CROM TV HD

NoSuchKey The specified key does not exist. url 628D3DA54D5BAE68 ZwoFtr4S/LjUbr+pchxEGfA8gbvRd1jdVsq6LbEhmpgFWePAS0CIEBhPV6QUl7ppnMa7r9Ai+Sw=

lunes, 28 de abril de 2014

Dominicana conmemora este 28 de abril otro aniversario de la Intervención Militar de 1965.


Al medio día del sábado 24 de abril de 1965, las guarniciones militares de los campamentos del Ejército Nacional 16 de Agosto y 27 de Febrero, orientadas por el entonces teniente coronel del G-2 (organización y entrenamiento) Miguel Hernando Ramírez, se sublevaron contra el gobierno de facto que presidía el triunviro Donald J. Read Cabral.
El inicio de la revuelta fue anunciado por el doctor José Francisco Peña Gómez en el programa Tribuna Democrática del Partido Revolucionario Dominicano que se transmitía todos los días de una a dos de la tarde por la emisora Radio Comercial.
Las fuerzas militares y policiales que respaldaron el gobierno de facto se mostraron incapaces de someter a los militares rebeldes. En las primeras horas de la mañana del 25 de abril, una de las unidades sublevadas, la que comandaba el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, penetró en el Palacio Nacional y destituyó el gobierno de facto. Una vez derrocado el Triunvirato, los militares rebeldes declararon vigente la Constitución de 1963 y aclamaron a Juan Bosch, que en esos momentos se encontraba exiliado en la vecina isla de Puerto Rico, como Presidente Constitucional de la República.
Los militares que derrocaron el gobierno de facto acordaron con los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano que, en tanto regresara el profesor Juan Bosch del exilio, el doctor Rafael Molina Ureña actuara como Presidente Provisional, en su calidad de Presidente de la restituida Cámara de Diputados.
Pero, los generales de San Isidro, a pesar de no haber puesto resistencia al derrocamiento del Triunvirato, continuaron manifestando su desacuerdo de que Juan Bosch volviera al poder y demandando la instalación de una Junta Militar que gobernara al país por un año y que, al término de su mandato convocara nuevas elecciones.
Ante la persistencia de los militares rebeldes de instalar a Juan Bosch en el poder, los generales acantonados en la Base Aérea de San Isidro y en el Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) desconocieron el gobierno de Molina Ureña y anunciaron al medio día del 25 de abril que al menos que los militares rebeldes y los políticos que los secundaban no abandonaran la idea de reponer al profesor Juan Bosch en el poder, los aviones de San Isidro bombardearían el Palacio Nacional. En efecto, alrededor de las 5 de la tarde de ese mismo día, aviones P-51 de la Fuerza Aérea Dominicana descargaron sus metrallas sobre la sede del Poder Ejecutivo.
El 26 de abril, temprano en la mañana, aviones P-51 y Vampiros de la Fuerza Aérea Dominicana comenzaron a bombardear el Palacio Nacional y los campamentos 27 de Febrero y 16 de Agosto. El bando constitucionalista contraatacaba utilizando cañones y ametralladoras antiaéreas. En la capital dominicana no había más que histeria y una espantosa carnicería. Aviones de caza y bombarderos de San Isidro disparaban sus ametralladoras y arrojaban sus bombas, causando graves daños a la población civil. Personas consideradas enemigas de la causa constitucionalista eran detenidas por las turbas y linchadas en plena calle. La situación era de muerte y de caos generalizado. Los agentes del orden público permanecían encerrados en sus recintos ofertando una neutralidad imposible de sostener. Ciudadanos extranjeros residentes clamaban antes sus respectivas representaciones diplomáticas su pronta salida del país.
Mientras tanto, la guerra civil tomó un nuevo giro, esta vez, favorable a las tropas de San Isidro: la Marina de Guerra, que hasta entonces había permanecido neutral, se inclinó a favor del bando wessinista. Alrededor de las 2 de la tarde de ese mismo día, unidades navales apostadas frente a las costas de la ciudad de Santo Domingo comenzaron a bombardear el Palacio Nacional, en aparente coordinación con los aviones de San Isidro. Un regimiento de tropas del Ejército al mando del general Montás Guerrero avanzó desde la ciudad de San Cristóbal hacia el Este con el propósito de atacar el flanco occidental de los constitucionalistas. La Policía Nacional entró de nuevo en acción deteniendo y atropellando civiles y ametrallando las posiciones militares de los sublevados. Al atardecer de ese día, todavía caían sobre la ciudad de Santo Domingo proyectiles disparados desde barcos y aviones que parecían anunciar el principio del fin.
A los efectos deprimentes de los reveses y a la falta de confianza en la victoria que se irradiaba de la dirección política del bando constitucionalista, venían a sumarse los efectos desalentadores de los bombardeos que presagiaban la inminencia de una batalla casa por casa y de una lucha cuerpo a cuerpo. La línea divisora del frente de combate no existía. Se combatía en todos los sitios. En la tarde del 26 de abril, un tanque MX constitucionalista disparó contra el cuartel de la policía de la avenida Bolívar, muriendo en el acto todos los agentes que allí se encontraban. Dos compañías de artillería de los sublevados que venían conteniendo el avance de las tropas de San Isidro sobre el Puente Duarte fueron arrasadas por el fuego aéreo y de artillería pesada. Entre los distintos grupos que sostenían la lucha o por lo menos el contacto quedaba espacios que nadie vigilaba.
Creyendo que todo estaba perdido y que nada quedaba por defender, el presidente provisional Rafael Molina Ureña buscó refugio en la Embajada de Colombia. Cientos de militares constitucionalistas abandonaron sus armas y regresaron a sus hogares. La dirección política y la cúpula militar del bando constitucionalista quedaron así seriamente resquebrajadas. En el bando de los militares sublevados imperaba un gran desconcierto que solo suplía el entusiasmo y la fe en la victoria de los mejores hombres.
El 26 de abril en la noche, varios tanques de San Isidro habían cruzado el puente Duarte y establecido una cabeza de puente en la margen occidental de la ría Ozama. Parecía que ya nadie podía detenerlos. La noche de ese día, lo que quedaba del mando militar constitucionalista con el capitán de fragata Ramón Montes Arache y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó a la cabeza, decidieron defender las posiciones que todavía conservaban.
Los jefes militares rebeldes pasaron la noche del 26 de abril tomando contacto con las menguadas fuerzas existentes; impartiendo órdenes de organizar nuevas unidades de combate; designando nuevos mandos; situando las unidades militares mejores organizadas en los puestos de mayor peligro; y estableciendo un sistema de comunicaciones que permitiera una dirección de conjunto. A tiempo en que se adoptaban esas y otras medidas, a los combatientes constitucionalistas se les instaba a resistir sin ceder un solo palmo de terreno. La colaboración y la disposición a la lucha y al sacrificio no tardaron en manifestarse. Las tropas constitucionalistas de nuevo estuvieron dispuesta para el combate.
Al amanecer del día 27, las tropas de San Isidro se encontraban concentradas en la margen occidental de la ría Ozama dispuestas a asaltar las posiciones constitucionalistas. Para ello, los generales de San Isidro contaban con un grupo de blindados; una compañía de infantería; una de artillería; y el apoyo de unidades navales y de aviones bombarderos y de caza. Los estrategas militares del bando wessinista pensaban que ello era más que suficiente para acabar de una vez por todas con la resistencia de los militares constitucionalistas.
La radio de San Isidro se pasó la noche anterior radiando llamados a la rendición, en los que se les pedía a los oficiales rebeldes que abandonaran la lucha y que se presentaran al comando wessinista más cercano.
El mando constitucionalista contaba con escasos medios para contener la maniobra que intentaban los generales de San Isidro. Era que taponar la dirección de ataque no bastaba. Más importante que la creación de una línea de resistencia era aprovechar la reacción moral advertida en los soldados y en las gentes para exigirles una resistencia a ultranza donde el ataque tuviera lugar. Era ésta lo único que podía darle solidez a las maniobras de defensa de las posiciones constitucionalistas y de frenar el avance hacia la ciudad de Santo Domingo de los tanques y de las tropas de San Isidro.
Esa fórmula, como maniobra táctica, podía parecer tan vaga como ilusoria; pero, era la única que podía emplearse para explotar la fuerza de un pequeño cuerpo de ejército y el heroísmo de una plebe insurrecta dispuesta a batirse hasta el final.
Las tropas de San Isidro iniciaron el ataque temprano en la mañana. No cesaron de atacar. Ataques insistentemente reiterados con todas clases de medios: cañones, morteros, metrallas, bombas, disparadas por tropas a pie y desde aviones y barcos. Todos fueron rechazados por las fuerzas militares constitucionalistas que contraatacaban con éxito.
Después de horas de combates, las tropas de San Isidro se retiraron hacia la base de San Isidro. Allí, habían de permanecer a lo largo de todo el desarrollo de la guerra civil.
La mañana del 27 de abril, después de infligirles a las tropas de San Isidro una severa derrota en la batalla del puente, los constitucionalistas ganaron el completo dominio de la capital. Derrotadas las tropas de San Isidro, la resistencia de algunos cuarteles policiales quedó aplastada en cuestión de horas.
Temprano en la mañana, las tropas constitucionalistas se dispusieron a atacar el último bastión wessinista situado en el lado oeste de la ría Ozama: la Fortaleza. Por medio de altavoces, en medio de un ataque con fuego de artillería pesada, los militares rebeldes instaban a los policías encerrados en el fortín a rendirse. En el interior de la Fortaleza, el jefe policial que comandaba ese recinto, aunque confiado, no tenía ningún plan de acción concertado con los demás cuarteles policiales, los cuales, por demás, ya habían caído en manos de los constitucionalistas. Cerca del mediodía, los policías sitiados enarbolaron una bandera blanca en señal de rendición. Los constitucionalistas eran dueños de la situación.
Mientras ocurrían esos y otros acontecimientos, dirigentes de partido de derecha y personas ligadas a la Embajada de los Estados Unidos le comunicaron al embajador estadounidense acreditado en Santo Domingo que las tropas regulares no estaban en capacidad de detener el empuje de las tropas rebeldes, solicitando del mismo los medios necesarios para la protección de sus intereses.
A las 3 de la tarde del 28 de abril, el presidente de los Estados Unidos, Lindon B. Jonson, recibía en su despacho de la Casa Blanca un telegrama de su embajador en la República Dominicana informándole que la situación en Santo Domingo se encontraba fuera del control de las autoridades y que las fuerzas del orden ya no estaban en capacidad para garantizar la vida y los bienes de los ciudadanos. A las 7 de la noche de ese mismo día, el mandatario estadounidense anunciaba desde Washington que le había ordenado a su secretario de la Defensa disponer de las tropas que fueran necesarias para salvaguardar la vida de los cientos de ciudadanos norteamericanos que residían o se encontraban de visita en la República Dominicana, de suerte que fueran escoltados con seguridad a su regreso a los Estados Unidos. A esa misma hora, una fuerza de tarea compuesta por 42 unidades navales con el portaviones Boxer como buque madre se dirigía a toda máquina rumbo a la República Dominicana.
A las 6 PM del 28 de abril, el comandante James Robert Allinghham Junior, comandante de una de las unidades de desembarco, observó como aparecía la señal de ¨ cercanos a la costa, preparados para desembarcar ¨ Era que la República Dominicana iba a ser intervenida por segunda vez en menos de un siglo por fuerzas de la infantería de marina de la Armada norteamericana.
Al recrear en estas líneas ciertos episodios de la Revolución de Abril este
redactor no lo hace movido por el rencor, sino por un sentimiento de justicia hacia el pueblo dominicano. Al leerlas, es posible que sus lectores duden de la eficacia de unas acciones militares que culminaron con una intervención extranjera y que dejaron un saldo de más de 3 mil muertos. Sin embargo, la verdad tremenda de haber perdido no mengua en nada el sacrificio de los que cayeron. Por el contrario, lo realza y lo convierte en lección perenne. Su efecto moral sobrevive igualmente a la victoria o a la derrota.

Francisco proclama santos a dos papas


Francisco proclama santos a dos papas
ampliar foto
Fuente Externa 

Roma, 27 abr (PL).-La iglesia católica sumó ayer dos nuevos santos a sus altares con la canonización de los papas Juan Pablo II y Juan XXIII en una ceremonia inédita en los más de dos mil años de existencia de esa institución.

El papa Francisco declaró santos a los dos pontífices en la Plaza de San Pedro del Vaticano con la participación también del papa emérito Benedicto XVI, hecho sin precedentes y difícilmente repetible.

Cientos de miles de feligreses llegados de todo el mundo desbordaron la plaza para presenciar la ceremonia, al inicio de la cual el papa Francisco declaró santos a los dos pontífices.

Los declaramos santos y los inscribimos en el libro de los santos y pedimos sean honrados en toda la iglesia con la dignidad de santos, expresó Francisco.

San Juan XXIII y San Juan Pablo II quedaron así inscriptos como santos en un acto histórico que se estima pudo ser visto por más de dos mil millones de personas en todo el mundo.

Desde horas tempranas la multitud llenó el espacio apenas una hora después de que se permitiera la entrada a la plaza, en la cual estuvieron presentes también 98 delegaciones oficiales y 24 jefes de Estado, junto a unos 150 cardenales y un millar de obispos.

El fervor religioso convirtió a Roma en una ciudad multicolor con profusión de banderas de las naciones desde las cuales llegaron peregrinos de todas las latitudes.

Primera Dama pide al Papa visitar RD

La primera dama, Cándida Montilla de Medina, pidió este domingo al papa Francisco, incluir a la República Dominicana en sus visitas.
   
De acuerdo a su cuenta de Twitter, en la que Montilla de Medina publica una foto junto al papa Francisco, ésta hizo la solicitud luego de que el pontífice  concluyera la misa de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

Según lo publicado en la red social, a la solicitud de la Primera Dama de visitar nuestro país, el papa Francisco respondió: "Vamos a ver, vamos a ver..., ora por mí y a tu pueblo también que ore por mí", pidió el papa Francisco a Cándida Montilla".
   
La misa de canonización contó hoy con la presencia de un total de 93 delegaciones de todo el mundo, de ellas diecisiete procedentes de estados latinoamericanos.
"Es un honor presidir la delegación dominicana en este encuentro histórico", manifestó Montilla de Medina.
   
 "He cumplido con la misión encomendada por mi esposo, el Pdte. @DaniloMedina, de expresar sinceros votos por la prosperidad de la Santa Sede y ventura personal de su santidad", agregó.

sábado, 26 de abril de 2014

La revolución del 65, una gesta histórica que cambió a RD


La revolución del 65, una gesta histórica que cambió a RD
ampliar foto
En la gráfica se observan varios aspectos de la Guerra de Abril.
Nereyda Féliz 

 SANTIAGO.-La Guerra Civil Dominicana, también conocida como Guerra de Abril, Revolución del 65, o simplemente Revolución de Abril, constituye uno de los hechos más relevantes en la historia de la República Dominicana.

El conflicto se inicia cuando un grupo de oficiales jóvenes del ejército y la policía se propone restaurar el gobierno constitucional del presidente Juan Bosch, derrocado en Septiembre de 1963, primer gobierno elegido democráticamente en las urnas tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo. El derrocamiento fue ejecutado por las Fuerzas Armadas Dominicanas. El conflicto provocó la intervención de los Estados Unidos en el país con el pretexto de evitar el establecimiento de otro gobierno comunista en el hemisferio occidental.

Antecedentes

Después del ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, ocurrida el 30 de mayo de 1961. En la República Dominicana fueron convocadas las primeras elecciones libres en fecha 20 de diciembre de 1962. En ese certamen electoral resultó electo el profesor Juan Bosch con un 58.7% de los votos; por lo que fue el primer presidente elegido democráticamente en cuarenta años.
   
Bosch tomó posesión el 27 de Febrero de 1963 y, desde el primer momento quiso establecer cuatro prioridades fundamentales para su gobierno: el respeto pleno a la independencia de los tres Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial; el respeto pleno a los derechos civiles y políticos de todos los ciudadanos; el respeto pleno a la utilización honrada y eficiente de los poderes y fondos públicos; y el respeto pleno a un régimen de igualdad de oportunidades para todos.
   
Ese mismo año, se redactó la Constitución del 1963, reconocida como la más liberal de la historia dominicana. Ésta establecía, entre otros derechos individuales y sociales; la libertad de expresión, la libertad política, que los trabajadores el derecho de los proletariados a recibir beneficios de parte de las empresas donde trabajaban, el derecho a una vivienda propia, igualdad para los hijos naturales y legítimos, además el retorno de los disidentes políticos y exiliados.
  
 No obstante, porque el profesor Juan Bosch fue un presidente que creía en la dignidad y en el derecho que tenía el pueblo dominicano de vivir y desarrollarse en una democracia con libertades humanas y de haber dado inicio a una gestión gubernativa de incuestionable honestidad, la gran mayoría de los sectores conservadores y pro-norteamericanos le acusaron de comunista. Sorpresivamente, las Fuerzas Armadas ejecutaron un Golpe de Estado en la madrugada del 25 de septiembre de 1963, estimulado y apoyado desde el exterior, y que fue encabezado por el general Elías Wessin y Wessin.

El Golpe de Estado

El partido Unión Cívica Nacional y los demás partidos minoritarios, fuertes opositores del gobierno democrático de Bosch, no estaban de acuerdo con los principios e ideales de adecentamiento y reforma de la nación dominicana, por lo que siguieron conspirando contra del gobierno recientemente elegido.

Guido D. Alessandro, dirigente del Partido Revolucionario Social-Cristiano, denunció que la profesora Leydi Esther [cita requerida] se negó a firmar un documento elaborado por el presidente venezolano Rómulo Betancourt y otros líderes extranjeros. Dicha denuncia fue una estrategia política tomada como punto de partida por un movimiento llamado Acción Dominicana Independiente (ADI) para atacar el gobierno de Bosch. Los cívicos y la ADI presidida por el Dr. José Andrés Aybar Castellanos aprovecharon la ausencia del profesor Juan Bosch (del 14/09/1963 hasta 18/09/1963) para aumentar las actividades de sublevación contra el gobierno.
   
Algunos días luego de regreso del presidente, el Golpe de Estado se efectuó. El 25 de Septiembre de 1963, cuando el presidente ordenó la destitución del coronel Wessin y Wessin de la Fuerza Aérea, y la misma fue rechazada por el alto mando de militares, el profesor debió destituirlos también.
   
Ante tal actitud de desobediencia, el profesor Juan Bosch amenazó con renunciar ante el Congreso, pero los mandos militares se opusieron. En la madrugada asaltaron el Palacio Nacional y en horas de la mañana, difundieron la noticia del derrocamiento del profesor Bosch, y la puesta en vigencia de la Constitución del 17 de Septiembre de 1962, constituyendo un golpe a la democracia y un retroceso del derecho constitucional.
El profesor Bosch sale exiliado a la isla de Puerto Rico. Las Fuerzas Armadas juramentaron un Triunvirato civil luego de firmado un acuerdo con los partidos que resultaron perdedores de las elecciones.

El triunvirato
Los Miembros del Triunvirato fueron: Emilio de los Santos (presidente), Ramón Tapia Espinal y Manuel Taváres Espaillat.

Sublevación del 14 de Junio. El 29 de septiembre se rebeló contra el triunvirato el grupo denominado Movimiento Revolucionario 14 de junio los cuales declararon la guerra abierta, pero el 21 de diciembre fueron asesinados la mayoría de sus líderes y miembros entre lo que figura Manuel Aurelio Taváres Justo (Manolo, principal líder).

Este crimen consternó el pueblo tanto así que el Dr. Emilio de los Santos renunció a la presidencia del triunvirato.

Segundo Triunvirato ,Tras la renuncia del Doctor Emilio de los Santos de la presidencia del triunvirato el Dr. Donald Reid Cabral asume la presidencia.

Durante esta gestión el país entró en una crisis económica en la que tuvo que firmar con el Fondo Monetario Internacional con lo que se buscaba una solución pero se convirtió en un motivo de revueltas populares y un aumento en la corrupción de los administradores públicos.

La deuda del país era de 11 millones de dólares y al caer el triunvirato estaba en 150 millones de dólares. Este triunvirato sólo pudo mantenerse en el poder gracias al apoyo de los Estados Unidos, la iglesia católica y los generales trujillistas a los que les dio diferentes privilegios extraordinarios tales como abrir cantinas para vender productos de contrabando traídos en aviones de la fuerza aérea.

La situación que imperó tras el resurgimiento de las raíces del partido dominicano trujillista provocó que el doctor Joaquín Balaguer, quien había fundado el Partido Reformista Social Dominicano (PRSC) en nueva york y el profesor Juan Bosch se unieran en un acuerdo firmado en Río Piedras, Puerto Rico, en la que acordaban unir fuerzas para derrocar el Triunvirato.

Esta unión causó debilidad en el triunvirato a los que se les sumó diferentes situaciones en la que dicha alianza tuvo influencia, generado las constantes huelgas por parte de los trabajadores en las empresas estatales y en el paro de los chóferes del transporte público.

Esto obligó a que el Triunvirato mantuviese a la policía en la calle para aplacar los disturbios y arrestar a los dirigentes sindicales, políticos y estudiantiles.

Reid Cabral, buscando apaciguar el pueblo, abrió las elecciones para septiembre de 1965 pero sin la participación del Prof. Bosch y el Dr. Balaguer, líderes de los dos partidos mayoritarios. Reid pensaba que podría ganarle con el apoyo de una parte del PRD que creía, que la crisis se podría solucionar con las elecciones.

El Profesor Bosch siguió organizando las conspiraciones contra el triunvirato desde Puerto Rico con el apoyo de los sindicatos y grupos estudiantiles, a los que se le sumó el grupo de militares que estaban descontento por el mal trato de los superiores, que estaban beneficiados por el triunvirato.

El sábado 24 del mes de abril del 1965 se sublevaron los campamentos militares 16 de agosto y 27 de febrero dando el golpe de estado al triunvirato y al gobierno de Donald Reid Cabral a quien nadie salió a defender mas fue respaldado por el partido del PRD y el pueblo que pedía el retorno del profesor Juan Bosch y la constitución del 1963.

Los militares obligaron al presidente del triunvirato a renunciar y juramentaron al Dr. Rafael Molina Ureña como presidente provisional de la República. Inmediatamente se anunció el retorno de la constitución del 1963 y el posible retorno del profesor Juan Bosch.
  
 La juramentación del Dr. Rafael Molina Ureña se hizo acorde con lo establecido en la constitución del 1963, que establecía que a falta del presidente, vicepresidente, presidente del senado, le correspondía al presidente de la cámara de diputados ocupar la presidencia de la República.

El teniente coronel Miguel Hernando Ramírez fue designado ministro de las Fuerzas Armadas; el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en interior y el señor Máximo Lovatón en relaciones exteriores.

El General Elías Wessin y Wessin se opuso inmediatamente a estas medidas e instruyó a sus tropas que bombardeasen el palacio nacional y que le ametrallasen a los llamados “constitucionalistas”.
   
El pueblo exigió que se le diese armas. Tan pronto como se las dieron, asaltaron todos los cuarteles que estaban opuestos a la constitución del 1963, lo cual dividió a la capital dominicana en dos partes: la de los Constitucionalistas y los de la CEFA que eran los del General Elías Wesin y Wessin.
  
Domingo 25 de abril, en las primeras horas de la mañana los militares constitucionalistas entran a la ciudad de Santo Domin-go y obligan a renunciar a Reid Cabral. El pueblo se lanza a las calles ocupando el Palacio Nacional en respaldo del contragolpe de estado. En la sede del Palacio Nacional un grupo de militares forma el “Comando Militar Revolu-cionario”, encabezados por los coroneles Vinicio A.     Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez Ramírez, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Eladio Ramírez Sánchez, que asume el poder a las 10:30 a.m.

Esa misma noche se traslada el poder a una autoridad civil, en la persona del Dr. Rafael Molina Ureña como presidente provisional y quien había sido el Presidente del Senado durante el Gobierno de Bosch. Momentos después, se anuncia el restablecimiento de la constitución del 1963 y el regreso del profesor Bosch ese mismo día desde Puerto Rico.
   
Sin embargo, en la base aérea de San Isidro, en el llamado Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) los generales Wessin y Wessin e Imbert Barrera se oponen al retorno de Bosch y al restablecimiento de la constitución de 1963. De inmediato, comienzan los bombardeos y los ametrallamientos aéreos al palacio presidencial y otras posiciones de los constitucionalistas.

Las organizaciones populares exigen que se le entreguen armas al pueblo, el cual ya se había volcado a celebrar el retorno de la institucionalidad al país.
Durante toda la mañana continuaron los bombardeos al Palacio Nacional y otras zonas de la ciudad. En la Base Militar de San Isidro, a 40 kilómetros de la ciudad capital, el general Elías Wessin y Wessin se mantiene firme preparando la entrada de sus tropas a Santo Domingo.

Martes 27 de Abril, la Marina de Guerra, hasta ese momento neutral en el conflicto, se une a las fuerzas de Wessin, y sus barcos bombardean al palacio presidencial donde se encontraba el Presidente Provisional, Rafael Molina Ureña. La fuerza aérea arrecia sus bombardeos contra la ciudad. Para contrarrestar los bombardeos, los constitucionalistas instruyen al pueblo a que ponga espejos encima de las casas para que los reflejos molesten a los aviones.

La presidencia provisional, emite un comunicado: “El Poder Ejecutivo hace de conocimiento público, que en virtud de haberse establecido la vigencia de la constitución del 63, que consagra en su artículo 66 la imposibilidad de expulsar del país a ningún dominicano, todos los nacionales que fueron arbitrariamente desterrados de la República, pueden regresar libremente al suelo patrio; se hace observar al ex presidente Joaquín Balaguer, que en esos momentos estaba exiliado, la posibilidad de retornar a la brevedad posible al país para hacerle compañía a su madre que ya estaba en su lecho de muerte”.

Ante la gravedad de la situación, el presidente provisional Rafael Molina Ureña y miembros del alto mando constitucionalista, entre los que se encontraban los coroneles Vinicio Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez, entre otros, y varios dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, se dirigen a la Embajada estadounidense para tratar de conseguir su mediación, para lograr un acuerdo con los militares de San Isidro. Luego de una acalorada discusión, el embajador estadounidense William Tapley Bennett[4] llama por teléfono a Caamaño, diciéndole que sólo falta él en la reunión; Caamaño respondió “Dígale a Wessin que detenga los bombardeos” pero él (Bennett), les dice a los constitucionalistas “Éste no es el momento de negociar, sino de rendirse de inmediato”.

El presidente interino Rafael Molina Ureña, renunció y procedió a asilarse en la embajada de Colombia. Igual camino siguieron otros dirigentes constitucionalistas. Cuando todos los oficiales militares salían del despacho del embajador estadounidense, el coronel Caamaño llegó y se detuvo en la puerta y le dijo: “Permítame decirle que seguiremos la lucha suceda lo que suceda”.

Al salir de la embajada ya las unidades del coronel Wessin, apostadas en la Base Aérea de San Isidro, avanzaban hacia el centro de la ciudad, por lo que intentaron usar el puente Juan Pablo Duarte, el único paso disponible en aquella época para cruzar el río Ozama. Caamaño, junto a otros colaboradores cercanos, se dirigió al puente. Continuará...

Cámara de Comercio y Producción de La Vega y Conep analizan panorama económico y empresarial para 2023

La Vega. La Cámara de Comercio y Producción de La Vega y el Consejo Nacional de Empresas Privadas (Conep) ven como esperanzador y optimista ...