Sociedad de Santiago presenta este jueves propuesta para enfrentar delincuencia

SANTIAGO.-La sociedad de Santiago asume este jueves uno de las iniciativas más importantes en la lucha contra la delincuencia y hechos de violencia que registra este municipio y localidades de la provincia al firmar el Compromiso Santiago por la Seguridad ciudadana que involucra a todas las instituciones sociales, profesionales y comunitarias.

El acto para la firma del compromiso está pautado para las seis de la tarde de este jueves en el auditórium del Centro León.
 
Un conjunto de entidades empresariales, gubernamentales y la sociedad civil, encabezada por la ACIS, APEDI y Fundación Vanessa, promueven la proclama que se hará pública esta tarde.

Al establecer el Compromiso de hoy las instituciones plasmaran en un documento su propuesta para enfrentar la delincuencia que tanto luto y dolor lleva a las familias dominicana.

Este jueves se conformará el Consejo para la Seguridad de Santiago con una proclama sobre la situación de violencia que sacude al municipio y la provincia.
  
Se recuerda que en la pasada rueda de prensa para anunciar la actividad, dijeron que esta declaración es el fruto  de un proceso  incluyente, participativo y transparente que se  ha estado realizando desde el mes de abril del 2015”, expuso.

Un grupo de 56 instituciones  empresariales, de la sociedad civil y gubernamental se han unido en el objetivo de proponer soluciones a la situación de inseguridad ciudadana que vive y percibe Santiago.
  
Las entidades de Santiago representadas en la firma de este compromiso por la seguridad está, ACIS y Fundación Vanessa, Apedi, Infotep, Plan Estratégico, Policías municipales, Santiago Somos Todos,  Cienfuegos, Codusur, Alianza Cibao, Bloque de Juntas de Vecinos, Clínicas del Cibao y otras.

Sectores de Santiago siguen protestas en contra delincuencia

Ney Santana 

SANTIAGO.-El desbordamiento de la delincuencia que se registra en Santiago, con su secuela de robos, asaltos y crímenes ha generado la protesta de diversos sectores y cientos de estudiantes y dirigentes comunitarios de la zona sur se movilizaron por diferentes calles pidieron la intervención de las autoridades correspondientes, a los fines de detener ese flagelo.
      
Sacerdotes, estudiantes y grupos comunitarios participaron en la caminata que, sirvió para reclamar justicia por la muerte del un estudiante de medicina Cristian Almonte y de un recién graduado de ingeniero, Luis Medrano Reyes.
    
Los universitarios fueron ultimados a tiros para despojarlos de sus respectivos teléfonos celulares.
    
Estudiantes de medicina y arquitectura de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA)  y los integrantes del denominado Bloque de Organizaciones Comunitarias de la zona sur, exigieron de las autoridades mayores acciones para hacer frente a la inseguridad.
    
Michael Guzmán, amigo del estudiante de medicina que mataron en el atraco, Cristian Almonte,  dijo que los universitarios son los más afectados por lo ola de atracos que afecta el sector Villa Olímpica.
    
La marcha partió desde el local del Colegio Dominicano de Periodistas y concluyó con la entrega de un documento en la gobernación provincial.
    
El sacerdote Javier Báez, quien recientemente encabezó una multitudinaria caminata por la muerte de la adolescente Nicole Valdez, asesinada cuando salía de comprar una cena para sus familiares, dijo que hace tiempo que Santiago, como ciudad debió ser intervenida.
     

Paradigma de maestros

Cuando Jesús se despidió de los suyos, les pidió ir por el mundo a enseñar lo que, a su vez, Él les había enseñado. No los alfabetizó. No les enseñó ciencias. En cambio, despertó sus mentes por la fe. Por ello, les insufló sabiduría.

Les mostró, además, el camino de creer en Dios para alcanzar el objetivo de vida. Y sobre todo, les mostró un camino nuevo basado en lo que denominó el gran mandamiento, una especie de resumen del decálogo que Moisés dejara esculpido en piedra, siglos atrás. Él esculpió el gran mandamiento en el corazón de los hombres y mujeres que lo siguieron a lo largo de tres años anteriores.

“Amad a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”.

¡Ah si los seres humanos adoptaran de verdad esta enseñanza! Tal vez muchas de las situaciones quejumbrosas vividas por las gentes, no ocurrirían. Y quizá, sólo quizá, el ser humano habría aprendido a ser feliz, que es el más pleno de todos los aprendizajes.
Pero tan breve mensaje con tan anchuroso contenido, no ha sido adoptado ni aprendido por los seres humanos. El Maestro, no obstante, lo sigue repitiendo. Lo que enseñó sigue divulgándose como la Buena Nueva, poco más de veinte siglos después.

 Efigie del maestro rural

Podía ser alto o bajo, delgado o grueso. Pero era siempre atildado en el vestir, moderado en las costumbres, comedido en el comportamiento, cortés en el trato con los alumnos o con los padres de éstos. Y era lector ávido. Se había acostumbrado a ello y la biblioteca ambulante le llevaba ejemplares de obras de autores famosos, principalmente de la colección Austral y temas propios de los procesos de la educación. Estaban destinados a satisfacer sus ansias de aprendizaje que no cesaba sino cuando cerraba los ojos por vez final. En una repisita colocada a espaldas del lugar en que se encontraba, tal vez junto a la pizarra, estaban los textos de los que enseñaba.
 
Al principio eran ediciones españolas, principalmente de Seix y Barral. Después esos textos fueron suplantados por aquellos escritos por la excelsa educadora que fue doña Aurora Tavárez Belliard. Más tarde, otros pedagogos criollos llenaron, junto a ella, el vacío de una textología dominicana.
 
A cambio de su entrega en la pequeña casita en la cual enseñaba, recibía con frecuencia las pruebas más fehacientes de la gratitud de sus discípulos. Un pollo amarrado a las patas con cordel de cabuya. Un racimo de plátanos. Un yaguacil de víveres blancos. Y sobre todo, el trato reverente de los muchachos a los cuales enseñaba los primeros conocimientos.

¿Quedan de estos maestros? ¡Quién sabe! Lo que es seguro es que ya no quedan de esos alumnos.

El Día del Maestro

El día que el calendario civil tenía reservado al reconocimiento a la obra magisterial era el último día de junio. Casi todas las escuelas, en todo el país, lo celebraban en aulas, pues ese día cesaba el año lectivo, sobre todo para el nivel de la educación básica. Porque los muchachos de la educación intermedia y los de la media que no obtuvieron calificaciones por encima de 70, y más que éstos, los que tuvieron calificaciones en rojo, se quedaban para las pruebas completivas y diferidas.
 
Eran quince días adicionales de repasos en el aula, con un profesorado atento a reforzar aquellos puntos del programa en los cuales los rezagados mostraron debilidad. Los que recibieron calificaciones por debajo de 60 y obtuvieron un promedio de año similar, permanecían en todo el mes de julio en el aula, pues sus siguientes exámenes habrían de administrarse en septiembre.
 
Pero aún estos últimos festejaban ese último día de junio, el Día del Maestro. Aunque fuera un vaso de cristal envuelto en papel celofán y un vistoso lazo, llevaban estos muchachos al agradecido maestro. Hoy, ¿se celebra?

¿Volverán esos años, esos maestros, esos alumnos, a la escuela dominicana?