy educado para dar cariño, y no sé odiar a quien ha ocupado un espacio de afecto, gratitud en mi corazón, aunque después  me traicione; sólo le ignoro. El resentimiento, la inquina y la tirria, como taras que dañan,  no están en mi mente porque  no alimentan el alma.
26.- De los traidores me he olvidado; los he eliminado, borrado, desprendido de mi cerebro; de ellos procuro retener sólo su  despreciable acto de  traición, para recordarme que con  personas de su calaña no debo establecer ningún tipo de relación,  porque generan mala cizaña, discordia y contaminan la palabra amistad.
27.-  Luego de la traición y el decaimiento que ella me produce,  procedo a  levantarme con más fe y bríos para continuar la vida normal; me dispongo liberarme de los pesares,  prepararme  para no ser  nuevamente víctima de la traición; procuro no preocuparme ni sentirme  inquieto; olvido las mortificaciones y aflicciones; condiciono mi mente para estar despreocupado y tranquilo, libre en lo absoluto.
28.- Una vez salgo del tormento que me produce la traición, me armo para valorar más  y más a los amigos y amigas que me quedan; les veo en relieve, me lucen prominentes, llenos de grandeza. Siento que cada uno de ellos es, algo así, como un trofeo, un premio; me hago de cuenta que son victorias, logros que he alcanzado por conservarlos como camaradas puros.
29.- Luego de la perturbación que me produce el descubrimiento de la traición, aparece en mí  la tranquilidad espiritual. Se recompone el estado de ánimo estropeado  por el traidor;  logro restaurar la alegría y templar la voluntad debilitada.
30.- Luego de ser víctima de  la traición, a los leales amigos  y amigas les veo como una especie de consuelo, un  alivio después  del golpe,  lo que llega a fortalecer  mi  ánimo golpeado por el traidor; el aliento que hacía falta para vencer el desánimo.
31.- La traición me  lesiona, pero me trae  algo positivo: me  acerca más a los leales  amigos y amigas; me permite fortalecer  la armonía con ellos y  consolidar  los afectos; motivarme  más a la  afinidad e impulsarme a refrescar la perseverancia hacía las amigas y amigos  sinceros; entregarles más  mi  lealtad,  para que los vínculos afectivos  sean más nítidos, logrando así  aislar  cualquier disonancia;  todo con el fin de robustecer, afianzar  los vínculos de amistad.
32.- No obstante haber sido  víctima de la traición  de individuos a los cuales consideraba la prolongación  de mi persona, no he perdido el sentido de creer en la amistad, la camaradería y la confraternidad, acompañándola siempre del trato afectuoso, afable y franco.
33.- Finalmente, en lo adelante para mí todo será paz, la misma que desapareció al conocer de  la traición; la serenidad y el sosiego toman su imperio;  mi  alma disfrutará  quietud, ya no existirá  aturdimiento,   me sentiré imperturbable, como antes de descubrir que a quien toda mi vida creí era mi amigo, resultó ser un vulgar  traidor, resentido y envidioso.

Santiago de los Caballeros,
20 de julio de 2015.


sábado, 18 de julio de 2015

El uso de la arroba (@) como signo lingüístico


Domingo Caba Ramos
Domingo Caba Ramos
Domingo Caba Ramos 

En su reacción contra el valor genérico que en español posee el  masculino, e impedir así la supuesta discriminación de la mujer en el discurso, el movimiento feminista ha propuesto numerosas estrategias, una de las cuales consiste en  recurrir a dobletes genéricos que se refieran a los dos sexos: los/las, todos y todas, maestros y maestras, los profesores y las profesoras y viceversa, los niños y las niñas o viceversa, los alumnos y las alumnas o viceversa, los ciudadanos y las ciudadanas o viceversa, etc.
   
En vista del alto grado de pesadez, monotonía y carencia de elegancia de los muy tormentosos y engorrosos desdoblamientos, los defensores del antisexismo lingüístico  han puesto  de moda, para evitarlos,  el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, por entender, erróneamente, que dicho signo incluye en su trazo las vocales a y o: es@s niñ@s. También el uso de las barras: las/los; nuestro/nuestra

Conviene aclarar, en tal sentido,  que la @ es un símbolo de masa, no un signo lingüístico, razón por la cual  se reputa como un recurso desacertado o carente de valor gramatical  cuando se emplea para integrar en una misma palabra los dos géneros gramaticales: apreciad@s amig@s; pero además de su esencia no lingüística, en ocasiones este recurso, la @,   no siempre resulta aplicable por cuanto transgrede las normas de la concordancia. Es lo que sucede en la secuencia  “en el día del niñ@”,  toda vez que del es un artículo contracto que se refiere solo al masculino y, en consecuencia, nunca podría ser antepuesto a un nombre femenino. Aparte de todo esto, dicho símbolo resulta impronunciable, vale decir, solo es posible aplicarlo en el discurso escrito, no así, en la expresión oral
   
Más explícito es lo que al respecto se establece en el Diccionario panhispánico de dudas:
   
«Para evitar las engorrosas repeticiones a que da lugar la reciente e innecesaria costumbre de hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y ciudadanas, etc.), ha comenzado a usarse en carteles y circulares el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, ya que este signo parece incluir en su trazo las vocales a y o: *l@s niñ@s. Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello, su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en *Día del niñ@, donde la contracción del solo es válida para el masculino niño» (Pág. 312)
   
El contenido de  la cita precedente es bastante explícito. En tal virtud,  nada hay que agregarle de manera adicional.  Desde el punto lingüístico, entendemos, todo está expresado en lo que al tema respecta.

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