Tercera entrega
B- El caso de Minerva Mirabal,
después de la fiesta de San Cristóbal.
Para que los jóvenes de hoy tengan una idea de lo que fue el régimen tiránico
de Trujillo, me voy a permitir tomar como referencia de su perversión lo que le
ocurrió con Minerva Mirabal, y cómo su actitud de seriedad, firmeza y
responsabilidad, la arrastró a ella y a la familia a la persecución y la
muerte.
24.- Como era su forma normal de actuar ante las jovencitas hermosas de la
época, Trujillo se había interesado en satisfacer sus pretensiones carnales con
Minerva Mirabal, y para tal fin organizó en San Cristóbal, la noche del 13 de
octubre de 1949, una fiesta con el fin de conquistarla. En el curso de la
celebración, mientras Minerva y Trujillo bailaban, éste le preguntó a Minerva
si ella tenía novio, a lo que Minerva había respondido no. Él le preguntó: “¿Y
a usted no le interesa mi política o no le gusta? La respuesta que Minerva le
dio a Trujillo fue: “No, no me gusta”. Entonces Trujillo le dijo: “¿Y si yo
mando mis seguidores a conquistarla?”. La respuesta de Minerva fue: “¿Y si yo
los conquisto a ellos?”.
25.- Luego de la citada conversación, Minerva y sus familiares que la
acompañaban, abandonaron el lugar del baile, sin despedirse del tirano y
todavía la fiesta en curso. Para el orgullo, engreimiento y soberbia de El
Jefe, esto constituía una ofensa imperdonable a su petulancia, endiosamiento,
machismo, narcisismo y megalomanía.
26.- Una vez Trujillo tuvo conocimiento de la partida de Minerva, llegó a
emberrenchinarse de tal forma que pateó de rabia, armó un escándalo, y a una
soberbia que desarmó al gobernador y al senador de Moca”, ambos presentes en la
festividad.
27.- En lo adelante, Trujillo puso en función su odio, concentró su perversidad
para fastidiar a Minerva, a su familia y relacionados.
28.- La formación de un ser humano despiadado estaba caracterizado en la forma
de Trujillo proceder ante cualquier opositor suyo; no distinguía entre
hombre o mujer, joven o anciano. Su actitud ceñuda, combinada con su
manifestada frialdad y desfachatez, hizo de él una persona capaz de descargar
sus resentimientos de la forma que le produjera la mayor alegría y
satisfacción, y a sus víctimas los peores tormentos.
29.- Trujillo demostró ser obsesionado en su práctica política contra todo
aquel a quien consideraba adverso a su régimen, y ante Minerva Mirabal,
procedió con una especie de manía prejuiciada, llevada a la acción compulsiva
del neurótico.
30.- Minerva buscó la forma de aplacar la ira, la persecución tenaz que
Trujillo tenía en contra de ella, pero nada impedía que el tirano persistiera
en su saña y rencor. Él sentía que había sido agraviado con la actitud valiente
y digna de Minerva.
31.- En su interés de tener la posibilidad de inscribirse en la universidad,
Minerva fue aconsejada en el sentido de que, aunque fuera en forma simulada,
pronunciara un discurso alabando a Trujillo y elogiando su obra de gobierno;
ella así lo hizo, participando como oradora en un mitin efectuado en Salcedo.
Pero el tirano no cedió en su inflexible terquedad y designios criminales
contra la joven que le había hecho saber que no todas las niñas de su época
estaban a su servicio y pretensiones libidinosas.
32.- La perenne idea criminal de Trujillo, no había forma de que atenuara su
alucinación enfermiza contra Minerva. Su ofuscación de hacerle la vida
imposible no tuvo límites; para él no hubo período alguno de sosiego, serenidad
ni tranquilidad en su afán de lesionarla.
33.- Aunque Minerva cumplió con la formalidad que se le imponía a todo estudiante
universitario de la época de dedicarle la tesis de grado a Trujillo, éste hizo
caso omiso a esa distinción proveniente de una adversaria de su política, y no
le expidió el exequátur para ejercer la profesión, ni tampoco le fueron
reconocidas sus sobresalientes méritos académicas.
34.- A la formación familiar, intelectual e ideológica de Minerva le repugnaba
cualquier halago, elogio o exaltación al régimen de Trujillo, y nada reducía ni
limitaría su actitud de censura, critica y total rechazo a la tiranía. Por la
cabeza de Minerva nunca pasó la idea de amigarse, reconciliarse ni camaradería
alguna con el trujillismo.
35.- La inteligencia de Minerva, le decía que debía actuar con suma lucidez
para no exasperar al tirano que se mantenía al acecho para al menor desliz
desencadenar acciones represivas contra ella y su familia. Por más comedida que
Minerva actuara, Trujillo la hostigaba con mayor insolencia; su arrogancia y
vanidad le hacían un hombre endiablado el cual desconocía el sentido de bondad,
su formación de energúmeno impedía que conociera la tolerancia y la calma.
36.- Después del desplante en la fiesta de San Cristóbal, el tirano no le dio
tregua a Minerva; se mantuvo en permanente beligerancia ante la imposibilidad
de conquistarla sentimental y políticamente.
37.- Aunque en el fondo de su alma Minerva no soportaba a Trujillo, ella
buscaba la forma de que él moderara su inquina y malquerencia. Así, por
ejemplo, a sugerencia de un amigo suyo, cuando Manolo y ella decidieron
contraer matrimonio, le cursó una invitación al tirano haciéndole partícipe de
la celebración del enlace matrimonial.
38.- A Trujillo no le calmó su ira contra Minerva el hecho que su madre le
visitara en el Palacio Nacional, y ante la pregunta de Trujillo de “Qué usted
quiere que yo haga con su hija”, la progenitora de Minerva, respondió: “ Yo soy
responsable de ella y me la llevo para mi casa”
39.- Ante Trujillo no valía ruego alguno, no aceptaba súplica; lo de él era la
exigencia; su acritud reflejaba su aspereza; en sus actuaciones nunca conoció
la benevolencia ni la dulzura. La amabilidad de la madre de Minerva no influyó
en Trujillo, quien con su sarcasmo, ligado con su mordacidad, enseñaba los
rasgos que marcaban su personalidad infame
40.- El padre de Minerva, conociendo la situación difícil en que se encontraba
su familia ante el régimen, y lo truculento que era Trujillo, para calmar la
ira permanente del tirano, luego de haber sido sometido a un tormentoso
interrogatorio, para que no quedara duda alguna de la sinceridad de sus
respuestas, le remitió una carta al gobernador de Moca, para esa época Antonio
de la Maza, en
la que daba su testimonio de adhesión al Jefe.
C.- El hostigamiento a Minerva
se extendió hasta Manolo
41.- La situación de hostigamiento contra Minerva y su familia, se extendió a
Manolo Tavárez Justo.
42.- Manolo Tavárez, desde antes de conocer a Minerva, ya estaba ubicado como
adversario de la tiranía de Trujillo, porque en el año 1946, había sido
militante de la
Juventud Democrática, organismo dependiente del Partido
Socialista Popular.
43.- Una vez Trujillo tuvo conocimiento de los amores de Minerva y Manolo,
lanzó su furia contra ambos, y procuró crear discordia entre ellos, haciéndole
saber a Minerva que estaba siendo víctima de su novio porque Manolo tenía una
novia.
44.- Pero Manolo, al igual que Minerva, simulaba no ser contrario a la tiranía;
para cuidarse y evitar estar en permanente conflicto con Trujillo, cubría la
realidad con la apariencia.
45.- En las cartas que Manolo enviaba a Minerva, se advertía la forma como le
decía que tenía que asistir a desfiles y concentraciones en honor a Trujillo, y
poner su vehículo a disposición de aquellos que quisieran asistir a las
actividades a favor del tirano.
46.- Trujillo procuraba acorralar a sus enemigos políticos sin importar la
posición activa o pasiva que exhibieran, y aunque las actividades políticas
estaban limitadas a las que se hacían a favor del trujillismo, el acoso era
llevado a cabo frente a todo aquel que se sospechara era desafecto al gobierno.
47.- La vida de Manolo, una vez fueron conocidos sus relaciones amorosas con
Minerva, fue de asedio total. Sus movimientos eran sometidos a vigilancia
absoluta por parte de los organismos represivos de Trujillo.
48.- La brusquedad de Trujillo no tuvo límites; su mentalidad perversa se
dirigía a mancillar honras sin distinguir entre hombre o mujer. Su voluntad
criminal la revelaba en cualquier circunstancia. Solamente se sintió bien ante
Minerva Mirabal, el día 25 de noviembre de 1960 cuando la asesinó en unión de
sus hermanas Patria y María Teresa, y de quien la acompañaba como conductor del
vehículo, Rufino de la Cruz.